Tania (Romina Escobar), Daniela (Paula Grinszpan) y Pedro (Luis Sodá) no encajan demasiado en el mundo común y silvestre. O, más bien, no encajan de la manera en que lo esperaría su entorno normalizado y conservador. Tania es una muchacha transexual que se redime profesional y personalmente en las noches, cuando ofrece sus shows. Daniela trabaja en un restaurante temático del viejo Oeste. Y Pedro. Bueno, de Pedro poco se sabe, ni siquiera su orientación sexual.
Seres solitarios y a la deriva, los tres tienen al menos la suerte de ser amigos inmemoriales, desde tiempos de infancia o colegio. Un día de aquellos, Tania recibe la noticia de la muerte de su abuela y decide ir al sur boscoso de Argentina. Ahí, junto a Daniela y Pedro, se enterará de labios de una vecina que su abuela dejó a una pareja como deudo. No es un viudo común y corriente: posee una gran cabeza, ojos que le cubren la mitad de la cara y cuerpo pequeño. Además, está algo moribundo, tiene piel violeta y reposa dentro de una especie de refrigerador. Es un extraterrestre, el último compañero de la anciana.
La trama de Breve historia del planeta verde (2019) se podría inscribir en el género de la ciencia ficción no solamente por el alienígena en cuestión, sino que por la noble utilización de los escenarios naturales: parecen casi sacados de otro planeta, ni siquiera de la Tierra del Fuego argentina donde estuvieron las locaciones originales. Todo el virtuosismo de la puesta en escena del cineasta y dramaturgo Santiago Loza (1971) sirve para sacar al espectador de la rutina del cine común y a la medida.
Estrenada en el Festival de Berlín 2019, Breve historia del planeta verde ganó en aquel encuentro el premio Teddy a la Mejor película, galardón que el encuentro berlinés reserva para los filmes que aborden historias LGBT+ (comunidades lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros y otras). Después de todo, el pequeño alien de la película parece estar tan abandonado como Tania, Daniela y Pedro.
El filme se exhibirá por primera vez en Chile mañana a las 20 horas en la inauguración de la cuarta edición del Amor Festival Internacional de Cine LGBT+ en Matucana 100. La cinta de Santiago Loza, conocido en Chile además por su obra teatral Un minuto feliz, obtuvo una Mención especial en el último Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (Bafici). De cierta manera, Breve historia de un planeta verde se mueve tan a contracorriente como Las hijas del fuego, de su compatriota Albertina Carri (1973), producción inclasificable, exhibida hace dos meses en Chile.
Junto a la cinta de Loza, el Amor Festival de Cine trae más de 30 filmes, que serán exhibidos en sedes de Santiago, Valparaíso y Antofagasta. La mayoría de las propuestas son del 2019 o 2018 y se han mostrado en festivales de importancia. La española Carmen y Lola (2018), por ejemplo, se estrenó el año pasado en la Quincena de Realizadores de Cannes y a principios del 2019 ganó los premios Goya a Mejor director novel (Arantxa Echevarría) y Mejor actriz de reparto (Carolina Yuste). Ambientada en Madrid, se trata de una cinta mucho más convencional y directa que Breve historia, aunque no por eso menos valiosa. Describe la relación entre las jóvenes Carmen (Rosy Rodríguez) y Lola (Zaira Romero), dos gitanas de hogares igualmente tradicionales, ambas feriantes, pero con aparentes diferentes intereses en la vida: Carmen se va a casar para seguir el mismo destino servil de su madre, abuela y antepasados femeninos; Lola, a contrapelo de sus padres, quiere estudiar y salirse del riel.
También en la Competencia internacional sobresale Rafiki (2018), largometraje de la cineasta keniana Wanuri Kahiu que el año pasado estuvo en la selección oficial de Cannes, dentro de Una Cierta Mirada. Prohibida en su país, donde las relaciones homosexuales son penadas por ley, la película se ambienta en Nairobi (Kenia) y buena parte de su puesta en escena es callejera, de la misma manera que Carmen y Lola. Es ahí donde se teje la relación entre Kena (Samantha Mugatsia) y Ziki (Sheila Munyiva), dos chicas que pertenecen a familias cuyos padres están en bandos políticos rivales.
A nivel documental, en la Competencia internacional sobresalen Mr. Leather (2019), filme del brasileño Daniel Nolasco que transcurre en Sao Paulo, y Un viaje en taxi (2019), cinta ambientada en Ciudad de México del singapurense Mak CK.
El Amor Festival Internacional de Cine LGBT+ también cuenta con las secciones Guerrilla, Rupturistas y Panorama Chileno. En esta última se dará el cortometraje Es la noche el desamparo (2018) de Iñaki Velásquez. La cinta describe una noche agitada y fuera de lo normal en la discoteca Blondie y es protagonizada por Daniela Vega, en su primera aparición en una producción chilena después de Una mujer fantástica.
Amor festival
Tres ciudades, seis sedes
En Santiago las sedes son Centro Arte Alameda, Cineteca Nacional, Matucana 100 y Corporación Cultural Recoleta. En Valparaíso, es Insomnia Teatro Condell. En Antofagasta es Cine Retornable.