Roberto Díaz (1960) dice que entre su infancia y la pubertad le tocó salir dos veces de Chile. La primera vez fue en 1966, cuando su padre Manuel Díaz ganó una beca Fullbright para estudiar viola con el destacado músico estadounidense William Primrose. La segunda oportunidad, en 1973, a papá Díaz le llegó otra oferta imposible de rechazar: integrar la Orquesta Sinfónica de Atlanta, una de las importante de Estados Unidos. 
Fue en la gran capital sureña del estado de Georgia donde Roberto Díaz creció y fue en medio de la cultura del país del norte donde  también fue modificando su acento. Hoy, con 59 años, Roberto Díaz habla en un fluido castellano que tiene cierto matiz "gringo", evidenciando una vida entera en ese país, donde ha llegado a estar en orquestas aún más importantes que las de su progenitor. 
Actualmente, como si hubiera escalado a la cúspide del Everest entre los instrumentos de cuerdas, Roberto Díaz dirige el Instituto Curtis de Filadelfia, una de las dos más grandes academias de música clásica en Estados Unidos junto a la Escuela Juilliard de Nueva York. Ahí también enseña viola, cátedra que antes impartió Joseph de Pasquale, el violista por 30 años de la Orquesta de Filadelfia, una de las llamadas "cinco grandes" orquestas de Estados Unidos (junto a la Filarmónica de Nueva York, Sinfónica de Boston, Sinfónica de Chicago y Orquesta de Cleveland). 
Roberto Díaz, que además integra el Diaz Trio, tiene una trayectoria de primera, destacando sus 20 años como viola principal de la Orquesta de Filadelfia, justo antes de asumir la dirección del Instituto Curtis. Por estos días está en Chile, donde ofrecerá mañana miércoles 26 de junio un concierto en el Teatro Municipal junto a la Filarmónica de Santiago a la 19 horas, bajo la dirección de Max Valdés. El jueves 27, por otro lado, tocará obras de Mozart, Schumann, Bruch y Daron Hagen con su grupo Curtis On Tour a la misma hora en el Municipal.   

La academia de Bernstein

El director de la institución de la que salieron en su momento músicos del calibre del director Leonard Bernstein, el pianista Lang Lang o el tenor Juan Diego Flórez conversó con Culto sobre sus presentaciones y su experiencia en el Curtis Institute.   

¿Qué tan importante para ustedes es interpretar a compositores contemporáneos, en este caso del estadounidense Daron Hagen (1961)?

Una de las misiones del programa Curtis on Tour es tocar música contemporánea. Tiene la misma importancia que interpretar las obras del pasado. Después de todo, las creaciones de Brahms o Mozart también fueron música contemporánea en su momento. .

¿A los músicos que vienen en esta oportunidad con usted en el Curtis on Tour (el pianista George Xiaoyuan Fu y la clarinetista Tania Villasuso), les gusta tocar obras de ahora?

Por supuesto. Y las tenemos que aprender los tres en conjunto. Ya he tocado muchas veces el Trío para clarinete, viola y piano "Kegelstatt" de Mozart, las Marchenerzählungen de Schumann o las Ocho piezas de Bruch, pero nunca he hecho Book of days de Daron hagen. Además, hay una línea común, pues Daron Hagen estudió con Leonard Bernstein, quien en su momento fue alumno del Curtis Institute  

¿Cómo definiría el sonido de la viola?

De todos los instrumentos, creo que el sonido de la viola es el más parecido al de la voz humana. Incluso viola en francés se dice alto, que es una de las tesituras de la voz femenina, la más baja.  La gente no está tan acostumbrada a escuchar este instrumento, pero cuando lo hacen quedan encantados. 

Usted lleva 13 años en la dirección del Instituto Curtis en Estados Unidos, ¿Qué define a esta academia de música?

La verdad es que necesitaría varios días para describir en detalle al Instituto Curtis. Puedo empezar diciendo que es una academia relativamente pequeña, con 175 alumnos y con 115 profesores. Esta es una proporción bastante única, que muestra bastante personalización a nivel de enseñanza. En viola, por ejemplo, hay 3 profesores para 13 estudiantes. Hay miembros de cuartetos de cuerdas, integrantes de orquestas, solistas, etcétera. Yo soy uno los profesores, por ejemplo. Cada estudiante toca para todos los profesores, lo que nos diferencia de otras instituciones donde los alumnos son dirigidos a veces por un sólo profesor. Acá no se viene a estudiar con una persona, se viene a estudiar el instrumento. 

Usted tocó en varias orquestas importantes de Estados Unidos, entre ellas la famosa Orquesta de Filadelfia, ¿Cómo recuerda esas experiencias? 

Bueno, he tenido suerte. Tuve la posibilidad de ser el primer viola en la Orquesta Nacional de Washington D.C., donde el conductor titular era nada menos que el gran chelista ruso Mstislav Rostropovich. También fui viola principal, claro, en la Orquesta de Filadelfia,donde me tocó estar con los maestros alemanes Wolfgang Sawallisch y Christoph Eschenbach. Y antes estuve en la Orquesta Sinfónica de Boston con el maestro japonés Seiji Ozawa y la Orquesta de Minnesota, donde alcancé a estar sólo un año, aunque bajo la dirección del conductor inglés Neville Marriner. Sin embargo, más allá de los directores titulares, a todas esas orquestas siempre llegaban los más grandes conductores del mundo. Uno nunca termina de aprender, ensayo tras ensayo, conversando con ellos, o estando junto a grandes solistas como los violinistas Anne-Sophie Mutter, Leonid Kavakos o Isaac Stern. Son nombres legendarios.

¿Le tocó ser dirigido por Leonard Bernstein?

Si. Yo estudié en el Instituto Curtis y Leonard Bernstein vino varias veces a dirigir a la escuela. Luego, cuando tocaba en la Orquesta Sinfónica de Boston, me tocó ser dirigido en varias oportunidades por él. Todos los años estaba en los conciertos de verano que él daba en Tanglewood y me tocó estar en el último que dirigió en su vida, en agosto de 1990. Ya estaba bastante enfermo y cansado. En la primera parte del programa había una obra del propio Bernstein, pero fue dirigida por su asistente. Luego él dirigió la Séptima sinfonía de Beethoven.

¿Era particularmente desafiante ser el primer viola en la Orquesta de Filadelfia, que es famosa por su sección de cuerdas?

Si, sobre todo porque me tocó suceder a Joseph de Pasquale, que fue el principal violista de la orquesta durante 32 años. Era un desafío muy alto, pero al mismo tiempo tuve la oportunidad de tocar muchas obras donde yo era solista o de grabar otras, como el Concierto para viola de Jacob Druckman, bajo la dirección de Wolfgang Sawallisch. También con la Orquesta de Filadelfia presentamos para la televisión el poema sinfónico Don Quijote de Richard Strauss, donde la parte con chelo la interpretó Yo-Yo Ma.  

https://www.youtube.com/watch?v=PT3gi6Esfo8