El rector de la UDP conoció, escribió y fue muy cercano al antipoeta. De hecho, Carlos Peña habló directamente con él sobre el proyecto de la fundación, de la que ahora forma parte. "Nicanor Parra, unas dos veces, pero especialmente en una ocasión en que conversamos largamente en su casa de La Reina, en presencia de Colombina, me manifestó el interés que tenía en preservar su obra que, en su opinión, incluía la casa de La Reina, la biblioteca, sus manuscritos y cuadernos. Le sugerí entonces crear una fundación cuyo propósito fuera ese, transfiriendo su patrimonio o parte de él, a ella. Esa era, le expliqué, la manera de asegurar que cuando él no estuviera su obra y el soporte de ella fuera preservado, algo que consideré entonces y sigo considerando todavía de la mayor importancia para la cultura. Nicanor Parra de algún modo se persuadió de ese camino y de ahí que confiriera, hasta donde sé, un mandato a Colombina para que llevara adelante ese propósito. No alcanzó a instituir la fundación él mismo, pero entregó ese encargo a Colombina y al margen de la cuestión legal ella entiende eso como un mandato moral. Creo que ese es el origen de mi participación que, sobra decir, es motivo de orgullo".

¿De qué modo espera aportar a la fundación?

Los directores de una fundación tienen como deber procurar que la voluntad del fundador (que en este caso, por lo que acabo de relatar, es el propio Nicanor Parra) se cumpla. Y eso es lo que yo pienso debemos hacer; aunque compatibilizando esa voluntad con los intereses de todos sus herederos. Estoy seguro que eso será posible. Confío que los intereses de todos puedan compatibilizarse con la voluntad de Nicanor Parra.

¿Qué piensa de la querella entre los herederos?

Pienso que hay formas -y estoy seguro que podrán encontrarse- de compatibilizar los intereses de cada uno de los herederos, con la voluntad inequívoca del propio Parra de preservar su obra. Nicanor fue consciente de la importancia de su voz y de lo que hizo y escribió, y pienso que es deber de todos ser fieles a su voluntad. Al margen de las vicisitudes legales, siempre complicadas, creo que todos estarán de acuerdo finalmente en algo: lo que aquí está en cuestión no es sólo una disputa (a veces inevitable) entre herederos. También está en medio de todo esto una cuestión que interesa a la cultura: preservar la obra de una de las voces más notables de la cultura chilena. Si estamos de acuerdo en eso, y creo que todos están de acuerdo, lo demás vendrá por añadidura.

Los hermanos mayores se oponen a la creación de la fundación. ¿Cómo puede resolverse esto?

Entiendo que ese litigio es entre la Municipalidad y algunos de los herederos. Desde el punto de vista técnico, la fundación es cesionaria de los derechos hereditarios de Colombina. Como esos derechos no recaen en ningún bien en particular sino que se trata de una cuota indeterminada, pienso que una salida a este litigio podría ser procurar que los bienes que interesa preservar se asignen de común acuerdo a la fundación. Eso permitiría que todos los herederos vieran satisfechos sus legítimos intereses y la voluntad de Nicanor sea preservada. En suma, fuere cual fuere el resultado de ese litigio, confío que él no impida ser fieles a la voluntad de Nicanor Parra.