Llegó a esa historia a través del cine, pero inmediatamente vio en ella un potencial dramático capaz de resistir el escenario. En 2016, el actor argentino Guillermo Francella (1955) vio una copia de la película Perfectos desconocidos, una hilarante comedia escrita y dirigida por el director italiano Paolo Genovese que un año después tuvo un remake en España a cargo de Alex de la Iglesia (Crimen ferpecto). Le pareció tan lejana y a la vez tan universal, que el protagonista de El clan y uno de los rostros televisivos más queridos de su país quiso abordarla no sobre las tablas, como ha hecho por más de 30 años, sino desde la dirección.
La escena podría incomodar a varios: cuatro amigos de infancia y sus respectivas parejas organizan una cena en el departamento de uno de ellos. Afuera está por producirse un eclipse de luna total y una de los comensales propone que todos dejen sus celulares sobre la mesa. Cada mensaje o llamada será leído u oído por todos, para probar que nadie tiene nada que ocultar. Lo que parece un juego inocente, sin embargo, sacará a la luz más de un oscuro secreto.
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Perfectos desconocidos debutó en marzo del año pasado en el Metropolitan Sura de Buenos Aires, donde ha sido vista por más de 100 mil personas.[/caption]
"Me interesó el universo que retrata, tan identificable para cualquiera de nosotros. Esa caja negra en la que se ha convertido el celular en nuestras vidas hizo que la privacidad desapareciera y las conexiones reales también", comenta al teléfono el actor, quien se resiste al uso de las redes sociales. "Sería un hombre de la Edad Media si dijera que no ha servido el avance tecnológico. Lo que no me atrae es la idea de compartir mi vida con mis seguidores, desde las mismas vacaciones o hasta la crianza de un hijo. Esa crueldad que hay desde el anonimato para invadir e insultar me aleja profundamente de las redes", agrega.
Perfectos desconocidos debutó a comienzos de 2018 en el Teatro Metropolitan Sura de Buenos Aires. Aún en cartelera, la obra ha sido vista por más de 100 mil personas a la fecha. A dos años de presentarse también en Santiago con la comedia Nuestras mujeres, Francella traerá el montaje protagonizado por Tomás Fonzi y Mercedes Funes al Teatro Oriente de Providencia, donde dará tres funciones entre los próximos jueves 15 y sábado 17.
"El humor es fundamental en Perfectos desconocidos también. Se hablan muchas cosas y a momentos te generan reflexión y en otros angustia, pero sobrevuela cada parlamento y transición. Siempre ha sido parte de mi carrera y he sido reconocido por eso, pero nunca he entendido por qué el drama está injustamente más valorado que la comedia", comenta.
¿Le pesó en algún momento haber sido etiquetado solo como un actor de comedia?
En lo absoluto. Pude haber sido etiquetado en algún momento, pero en las últimas diez películas que he hecho pude transitar por géneros absolutamente antagónicos y heterogéneos. Como actor tenía muchas ganas de explorar a través de lo interpretativo, y el cine me ha permitido vivir otras cosas y experiencias. Este tema del etiquetado es algo de tiempo pasado, pero hoy lo disfruto también en la franja del drama. Un actor es ante todo un intérprete que debería poder desdoblarse y situarse en una serie de registros, y poder jugar a hacer cosas bien diferentes. Hace que la profesión de actor me renueve y me permita vivir cosas tan interesantes como abrirme a contenidos nuevos.
Robos millonarios y elecciones
El 13 de enero de 2006, una banda asaltó una sucursal del Banco Río de Acasusso en el barrio de San Isidro de Buenos Aires. Tras ocho horas de enfrentamiento con la policía, de retener a 23 personas, pedir pizza por teléfono y de incluso celebrarle el cumpleaños a una de sus rehenes, el uruguayo Mario Vitette y cerebro del llamado "robo del siglo" argentino huyó junto a otros cuatro asaltantes con 15 millones de dólares. Hasta hoy se encuentra libre.
Tras encarnar al temido Arquímides Puccio en la premiada cinta El clan (2015), Francella volverá a hacer de villano en El robo del siglo, la película dirigida por Ariel Winograd que en enero llegará a salas argentinas.
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Una de las pocas imágenes que se conocen de la película El robo del siglo de Ariel Winograd.[/caption]
"Me conecto mucho con ese asalto y lo encuadro entre los cinco momentos policiales emblemáticos en la historia de la Argentina: uno fue Arquímides Puccio, otro fue este robo del siglo, luego Robledo Puch (El angel), Schoklender y el caso Barreda. Todos me han impactado y he tenido la suerte de meterme en dos de ellos", comenta. "Mario Vitette es distinto a Puccio: es más carismático, histriónico y de un ingenio poco común, si incluso perpetuó el ilícito sin lastimar ni matar a nadie. Iba con una pistola de plástico", agrega.
En pocas horas, Argentina se sumirá en la veda electoral de cara a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de este domingo. Allí se definirá quiénes son los políticos que podrán participar de las elecciones presidenciales del próximo 27 de octubre y, de acuerdo a los últimos sondeos, todo indica que habrá una batalla campal entre la fuerza Juntos por el Cambio que lidera el actual presidente Mauricio Macri, quien está habilitado para postularse a un nuevo mandato de cuatro años, y el Frente de Todos, encabezado por la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández.
Aunque por lo general evita referirse a la coyuntura política de su país, Francella saca la voz y se refiere a la crisis que afecta al país vecino, que entre manifestaciones, alzas de precios y otros efectos, ha mermado además la asistencia de público a las salas de teatro en al menos un 30%.
"Ha sido más bien una baja del consumo producto de estos vaivenes políticos, económicos y sociales. Y no solo en el teatro sino en varios otros órdenes, pero proyectos como éste (Perfectos desconocidos) y otros no se vieron del todo afectados", señala. Y concluye: "Quizás sí pudimos haber llevado más público, pero bueno, hubo que atravesar esto que, Dios quiera, de a poquito vayamos saliendo. La incertidumbre política se siente como nunca en Argentina. La gente está en la dicotomía de no querer volver atrás, pero desconfía también de un presente en el que todavía no se cumple todo lo anhelado. Soy un hombre de fe y creo fervientemente en las buenas intenciones del actual gobierno, y espero las logre plasmar".