Abbey Road Deluxe: para los arqueólogos del presente
"Abbey Road siempre tendrá ese sabor triste de ser el último puñado de canciones que estos artistas extraordinarios trabajaron como conjunto. A ese sinsabor eventual se sobrepone otra cosa. The Beatles dejó de existir cuando sus miembros estaban al tope de sus capacidades. No tuvieron tiempo de decaer ni envejecer. Jóvenes y brillantes para siempre".
UNO.
Tras Los Beatles, John Lennon decía que si de él dependiera todos los discos del cuarteto serían regrabados, descontento por el sonido. Ya en los 60 Pete Townshend de The Who fruncía el ceño ante las mezclas estéreo del grupo de Liverpool con las voces por un lado y los instrumentos por otro. Una parte de los beatlemaniacos repitió el gesto cuando Giles Martin, el hijo de George Martin, comenzó a trabajar el catálogo a partir de 2009 con la radical misión de remezclar. Sigue siendo debate si obras clásicas deben ser intervenidas a ese nivel. Aclaremos: aplicar remix es distinto a remasterizar. Este último proceso, habitual desde la consolidación del cedé en los 90, redunda en un alza del volumen para el oyente promedio como si se tratara de soplar el polvo de un viejo vinilo, pero la mejora es ligera, casi imperceptible para la gran masa. Distinto es remezclar porque implica barajar de nuevo las pistas originales, lo que puede alterar sustancialmente el carácter de una obra.
DOS.
En el sexo y las experiencias psicotrópicas la primera vez es irrepetible y con la música sucede algo parecido, pero esta fase de remezclas de la discografía de The Beatles regala esa quimera porque a diferencia de las versiones originales ahora los instrumentos respiran, se siente la sala y la reverberancia. Ahí encaja la gracia del segundo y tercer disco de esta reedición porque no solo exhibe cómo se fueron armando, arropando y progresando las canciones, sino que escuchas los diálogos entre los músicos, las indicaciones y los chistes, la cofradía de Lennon, McCartney, Harrison y Starr en la última tregua antes de separarse. Surgen momentos extraordinarios para beatlemaniacos como la toma 27 de "Polythene Pam" y "She came in through the bathroom window", que parece una sesión grabada por Steve Albini (el responsable del sonido caldeado de Nirvana en In Utero). El sonido de la batería de Ringo compite con su mejor momento tras los tambores en los fab four, la dupleta de "Paperback writer "y "Rain" en 1966. Sucede porque nuevamente Giles Martin ejecuta un trabajo de lujo, puntilloso e inapelable. Otro ejemplo: el rémix de "Something" es más cálido que en 2015 para la reedición de 1 (2003). Si hubiera dejado la remezcla de hace cuatro años no habría importado demasiado, sin embargo retomó una de las canciones claves de Abbey Road y la mejoró.
TRES.
"Si el álbum va ha hacerse como antes entonces todos ustedes tendrán que ser como eran antes". Esa fue la condición de George Martin a Paul McCartney en junio de 1969 para hacerse cargo nuevamente de un álbum del grupo. Abbey Road, el disco más vendido en la carrera de The Beatles, bajo esta disección de tomas alternativas y versiones instrumentales, revela que hasta el final cada miembro dio lo mejor que tenía y la confirmación de una entidad creativa que si bien daba muestras de prematura nostalgia rocanrolera en cortes como "Oh Darling" (nostalgia que venía desde las sesiones de Let it be), continuaba señalando el camino con John, Paul y George experimentando con el sintetizador Moog, símbolo del rock progresivo y la naciente electrónica de los 70. Como compositores estaban encajando un nuevo orden con el ascenso creativo de Harrison y sincerar que se trataba de un grupo donde la colaboración con las canciones de los otros era la clave, y no la fantasía de John y Paul sentados frente a frente como lo hacían en la adolescencia. Abbey Road siempre tendrá ese sabor triste de ser el último puñado de canciones que estos artistas extraordinarios trabajaron como conjunto. A ese sinsabor eventual se sobrepone otra cosa. The Beatles dejó de existir cuando sus miembros estaban al tope de sus capacidades. No tuvieron tiempo de decaer ni envejecer. Jóvenes y brillantes para siempre.
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