Antes de filmar sus videos con Emir Kusturica y de trabajar con los productores de Beastie Boys y Red Hot Chili Peppers, el músico franco-español Manu Chao había disuelto a su banda Mano Negra y preparaba lo que sería su primer asalto en solitario.
Lo haría con un disco íntimo, sensible y atmosférico que mezcló relatos de goles, guaguancó cubano, noticias sacadas de radios a transistores y discursos revolucionarios; lo que lo volvió concreto.
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Clandestino, de Manu Chao.[/caption]
"Yo llevo en el cuerpo un motor que nunca deja de rolar", cantaba en los 45 minutos de Clandestino (1998), un álbum que propone un viaje donde los temas se engarzan como un mismo paisaje, todo fundido en un mismo ritmo hipnótico con la geografía social de Latinoamérica alrededor.
Después de todo, el francés supo mezclar a la mexicana Chavela Vargas con la colombiana Totó la Momposina y un mosaico de sonidos robados de aquí y allá, guiados por una guitarra acústica sampleada hasta el cansancio. De la cubana Radio Reloj ("cinco de la mañana/ no todo lo que es oro brilla/ remedio chino e infalible"), a la retórica de un tema como "Mentira" donde canta: "Todo es mentira/ ¿por qué será?", Manu Chao se adentra en las profundidades del continente americano para cantar lo vivido en francés, portugués, gallego y sobre todo castellano.
"Me gusta viajar y me gusta grabar. Mi droga es viajar, soy adicto a eso. Así es como salen las cosas", contaba por entonces en sus entrevistas. Y Clandestino lo confirma: más que un álbum parece una colección de polaroids.
Aunque su autor se movió siempre como un viajero y no como un turista, no sería su primer encuentro con el continente americano. En su Francia natal, luego de mayo del 68, su padre, el periodista y escritor Ramón Chao, ofició como anfitrión para los nombres que cambiarían la literatura en español del siglo XX. Gabriel García Márquez lo sentaba en sus rodillas, Alejo Carpentier le regaló su primer instrumento de percusión y Juan Rulfo fue el primer fantasma en su vida.
"Reto planetario"
Por entonces, en los años de Clandestino, Manu Chao armaba y desarmaba conciertos alrededor del activismo, entre cumbres de mandatarios del primer mundo. Allí presagiaba: "Dos cosas van a valer oro en el próximo siglo: el agua y un pasaporte".
Hay un tema que tal vez condensa mejor su lectura del cambio climático, tan en boga entre los círculos progresistas europeos que frecuentaban su música.
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Manu Chao.[/caption]
Sobre el final de los casi cinco minutos de "Mentira", en un disco que incluye al mismo Comandante Emiliano Zapata del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y un extracto de "La llorona" del Trío Montealbán, aparece la voz de una locutora que reza una de las buenas líneas sampleadas por Manu Chao:
-Noticias en Radio Francia Internacional: esta mañana se inició en Kioto, Japón, la Conferencia internacional sobre cambio climático (...) tienen la difícil tarea de encontrar un acuerdo que permita luchar eficazmente contra el calentamiento progresivo del planeta. La magnitud y la gravedad de este reto planetario contrasta con el escepticismo que predomina en cuanto a los resultados de esta cumbre; las divergencias han vuelto a resurgir en vísperas de esta conferencia de Kioto, en particular entre los países ricos y los países en vías de desarrollo. Estados Unidos, país responsable de una cuarta parte de las emisiones planetarias de gas carbónico, no es un modelo de referencia.
https://www.youtube.com/watch?v=PCZuYK3Rjig