Tainy, el protagonista de este capítulo
Está detrás de varios clásicos del reggaetón, así como de los discos con los que J Balvin y Bad Bunny lideran la invasión latina en el mundo. Hoy prepara su debut como solista, aunque siempre rodeado de estrellas.
Quién no se sabe este coro: "Ay, nuestro amor se acabó / Por mí, búscate otro hombre / Otro que te vuelva loca / Loca, loca, vete". Pertenece a una de las canciones vitales en la irrupción del reggaetón, "Noche de entierro (nuestro amor)", donde se juntan las voces de Daddy Yankee, Wisin & Yandel, Zion, Héctor el Father y Tonny Tun Tun. Ese hit venía en un disco imprescindible para la evolución del género, Más Flow: Los Benjamins de Luny Tunes, el dúo de productores detrás de ese evento cultural llamado "Gasolina", con el que Daddy Yankee puso a una nueva generación boricua en el mapa de la música urbana.
Entre todos los personajes que pasaron por el estudio de Luny Tunes durante la grabación de Más Flow: Los Benjamins, desde Don Omar y Tito el Bambino hasta Alexis & Fido y Arcángel, se encontraba un prodigioso adolescente, Marco Masís, descubierto y firmado por la dupla de Francisco Saldaña (Luny) y Víctor Cabrera (Tunes). Su talento para hacer beats en Fruity Loops le valió ser invitado coproducir el disco mientras aún iba al colegio. Asombrados por su aprendiz, Luny Tunes lo hicieron parte de su familia bautizándolo Tainy en alusión a las tiras cómicas de la Warner Bros. de las que ellos también sacaron su nombre.
La admiración por Masís se expandió rápidamente entre sus mayores. Wisin vio el futuro cuando, al pasar lista en "Noche de entierro (nuestro amor)", exclamó que Tainy sería "el protagonista de este capítulo". Lo decía en serio y tenía toda la razón. Trece años después, el escolar que le voló las cabezas a los íconos del reggaeton es hoy uno de los más cotizados productores de música urbana. De hecho, por estos días está presentando "I Can't Get Enough", un single con Selena Gomez, J Balvin y Benny Blanco. El último, un productor estadounidense ligado a nombres del calibre de Rihanna y Ed Sheeran.
A sus 29 años, Tainy acaba de firmar con Roc Nation, el sello discográfico fundado por el veterano rapero estadounidense Jay-Z, para sacar su primer disco en calidad de solista, aunque rodeado como siempre por un elenco estelar de colaboradores en las voces. Antes de publicarlo, a modo de entremés, planea editar un EP junto a Benny Blanco. Su ritmo de trabajo es tan intenso como el perreo que desata su música: viene desde 2005 poniendo su estampa en una serie ininterrumpida de éxitos, algunos de ellos ya clásicos del reggaeton como "Ella me levantó" de Daddy Yankee o "El teléfono" de Wisin & Yandel.
Por distintos territorios
La variedad ha sido la tónica en las producciones de Tainy. Si bien todos los temas que firma están adscritos al género urbano, un término tan cruel en su reduccionismo como útil para la conversación, la suma de su trabajo habla de un artista ecléctico que se mueve por distintos territorios musicales como política de carrera. Hace una década, millones bailaron "Abusadora" de Wisin & Yandel, fruto de su querencia por la labor del visionario Timbaland junto a Justin Timberlake. Ahora llega a más gente aún como uno de los artífices de "I Like It" de Cardi B, en la que desarrolla una sabrosa fusión de trap con boogaloo de los 60.
"I Like It" fue número uno en Estados Unidos, todo un hito para la música latina por tener como invitados, y disparando versos en español, a su coterráneo Bad Bunny y al colombiano J Balvin, dos de sus más cercanos asociados en la actualidad. Con ambos, Tainy concretó sus anhelos de expansión. En su disco Vibras, J Balvin es el principal beneficiario de los intentos de Masís por suavizar el reggaeton en pasadas colaboraciones con Romeo Santos y Arcángel. Asimismo, Bad Bunny, otro ecléctico, también se nutre su acervo en X 100pre, por lejos el más caleidoscópico disco de eso que los gringos llaman latin trap.
Como responsable de once de las catorce canciones de Vibras de J Balvin, elogiado en todos los idiomas, alimentó las ambiciones de universalidad de la música urbana hecha por latinos, todavía marginada en instancias como los Grammy, pese a ser un fenómeno mundial. También fue imprescindible su aporte de X 100pre, en el que potenció el hambre de aventura de Bad Bunny. Juntos diseñaron un disco que sale airoso de situaciones tan improbables como una reverencia a Blink-182 ("Tenemos que hablar") seguida de un synth-pop en la veta de "Sweet Harmony" de The Beloved ("Otra noche en Miami").
En una trayectoria marcada por la osadía y la creatividad, Tainy dibuja líneas que unen al reggaetón y al trap con muchas más tradiciones sonoras, sin límites ni imposiciones. En la recién lanzada colaboración de Sean Paul y J Balvin, "Contra la pared", hace que el reggaetón dialogue con su ancestro, el dancehall, para acomodarse con naturalidad al idiosincrático estilo del jamaiquino. Como parte de la vieja y de la nueva escuela, se encuentra en una posición privilegiada para seguir contándole al mundo la historia de la música latina.
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