Los separan miles de kilómetros, pero por medio de una videollamada, todos entienden el reto: ¿qué tal si con los dedos se separan los cachetes y hacen una mueca exclamando "ahhh"? Ante la petición brotan las primeras risas y el grupo, que escuchaba con una mezcla de incredulidad y nervios, se relaja luego de cumplir la "prueba". La contraparte, ese hombre de múltiples colores en su ropa y cabello, que buena parte del mundo lo sigue imaginando como Robin Williams con nariz de payaso en la película de 1998, celebra y afirma: "creo que son nuestros".

Lo siguiente que les espera, eso sí, carga con otra dificultad: llegar al aeropuerto vestidos como payasos. Algunos cumplen la tarea con timidez, y otros derechamente han optado por llevar el disfraz en su bolso, evitando las miradas que puede suscitar aparecer en un lugar tan concurrido con una peluca, ropa ancha y colorida. Pero el viaje está pensado para que se expresen sin complejos y entren en contacto con desconocidos, por lo que tarde o temprano terminarán entregándose a los diferentes retos que surjan en su estadía en Guatemala, visitando a niños y enfermos como payasos. Una instancia donde no será una barrera infranqueable que se trate de veteranos de guerra de Estados Unidos, como pudo capturar la cámara de un chileno.

"Los dos primeros días ellos estaban bastante escépticos. Los relatos que escuché, y que quizás no están todos en pantalla, son terribles. Es gente a la que le cuesta mucho dormir, que tiene pesadillas constantemente", dice Esteban Rojas, el cineasta (ganador del Festival de Valdivia en 2000 con el corto Insomnia y autor del documental La experiencia Barriga, sobre el líder de Sexual Democracia) que acompañó y registró el viaje a Guatemala en 2016, como parte de una actividad que comenzó como un experimento: ¿cómo podría impactar en exsoldados que padecen estrés postraumático el clowning humanitario, que Patch Adams ha llevado a decenas de países?

La singular experiencia se encuentra retratada en el documental Clownvets, una pieza de poco menos una hora de duración -producida por Adams- donde el realizador local concreta varios objetivos, partiendo por acercar el trauma que afecta a quienes han ido a la guerra. Infierno en vida que, como cuenta el relato, lleva a que por día mueran más estadounidenses a través de suicidios que en la guerra.

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El director Esteban Rojas junto a Patch Adams en uno de los viajes que han realizado juntos.[/caption]

"Son tipos dañados, que probablemente mataron gente o vieron morir a sus compañeros, y presenciaron las cosas más atroces de la humanidad, que aquí se exponen y son vulnerables a algo que es lo opuesto. Es una suerte de rehabilitación y, a la inversa de una preparación para la guerra, un entrenamiento para ejercer el amor", afirma Rojas, para quien el clowning y Patch Adams resultaban familiar, desde antes que codirigiera un par de películas de género en Argentina (Post: la aventura completa y Cichonga).

En 2002, en su primer año como estudiante en la Escuela de Cine de Chile, conoció y estrechó lazos con Zag Adams, hijo del médico y activista social que también estudiaba allí. A partir de eso, explica, fue invitado por ambos a Camboya, en un viaje financiado por Angelina Jolie (próximo en fecha a que la actriz adoptara en ese país a su primer hijo, Maddox), donde él y Zag ejercieron como camarógrafos. Esa misma tarea se extendió por diversos países hasta 2006. "Eso cambió mi vida de manera brutal. Conocer a este grupo de gente y viajar con ellos por el mundo modificó completamente mi identidad".

Aunque junto a Zag existió en esos años la idea de realizar un documental o una serie documental sobre la labor de Patch Adams, el proyecto no prosperó. Clownvets, recalca, tampoco pretende ser el filme definitivo sobre su figura, pese a que hubo una versión más extensa donde "explorábamos toda la historia y complejidades de Patch". Al final, se prefirió fijar el ángulo en la historia de los veteranos que van a Guatemala, todos provenientes de Michigan y que fueron a Vietnam, Afganistán o Irak.

"Desde el principio la idea era ver el contraste de estos seres humanos tan profundamente dañados por la guerra y sus repercusiones, una vez que experimentan el clowning y se reconectan con esos valores que estaban absolutamente olvidados: el amor, la risa, la compasión, la conexión humana", detalla, junto con decir "para mí no era tan claro que el clowning era una experiencia bidireccional: no solamente afecta a la gente para la cual uno hace el clowning, sino también a los protagonistas, a los clowners en sí".

El debut mundial de la película será en marzo, en San José, California, como parte de una de las principales atracciones del festival Cinequest, junto a estrenos de cineastas como Terry Gilliam y Mike Leigh. Está confirmada la asistencia de Adams y el certamen ya definió que en esta edición será la película que reciba el premio Kaiser Permanente Thrive (galardón dirigido a la cinta más humana y edificante de la selección).