Los pasos por el cine de Carpenter comenzaron desde pequeño. Pese a que provenía de una familia ligada a la música, su pasión por el séptimo arte lo llevó a los 14 años a grabar sus primeros cortometrajes en 8 milímetros. Siempre ligados a temas fantásticas y terroríficos, y con tramas que involucraban a bestias colosales como Godzilla o historias de personas perdidas en el espacio. Una pasión que rozaba lo enfermizo, pero que permitió consagrarlo a temprana edad.

Aunque no terminó sus estudios formales en la Universidad del Sur de California, las clases con profesores ocasionales como Alfred Hitchcock y Orson Welles, quienes eran los ídolos de un joven cineasta, fueron la inspiración para arriesgarse por su cuenta.

Así, Carpenter abandonó la carrera de cine para realizar su ópera prima, Dark Star, una cinta inclasificable ambientada en el espacio que, tras cuatro años de grabación, logró llamar la atención de la crítica, sobretodo por su bajo presupuesto. Con ella demostró que el director podía hacer bastante con muy poco, largometrajae coescrito junto  Dan O'Bannon, quien años más tarde dio vida a Alien, el octavo pasajero.

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Pasaron cuatro años para que este director creara su obra maestra. Halloween, la historia de un psicópata que se fuga de un pisquiátrico y persigue a un grupo de jóvenes por simple placer. La realización fue concebida gracias al productor Irwin Yablans, quien se acercó a Carpenter con la idea de hacer un largometraje de terror que fuera barata y fácil de digerir para las audiencias, por lo que el nombre del joven director salía a la luz dada su reputación para trabajar con bajos presupuestos. En colaboración con Debra Hill, quien con el paso de los años se convirtió en una colaboradora habitual e imprescindible, grabarían esta cinta llena de secuencias de suspenso.

Halloween significó el debut en la pantalla grande de Jamie Lee Curtis, hija de Janet Leigh, quien fue protagonista de otro clásico del suspenso como es Psycho de Hitchcock.  Ella, dentro de la historia, tomó el rol de heroína, quien enfrenta a este sanguinario asesino, un personaje que gracias a una máscara destruida del capitán Kirk de Star Trek -que costó menos de un dólar- lograba aterrorizar gracias a que este ser no demuestra ninguna emoción al asesinar.  Una historia que logra atrapar a los espectadores, también necesitaba una banda sonora que transmitiera el terror. Carpenter con todos sus conocimientos, escribió la partitura de esta obra del cine.

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Aunque costó sólo 320.000 dólares, siendo casi la mitad del presupuesto utilizado solo en cámaras, este filme recaudó una suma cercana a los 65 millones en todo el mundo, convirtiéndose en una de las cintas independientes más exitosas de su época. El efecto Halloween permitió que comenzara la avalancha de imitaciones, entregando otros dantescos psicópatas que persiguen a adolescentes en el imaginario popular, siendo Carpenter el creador del súbgenero  'slasher'.

Pese a que sus secuelas no provocaron el mismo impacto, a más de cuatro décadas de su creación, esta película resultó fundacional para el género.