Mariana Enriquez: "Para Latinoamérica, Chile era el ejemplo a seguir"
La escritora argentina acaba de ganar el Premio Herralde con la novela Nuestra parte de noche. Acá, habla de sus obsesiones y de cómo ve el país: "Imposible no estar al tanto, la violencia ha sido impresionante".
En junio pasado estuvo en Chile participando en un Encuentro de Literatura Fantástica, tanto en Santiago como en Punta Arenas. La escritora argentina, Mariana Enriquez (46), no era primera vez que estaba en ambas ciudades y por eso atenta ha estado a lo ocurrido tras el estallido social en el país.
"Desde afuera esto se ve potente, peligroso y reprimido", señala al teléfono Enriquez a Culto, esperando un vuelo para regresar a Buenos Aires.
Elogiada por sus relatos de terror, el diario británico The Guardian señaló que sus textos son "espantosos, violentos, perturbadores y brillantes". De su obra destacan los títulos Las cosas que perdimos en el fuego (2016) y las crónicas de cementerios reunidas en Alguien camina sobre tu tumba (2013).
La semana pasada la narradora recibió, en Barcelona, el 37º Premio Herralde de Novela, que otorga Anagrama, sello editorial fundado por Jorge Herralde hace 50 años. Enriquez, quien se impuso a 680 obras y se presentó bajo el seudónimo de Paula Ledesma con el libro Nuestra parte de noche, recibirá 18 mil euros (casi $ 15 millones).
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Las cosas que perdimos en el fuego
(2016, Anagrama).[/caption]
Ni laboratorio ni escena
Mariana Enriquez cree que en su novela ganadora se han concentrado sus obsesiones. "Tiene casi 700 páginas y claro profundiza en las cosas que me interesan, el terror, la política, la cultura joven, el ocultismo y la magia, pero es difícil de resumirla por la propia extensión", dice sobre la historia que arranca con un viaje por la carretera de un padre, Juan, y su hijo, Gaspar, desde Buenos Aires hacia las cataratas de Iguazú, en la frontera norte con Brasil. La madre del chico murió en circunstancias poco claras y Gaspar está llamado a ser un médium de la Orden, una sociedad secreta, que intentando buscar la vida eterna se ve involucrado en atroces rituales.
¿Cree que se ha revitalizado el género de terror?
Es que en nuestra lengua hay poca producción, pero eso está cambiando. Creo que para mi generación y para los más jóvenes las influencias literarias no son solo realistas. Crecimos con novelas gráficas, con videos juegos, Neil Gaiman nos parece tan interesante como Charles Dickens. Entonces los géneros fantásticos, o de la imaginación como le digo yo -porque el realismo también requiere imaginación-, tienen relevancia porque están cambiando los circuitos de prestigio. Es animarse a ser un poco más desfachatado en cuanto a lo que uno le gusta. No podemos vivir con el mismo prototipo de padre todo el tiempo. Es bueno dejar de lado lo que es la baja y la alta literatura. Yo creo que la literatura, simplemente, es buena o mala.
¿Tenía relación con el Premio Herralde?
Es un premio que uno sigue porque tiene mucha difusión. Creo que cuando lo obtiene Roberto Bolaño con Los detectives salvajes, en 1998, novela tan importante para Latinoamérica, el premio tiene un peso nuevo al menos para nuestro continente.
Obtiene el Herralde cuando Anagrama cumple medio siglo…
Para mí fue muy importante comenzar a publicar con ellos. Además, de recibir un premio de la editorial que me formó como lectora y escritora. Recuerdo los libros compactos de Anagrama -no los amarillos que eran más costosos- y eran fundamentales para mí y creo que para todos los lectores de lengua castellana que tuvieran una inquietud que estuviera un poco más afuera del canon. También Anagrama ayudó a modificar el canon e instalar otros clásicos, con las obras de William Burroughs, escritores súper locos... Por ejemplo, tuvieron de Premio Nobel a Kazuo Ishiguro, que es un escritor muy raro, que puede escribir un libro de ciencia ficción como Nunca me abandones o Los restos del día, que es muy distinto.
En estos días, otras autoras argentinas fueron premiadas: Selva Almada obtuvo el First Book Award de Edimburgo y María Gainza ganó el Sor Juana Inés de la Cruz...
Y todo se juntó, viste. También Leila Guerriero ganó el Premio de Periodismo Manuel Vázquez Montalbán. Me cuesta pensarlo que esto esté ocurriendo como si fuésemos una cofradía. No es un movimiento coordinado. No es que exista un laboratorio de escritoras argentinas que trabajan en algún lugar creando sus pócimas. Yo por lo menos no soy una persona que se reúne con otros escritores a hablar de literatura. Y creo que Leila y María también son así. A Selva no la conozco tanto y entiendo que Selva y María no se conocen. Hay buena onda, pero no hay una escena. Somos más bien dispersas.
¿Ha estado al tanto de lo ocurrido en Chile?
He prestado mucha atención. Imposible no estar al tanto, las escenas de violencia han sido muy impresionantes. Para el resto de Latinoamérica, Chile era el ejemplo a seguir, el país que los candidatos a presidentes señalaban en sus discursos: "Tenemos que ser un país como Chile", decían. En los últimos años he publicado y visitado Chile y lo que yo sentía era cierta incomodidad de la gente. En general, recuerdo, las conversaciones asociadas al endeudamiento de las personas. El problema de la falta de una salud y educación pública de calidad. Me preguntaban por Argentina, que sí existe educación y salud pública, con sus falencias, claro, pero existe. Para nosotros sería una locura tener un sistema de educación privada, o sea, nadie lo soportaría, la gente estaría un mes en la calle.
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Alguien camina sobre tu tumba
(2018, Montacerdos).[/caption]
https://culto.latercera.com/2019/11/07/geniales-escritoras-argentinas/
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