Conmocionada, llegó esa misma noche a la estación de policía para denunciar que su marido la había abusado sexualmente. Pero de parte de los uniformados había otra preocupación: encontrar la extremidad de su esposo. Una vez que un bombero la halló, la mujer fue al hospital donde estaban sometiendo a una cirugía a su cónyuge y reiteró que este la había "violado muchas veces". Entonces, mientras en el lugar un microcirujano y un urólogo lideraban la extensa operación, sus palabras tampoco encontraron respuesta. Y en seguida empezó el desfile de titulares, del tipo "Esposa violada se venga a rebanadas" o "El peor corte de un hombre".
Tuvo que pasar un cuarto de siglo para que Lorena Bobbitt pudiera tener la posibilidad de que su historia, blanco de bromas hasta el ridículo -y presente en la cultura pop, por medio de la película El club de la pelea, una novela de Philip Roth o una canción de Eminem-, fuera abordada en su real dimensión, lejos del radar de la cobertura amarillista. La serie documental Lorena, que debutó el viernes en la plataforma de streaming Amazon Prime Video, reconstruye y complejiza la mirada en torno a su caso y el de su marido de entonces, John Wayne Bobbitt, a quien le cortó el pene en 1993 con un cuchillo mientras dormía. Una historia que captó el interés del director Joshua Rofé y el cineasta Jordan Peele (ganador del Oscar por ¡Huye!), quien ejerce como productor, para desplegar aristas que empalman con los tiempos del MeToo.
La producción parte la misma noche del 23 de junio en 1993, en Manassas, Virginia. Y aunque en un inicio recurre a policías y criminólogos que estuvieron encima de los hechos en las primeras horas -consternados o sarcásticos por lo que vieron-, la serie no tarda en aportar nuevos antecedentes. Por ejemplo, en la casa que compartían había panfletos de campañas que alertaban sobre violación y violencia doméstica, y luego, antes de la mitad del primer capítulo, se retrocede unos años para hablar sobre algo que suena vigente: cifras disparadas de violaciones denunciadas y cometidas, juicios frustrantes para las víctimas, mediáticos casos de abuso sexual y la creación del primer refugio para mujeres golpeadas.
En cuatro capítulos hablan tanto Lorena como John Bobbitt, reconvertido años más tarde en celebridad y efímera estrella porno. En la actualidad él incluso se ríe del asunto - "tendría que escribir una buena comedia sobre eso", dice- e insiste con su primera versión: quería separarse de su mujer, pero ella lo habría atacado porque "se sintió herida". "Pensé que ella también estaría feliz de terminar el matrimonio, pero los hombres no entendemos a las mujeres", afirma al comienzo.
El juicio fue una delicia para la televisión, aunque no se permitieron cámaras. Por la legislación de Virginia, todo se redujo a los cinco días previos y el historial de abusos quedó afuera. Él fue declarado no culpable por abuso y violación, mientras que ella fue absuelta porque se consideró que se encontraba en un estado de "perturbación mental temporal". "Fue un circo que jamás olvidaré. Se salió de control", recuerda Lorena, quien fue cuestionada por especialistas que indicaban que no había señales físicas de violación y que su estado mental "no se correspondía con el de una víctima".