Desde que Hulu estrenó la serie distópica The Handmaid's Tale, se han visto mujeres que, inspiradas por la ficción, marchan por sus derechos vestidas como los personajes de producción. Lo hacen en silencio, con sus cabezas tapadas y sus cuerpos completamente cubiertos por túnicas rojas.
No era la primera vez que se usaban elementos del cine o la tv para protestar en la realidad: En 2011, el cómic llevado al cine V de Vendetta ya había logrado algo parecido cuando miles de personas usaron máscaras para manifestar su frustración por la recesión económica y la desigualdad.
La primera vez que se les vio, fue una estrategia de marketing para la premiere de la serie en Texas: un grupo de mujeres fue contratado para vestir túnicas rojas, togas blancas y mantenerse de pie en silencio, tal como lo habrían hecho las mujeres de la ciudad ficticia de Gilead.
La segunda vez, fue una organización pro-aborto que se apropió del uniforme que simboliza la opresión de Gilead y se sentaron en las graderías del senado tejano para protestar el acta que buscaba restringir la interrupción del embarazo.
Las imágenes se hicieron virales y desde entonces, el traje se ha mantenido como símbolo de protesta. "Yo creo que la gente está desesperada por cosas que reflejen el tiempo en el que vivimos", dijo Samira Wiley, actriz que personifica a Moira en la serie, en los días posteriores al estreno.
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Protestantes caracterizadas como "criadas" en alusión a The Handmaid's Tale.[/caption]
De la pantalla a las calles
The Handmaid's Tale comenzó su producción antes de que Donald Trump fuera electo como candidato a la presidencia, pero en los días previos al estreno, partidarios del entonces presidente, llenaron la sección de comentarios del trailer en Youtube, señalando que atentaba contra su gobierno.
En ese entonces, Bruce Miller, quien creó la serie basándose en el libro de la canadiense Margaret Atwood publicado en 1985; respondió a la polémica en una entrevista con The Hollywood Reporter donde señaló: "El libro tiene cerca de 35 años, así que si es anti Trump, que Dios bendiga a la viajera en el tiempo Margaret Atwood", respondió Bruce Miller.
La narración comienza pocos años después de un golpe de estado motivado por la crisis medioambiental y demográfica: debido a la contaminación, la mayoría de las mujeres son estériles.
Los hombres gobiernan mientras las mujeres son clasificadas según su rol: Las "esposas" supervisan la casa, las "martas" cocinan y limpian, las "No-Mujeres" deben deshacerse de los desastres tóxicos del desastre medioambiental y, por último, las "criadas" son las mujeres fértiles, quienes son obligadas a tener sexo una vez al mes en un rito avalado por el Estado y protegido por un complejo sistema de espionaje.
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Elizabeth Moss, protagonista de The Handmaid's Tale.[/caption]
Las criadas son las que visten túnicas rojas, por lo que para mujeres de Irlanda, Italia, Argentina, Londres y Estados Unidos, entre otros; ese color simboliza la opresión femenina.
"El hecho de que la gente vea valor en usar esa imagen icónica de los vestidos y la toga para mandar un mensaje de una manera pacífica es admirable", respondió Elisabeth Moss, actriz principal de la serie, a The Hollywood Reporter.
Ignacio López, doctor en Lenguaje, Discurso y Comunicación, en conversación con Culto señaló que el poder de las túnicas está en el color. "En el universo de la serie, hay un motivo por el que las esposas se vistan azul, con todo lo que eso proyecta y que las criadas se vistan de rojo. El rojo es el color del vino y la carne, tiene que ver con lo primitivo, los aspectos más básicos del ser y eso tiene que ver con el rol de las criadas, un rol más bien reproductivo en este ritual terrible donde la reproducción pasa a ser algo primal y no un tema de cariño o una pareja consolidada. El color pasa a connotar algo, simboliza represión pero también la lucha", señala.
Varias escenas muestran grupos de criadas a las que no se les ve la cara, inmóviles y alineadas como un ejército, lo que según López contribuye a la empatía. "Se forman grupos de resistencia que hace que la espectadora se identifique y llegue a pensar que también podría estar ahí", dice.
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Protestantes caracterizadas como "criadas" en alusión a The Handmaid's Tale.[/caption]
Cuando el libro de Atwood fue publicado, tenía como antecedentes las novelas 1984 de George Orwell, publicada 36 años antes y Un mundo feliz, de 53 años antes. Ambas hablan de un futuro distópico en el que un grupo de personas toma el control de todo. "Recurrió a fuentes que nos dicen que estamos lejos de un estado totalitario, así de extremo, pero que tampoco es tan descabellado pensar que algo así podría pasar. Es un poco lo que pasa con Black Mirror, que te habla de situaciones drásticas y hasta inverosímiles, en que uno ve una distancia pero piensa 'si pasara esto, y después esto, se podría desarrollar una suerte de cadena'".
