En sus más de 50 años de trayectoria, Mario Irarrázabal (1940) ha resguardado distintas copias de su trabajo escultórico. "Cuando trabajas el bronce puedes hacer varios ejemplares de la obra. A veces yo me quedo con el primero o con el cuarto, porque voy haciendo algunas variaciones", cuenta a La Tercera. Así, ha llegado a acumular un patrimonio de 269 obras que ahora serán entregadas en comodato por 30 años a la Universidad Austral, institución que construirá el Museo Humano.

El proyecto es una idea que Irarrázabal ha tenido desde hace años, cuando comenzó a hacer esculturas junto al artista alemán Waldemar Otto en Berlín Occidental. "Yo pensaba que esto no podía ser una cosa que estuviera a la venta. Siempre pensé que de alguna manera esto es un patrimonio, es un regalo para todos", dice Irarrázabal.

Con estudios en el seminario de la Congregación de la Santa Cruz y en la Universidad de Notre Dame en Estados Unidos, Mario Irarrázabal se inició en la pintura y luego comenzó a trabajar la escultura. Su estadía en Alemania entre 1967 y 1968 coincidió con los años de la Guerra Fría y una ciudad dividida por el muro. Más tarde regresó a Chile y le tocó vivir la violencia de la dictadura cuando en mayo de 1974 fue detenido. Pasó por los centros de tortura Londres 38 y el Estadio Chile.

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Mario Irarrázabal.[/caption]

"Originalmente estudié pintura y hacía cosas abstractas con muchos colores. Después empecé a tener experiencias muy fuertes de tipo social y político. Todo el tiempo me estuvieron golpeando cosas muy fuertes, entonces como yo tenía muchas inquietudes estas se fueron volcando fácilmente en las esculturas. Se transformó en un manera de expresarme", dice hoy el escultor, autor de reconocidas obras como La Mano del Desierto.

En 2014 la Municipalidad de Santiago aprobó la realización del Museo Humano en el Parque San Borja. El proyecto pretendía generar un circuito cultural que conectara con el GAM y el Museo Violeta Parra. El diseño elaborado por la oficina BBATS + Tirado Arquitectos, ganador del concurso público convocado por el municipio, consistía en un espacio abierto con una pequeña galería subterránea, un espejo de agua y una cafetería. Pero entonces hubo disputas con los vecinos del sector y finalmente el proyecto fue descartado.

Ahora el Museo Humano se traslada a Valdivia, gracias a un acuerdo firmado entre la universidad y la Fundación Piedra Viva de Peñalolén, que administra la obra de Irarrázabal. El proyecto, a cargo del arquitecto Cristian Undurraga, consiste en un recinto cerrado de mil metros cuadrados y un sector aledaño al aire libre. Todo esto dentro del Campus de los Museos de la Universidad Austral, en el sector de Isla Teja en Valdivia.

"El proyecto Museo Humano es de extraordinario valor porque va a permitir reunir la obra de una escultor de alta relevancia, cuidarla adecuadamente y ponerla a disposición de la comunidad. Por lo tanto lo vemos también como un acto de descentralización cultural que nos satisface plenamente", señala Oscar Galindo, rector de la Universidad Austral.

Entre las obras que albergará el museo están la series Maternidad, Medias esferas y otras esculturas de diversas dimensiones y temáticas. Sus trabajos emblemáticos de gran tamaño como La Mano del Desierto (Antofagasta) o Solidaridad (Valparaíso) estarán presentes a través de bocetos y fotografías del archivo del artista. En total son 269 esculturas de materiales como bronce, hormigón, aluminio y madera.

"Me gustaría que el museo no estuviera centrado en mí, sino que en las temáticas, por eso se llama Museo Humano; pero es una visión del hombre bastante ambivalente. Por un lado están sus tragedias y por otro las cosas hermosas que pasan. Eso es lo que queremos que la gente vaya descubriendo en las figuras", agrega el escultor.