"Otro día viviendo el sueño, caminando entre nubes. Carta de amor", parte la misiva publicada en el Facebook oficial del grupo chileno Ases Falsos.
Escrita a título personal por Cristóbal Briceño, su principal compositor, la carta va sobre la escalada de violencia en distintas ciudades de Chile producto de las alzas en el costo de la vida.
"Se parece a la flor que sale del pasto sin que nadie la haya plantado. De verdad se parece", compara el músico.
Luego sigue: "Y ya van a venir los paisajistas a sacarla porque no corresponde acá, porque acá va el pasto. Así que hay que quererla mientras dure, a esta fiesta espontánea".
A continuación la reproducimos en extenso.
[caption id="attachment_104906" align="aligncenter" width="1296"]
Ases Falsos.[/caption]
Carta de amor
Lo que más me emociona de la fiesta que está pasando es que nadie fue invitado. No fue avisada ni planeada. Pasó nomás, habían ganas. Upa, chalupa. Que sea una cosa desarticulada es lo que la hace tan hermosa. O eso me parece a mí. Y justamente su desarticulación es lo que atacarán los hijos del cálculo. Rompen todo lo bonito. Hay que ayudarla, abrirle paso a esta criatura orgánica, libre de militancia, que se levantó solita de la tierra y se puso a caminar. Que no tiene cabeza y no sabe adonde va.
No tardarán, toco madera, en aparecerse los mismos de siempre, los fanáticos de lo sistematizado, de lo prefigurado y etiquetado. Los que van a las fiestas con invitación. Y dirán: "Bueno, de acuerdo, pero qué es esto, quienes son sus líderes, dónde está el petitorio". Y quizás nadie conteste nada, porque no hay una organización general detrás. Además, está todo el sistema tan descuadrado y manoseado, lleno de trampas, corrupción y problemas urgentes que: ¿por dónde empezar? Y además, y por sobre todo, ¿quién tiene ganas de hablar en serio con un político? ¿para qué? Si están desconectados, de verdad desenchufados. No cachan. Por mi parte, los declaro estúpidamente inocentes, igual que los conductores de noticias. Pueden retirarse, no vuelvan. "Bueno, ¿entonces?", pregunta de nuevo la ley, "¿qué es esto?". ¿Quienes somos? ¿quién nos representa? ¿qué queremos? Y yo voy a responder, para mis adentros, fue solo que se nos salió el indio. El indio orgulloso que vive al fondo de nosotros y que no sabe morir.
Estoy más contento que la chucha y me dan unas ganas de llorar terribles que no entiendo o que no quiero entender. Y no quiero ponerme weón, pero se parece a la flor que sale del pasto sin que nadie la haya plantado. De verdad se parece. Y ya van a venir los paisajistas a sacarla porque no corresponde acá, porque acá va el pasto. Así que hay que quererla mientras dure, a esta fiesta espontánea. En la calle la tradicional desconfianza y timidez hoy se hizo colaboración y ganas de hermandad. La palabra es grande, más en mayúsculas, pero se siente AMOR. Y las personas no se dicen mucho unas a otras, porque no hay mucho que decir. No hay consigna. Pero hay algo que está uniendo a la gente, y es saberse útil, contenta, satisfecha y digna a cagar. Y aunque andamos todos dispersos y como en direcciones aleatorias, por primera vez siento que estamos todos remando para el mismo lado. De nuevo me dan ganas de llorar, qué lesera.
El otro día en la marcha del cambio climático íbamos toda la tropa marchando igual que militares, con pancartas huevonas llenas de ingenios prefigurados. Era fome y deprimente. Y habían unos que dedicaban cantos burlescos a otros, porque no compartían el código de protesta. Daba pena, en serio. Hoy era otra cosa, ¡algo nuevo! Nací en 1985 y esta sensación vigorizante no la había sentido nunca. Cada cual tratando de aportar a su manera, espontáneos. En los balcones unas, en las esquinas otras, con la cacerola, saqueando una farmacia, rompiendo un cajero, quemando un peaje, armando barricadas, regalando limones y agua con bicarbonato. Yo salí a tocar mi cagá de bombo (para animar, que es lo único que sé hacer), y cada cual con su cada cual, ¡cómo no va a ser bonito sentirse parte y a gusto por una vez en la vida!
Pensar que hay quienes validan las protestas pero no los destrozos. ¡Como si alguien hubiera escuchado la protesta sin el ruido del destrozo! Gracias rabia por la fiesta, es una fiesta violenta, pero así se la quiere hoy. Y que dure lo que tenga que durar, pero… hagámoslo durar. Si no tuvimos el valor de encender el fuego, al menos cuidémoslo y hagámoslo durar.
https://culto.latercera.com/2019/10/19/nona-fernandez-el-gran-chiste/