El próximo jueves se cumplen tres años de su muerte, y sus cenizas, según consta en su testamento, debiesen estar esparcidas en algún lugar de la isla de Bali. Aún así nadie podría decir que David Bowie ha desaparecido del mapa. De hecho, desde aquel fatídico 10 de enero de 2016, la figura del británico no sólo sigue presente sino que se ha expandido, con un ritmo de lanzamientos y novedades que excede con creces la actividad promedio de cualquier artista vivo. De hecho, la discografía póstuma de sus últimos tres años superan con abundancia lo que él mismo editó en sus 15 años finales.

Si para el Budismo el tiempo físico no existe, para Bowie, fiel seguidor de esa doctrina, el final no se reduce a Blackstar, el disco que editó sólo dos días antes de su muerte (y en cuyas letras se pueden encontrar diversas pistas alusivas al tránsito de su autor hacia lo desconocido). Así, desde la publicación de aquel LP, el catálogo del llamado "Duque Blanco" se ha ampliado considerablemente con más de una decena de nuevos títulos, en su mayoría de material inédito o con versiones desconocidas de su cancionero.

A modo de recuento, la discografía post mortem de Bowie incluye el EP No plan (2017), con temas que el artista compuso durante las sesiones de Blackstar para su musical Lazarus (éste último, aún de gira en diversos países). También, la reedición de las bandas sonoras que éste creó para Laberinto y The man who fell to Earth, y cuatro discos en vivo: Live Nassau Coliseum '76, Cracked actor (Live Los Angeles '74), Welcome to the Blackout (Live London '78) y, recientemente, Glastonbury 2000, con la presentación que el músico realizó en el popular festival ese año.

El listado lo completan otros títulos lanzados para la pasada versión del Record Store Day, como un single que incluye la primera versión de "Let's dance" y el debut comercial del LP Bowie Now -que en 1977 se distribuyó en Estados Unidos sólo en copias promocionales- además de tres box sets de archivo ordenados cronológicamente, los que a su vez incluyen varios discos inéditos: Who can I be now? (1974-1976), A new career in a new town (1977-1982) y Loving the alien (1983-1988), publicado hace dos meses. Todos estos títulos no sólo dan cuenta de un catálogo casi inagotable, sino también de una planificación de años. De hecho, los box sets editados desde 2015 son parte de un proyecto mayor estructurado originalmente por el autor, quien habría dejado instrucciones precisas a sus colaboradores más cercanos para continuar con esa labor. "Una larga lista de nuevos lanzamientos que Bowie planificó antes de su muerte", contó una fuente cercana a la revista Newsweek, dividida por sus etapas creativas y con próximas novedades a la vista.

No fue lo único que el autor de Starman dejó estipulado antes del cáncer de hígado: ya en los 90, poco después de un período en Nueva York que casi lo lleva a la bancarrota, el británico traspasó su visión vanguardista y sentido de la anticipación al ámbito de las finanzas personales. Y por ende, a parte de la gestión de su patrimonio. En una revolucionaria jugada creó los "Bonos Bowie", vendiendo a una aseguradora una participación en su catálogo de música como inversión a diez años, cediendo así sus activos y asegurando el futuro de su viuda Imán y sus dos hijos, Alexandria y Duncan Jones.

Con todos estos antecedentes, los seguidores del músico esperan que su legado se siga expandiendo con otras obras que éste habría dejado planificadas. Según diversos medios, Bowie nunca pensó originalmente en Blackstar como su "canto del cisne" y tenía más proyectos. Entre éstos, un supuesto sucesor de Lazarus, de material que no alcanzo a salir en Blackstar e incluso de rarezas, como las sesiones que habría registrado junto a Queen.

Tres discos póstumos

Welcome to the Blackout

En vivo en Londres en 1978.

Loving the Alien (1983-1988)

Caja que recopila sus años 80.

Glastonbury 2000

Repasa su actuación en el festival inglés.