The Handmaid's Tale está llegando al final de la tercera temporada y ya mostró lo aterrador que puede ser el universo distópico y atemporal en el que se desarrolla. Después de que June sobreviviera torturas, constantes violaciones, el asesinato de muchas de sus compañeras y aliadas, e intentos fracasados de rebelión; en esta última temporada, se está convirtiendo en la heroína que fue prometida desde el inicio.
Recuerda recuerda, el cinco de noviembre
Era 2011 y miles de ciudadanos protestaban en el anonimato cubriendo sus rostros con máscaras de una caras pálida, mejillas sonrojadas y sonrisa siniestra. Se manifestaban frustrados por la recesión, la desigualdad económica y la influencia de las empresas en la política, entre otras cosas.
La cobertura mediática de ese entonces, hizo que las máscaras ocuparan portadas y se convirtieran en el símbolo del movimiento, pero la historia original se remonta a más de 400 años.
En 1605, un grupo de manifestantes creía que había una conspiración para derrocar a la monarquía y con el financiamiento de extranjeros, imponer un régimen católico.
En los días previos a la inauguración del parlamento un noble inglés recibió una carta anónima donde le advertían que iba a haber una explosión en el edificio, y le pedían que no fuera. El lord era católico, pero de todas formas dio aviso al ministro jefe del rey James I, quien no le dio importancia hasta que personas de su confianza encontraron una bodega con leña, barriles de pólvora y un hombre haciendo guardia.
El sujeto se identificó como Guy Fawkes y reconoció el complot que se conoce como "La Conspiración de la pólvora".
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Protestantes con la máscara de Guy Fawkes.[/caption]
Fawkes fracasó en su misión y fue condenado a la hoguera. Aunque su muerte se recrea todos los cinco de noviembre con fuegos artificiales, desde un principio fue ilustrado como un criminal de rostro espeluznante, y esa es la imagen que ha sido reproducida miles de veces.
En 2007, el grupo de hackers Anonymous ya había comenzado a usar la máscara como distintivo y antes -en 2005- V, el personaje sin rostro de la película V de Vendetta la usó para ocultar su identidad. Anonymous tomó la máscara del filme, que a su vez, se basó en la novela gráfica homónima escrita por Alan Moore y dibujada por David Lloyd que fue publicada en 1980.
"El que no tenga cara lo hace más maleable, cualquiera podría ser V. Tiene que ver mucho con las máscaras y la posibilidad de adoptarla, sin importar la identidad unitaria. Si tú ves una protesta y están todos con esa máscara, incluso en términos de represión policial es más difícil perseguir a uno", dice el experto en Lenguaje, Discurso y Comunicación, Ignacio López.
En su novela, Moore y Lloyd revivieron el rostro de uno de los grandes villanos de la cultura británica. En un principio, fue un criminal que fracasó en su intento de quemar el parlamento, pero las motivaciones que lo llevaron a atentar contra el edificio gubernamental, han cambiado con los años. Los ciudadanos británicos lo conmemoran como luchador por la libertad que se opone a un régimen que opresor.
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V de Vendetta.[/caption]
The Handmaid's Tale y V de Vendetta suceden en estados totalitarios, donde un grupo de personas se toma el poder y se da la potestad de matar a quien no está de acuerdo. "No me parece para nada azaroso, que tomen fuerza como protestas contemporáneas porque dan cuenta de este mensaje que dice 'Vamos a resistir a esta represión'", dice López.
Bella Ciao
En Chile también pasó. Cuando los profesores municipales pararon sus actividades y salieron a la calle a marchar en junio de este año, se hizo viral un video en que entonaban "Bella Ciao", la canción conocida por marcar momentos claves en La casa de papel.
La popularidad de la producción hizo que se produjeran versiones en distintos estilos musicales y más de alguna persona que no vio la serie llegó a tararear la melodía. El tema quedó cargado con los motivos de la ficción española, pero era un himno de la resistencia mucho antes de que "El profesor" reuniera al equipo para planear el robo a La Casa de Moneda y Timbre.
Tokio, uno de los personajes principales, se da la libertad de narrarlo: "La vida de El Profesor giraba en torno a una única idea: 'Resistencia'. Su abuelo, que había resistido junto a los partisanos para vencer a los fascistas en Italia, le había enseñado esa canción. Y luego, él nos la enseñó a nosotros".
Se hizo mundialmente conocida por ser cantada por la resistencia nazi, y aunque algunos dicen que su origen es incluso más antiguo, los acordes se han mantenido similares y las letras han sido adaptadas para promover distintas causas.
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La Casa de Papel.[/caption]