Una vieja máxima, ya convertida en lugar común, asegura que muchas veces el éxito de una propuesta musical se debe a estar en el lugar exacto en el momento preciso. Como si por obra de la casualidad una banda pudiera saltar del garage a la atención masiva. En el caso del homónimo álbum debut de Weezer, hay mucho más que eso.
La placa salió al mercado en mayo de 1994, con los lamentos por la muerte de Kurt Cobain aún resonando. Su primer sencillo fue "Undone (the sweater song)", un tema que presentó algunas de las credenciales con que el cuarteto se ganó un espacio. Historias cotidianas planteadas por un grupo de nerds con quienes era imposible no conectar. A pesar de que el líder del grupo, Rivers Cuomo, aclaró: "El tema es básicamente retratar esa sensación que uno tiene cuando el tren se detiene y llega un hombre pequeño a golpearte la puerta, de hilarante tiene poco".
Los diálogos que se escuchan en el sencillo -grabados por el bajista Matt Sharp y un amigo- le daban un carácter relajado que el video, dirigido por Spike Jonze, consiguió replicar con una producción mínima. Eso sí, Sharp debió soportar que uno de los perros que aparece hacia el final del clip defecara en su pedalera.
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Las historias relatadas en las letras escritas por Rivers Cuomo toman algunos tópicos que ya se habían usado en el rock n' roll, pero él consiguió algo reservado a pocos: una relectura convincente y fresca. Por ejemplo, "No one else" presenta el relato de un chico celoso y posesivo con su novia, a diferencia del dramatismo con que Lennon lo hizo en "Jealous guy". "Quiero una chica que no se ría por nadie más/Cuando estoy fuera, pone su maquillaje en el estante", se escucha.
La siguiente canción, "The World Has Turned And Left Me Here" -compuesta por el baterista Patrick Wilson-, habla de una ruptura, por lo que fácilmente se puede interpretar como una continuación del relato anterior, reforzada por el trabajo de voces que la banda pulió en largos ensayos de repertorio de cuarteto, a fin de darle un cierto guiño retro. Y que muy bien aprovecharon en el video de "Buddy Holly" -otro de Jonze-, al recrear una popular sitcom de los setenta.
La clave del asunto es que Cuomo instaló una atractiva galería de personajes. A diferencia de los de Morrissey, él les da una esperanza basada en su propia marginalidad. Por ejemplo, en "In the garage", asume el punto de vista de un nerd. Con dados, juegos de rol y afiches de Kiss, es un himno a los sujetos tímidos que cultivan sus intereses en solitario.
Por su lado, "Surf wax america" es una relectura de las canciones de viaje en clave de punk rock, en que un tipo aburrido mete su tabla en un auto y sin más se larga a la costa. "Me estoy escapando porque odio la raza/ De ratas que corren alrededor del laberinto /Voy a surfear, ¡voy a surfear!".
Ese trabajo de letras marcó un contrapunto con los dilemas existenciales de las líricas de Nirvana, la oscuridad de NIN y la celebración de la cultura pop inglesa de Blur. Era aplicar la vieja fórmula con que alguna vez se definió Noel Gallagher: "Un fan haciendo canciones".
El sonido seco del disco era una revisión de la canción pop en clave de rock alternativo. Nirvana y los Pixies ya lo habían empezado, pero Weezer consiguió dar un paso más allá al avanzar sin los complejos de la ética indie que atormentaron a los grupos "grunge". En eso fue importante el trabajo del productor Ric Ocasek, líder de The Cars. "Trabajamos mucho las guitarras, ellos querían un sonido más crudo, pero finalmente esas notas alcanzaron un necesario toque pop. El tiempo me dio la razón. Pensamos mucho en lo divertidas y amigables que eran las canciones de los Beach Boys, sin llegar a perder el peso de la estructura original. Salió perfecto", detalló a NME.
Cuando el Blue Album llegó a los estantes de las tiendas de discos, las críticas celebraron el cariz novedoso del elepé. "Estos cuatro jóvenes sobrevivientes de las guerras de clubes de Los Ángeles pueden, sin duda, manejar la bendición mixta de un golpe de novedad. Rivers Cuomo es genial para dibujar viñetas (los juegos de Dungeons and Dragons y los carteles de Kiss que inspiran al desafortunado soñador de 'In the Garage'), y tener momentos de inspiración como el ritmo del vals de 'My Name Is Jonas' y el humor de líneas como: 'Me parezco a Buddy Holly / Eres Mary Tyler Moore'", escribió Paul Evans en Rolling Stone.
Con sus producciones posteriores, especialmente desde el año 2000, el grupo no logró consolidar propuestas igual de contundentes y pareció ahogarse en la búsqueda de sencillos rompedores que evocaban sus glorias de antaño. De alguna forma, el personaje cobró más importancia que la música. Pero no es casual que algunos de sus trabajos posteriores más celebrados -The green album y Everything Will Be Alright in the End- fuesen grabados junto a Ocasek. Esa sociedad generó los momentos de mayor soltura de Weezer. No en vano, en alguna publicación en sus redes, Rivers aseguró con su estilo grandilocuente: "Estuve escuchando el álbum azul durante un par de veces y, por Dios, la mierda es una obra maestra. El mejor álbum pop de todos los tiempos. Incluso superando a 'Is this it' de los Strokes".
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