Las nominaciones a los Oscar nunca dejan indiferente a nadie a pesar de no significar mucho más que un trozo de cultura pop. Independiente, siempre estamos atentos. Este año no hubo demasiadas sorpresas en las candidaturas, las que estuvieron liderados por Guasón con 11 nominaciones, seguida por El Irlandés, Érase una vez en Hollywood y 1917 con 10. Más atrás con 6, Historia de un Matrimonio, Mujercitas y la sudcoreana Parásitos, primera de su país en lograr estar entre las mejores.
Los sospechosos de siempre fueron quienes terminaron con sus nombres inscritos en las papeletas. Quentin Tarantino, Martin Scorsese, Sam Mendes, Adam Driver, Joaquin Phoenix, Scarlett Johansson, Renée Zellweger brillaron por sus nominaciones más que merecidas. Sorprende que nuevamente Robert De Niro no esté considerado, a pesar de entregar su mejor rol en años y estar en una de las cintas favoritas. También se insistía que una nominación para Adam Sandler por Uncut Gems (lo mejor de esa película) podría ser posible, pero ese sueño, como tantos otros, también murió.
Este año la mayor sorpresa estuvo concentrada en una actitud de la Academia que se supondría superada a estas alturas pero que cada año se repite. Y es que a nadie le interesa cambiarla.
No deja de sorprender que en los tiempos que corren, la hegemonía blanca y patriarcal se siga sintiendo tan fuerte. Cualquiera hubiera pensado que para el 2020 la Academia contaría con una mejor agencia de imagen. En sus 91 versiones, sólo cinco mujeres han sido nominadas a la estatuilla para Mejor dirección y Kathryn Bigelow se transformó en la primera y única en ganarla por The Hurt Locker el 2008. Este año nuevamente no hubo nominada mujer en la categoría, a pesar de que dos excelentes directoras postulaban a alguno de los cupos. Me refiero a Greta Gerwig por su nueva adaptación de Mujercitas y a Lulu Wang por la estupenda The Farewell. Cambiaría a un Todd Phillips de inmediato por ver el nombre de una de ellas entre los mejores, porque cada cuota de personalidad única que Gerwig imprime a su historia y cada momento de intensa intimidad que Wang nos trae, son mejores que cada decisión correcta pero –a la larga– impersonal que Phillips añade a su rol.
En el apartado actoral, la nominación a Cynthia Erivo como Mejor Actriz en Harriet se transforma en la única nominada no blanca, por lo que la decepción es aún mayor al darnos cuenta que Awkwafina y Jennifer Lopez vieron sus desempeños relegados. Y lo sucedido este año con la gran Lupita Nyong`o y su rol en Nosotros, no hace más que dejarnos atónitos. Hace mucho tiempo que una excelente actuación era tan menospreciada.
A la larga las decisiones las toma la Academia y es esta la que decide la señal que quiere mandar. A pesar de su historial y de los tiempos que corren, sigue mandando las señales equivocadas. Mientras no se dé cuenta de su sesgo innato, nada cambiará. Al menos este año no hubo ignominia nominada del tipo Green Book. Pasitos de bebé. De bebé que no camina.