En esto del Oscar, hace mucho rato que no hay predictores confiables ni causalidades evidentes, si es que los hubo realmente alguna vez. Por lo mismo, los pasados Globos de Oro, que coronaron a 1917 y ningunearon a El Irlandés, pudieron no pasar de ser un dato. Pero hubo más esa noche. En particular, subyacía la pelea de una parte no desdeñable de la industria (con gente como Spielberg a la cabeza) con Netflix y su doble proyecto de major del cine y proveedor de series y películas a domicilio. Scorsese con las manos vacías tras ser alabado toda la noche, fue un golpe al orgullo del gigante del streaming. Y ahora quedaba por ver qué tiene para decir la Academia de Hollywood, cuya preselección se dio a conocer ayer, a partir de las 5.18 am de Los Angeles. De momento, vuelve a instalar a El Irlandés en zona de favoritos.

Con 10 nominaciones, al igual que 1917 y Érase una vez en Hollywood, la cinta de mafiosos crepusculares quedó a una de Guasón, que se instaló sola en punta. Esto es en sí mismo una novedad: no había pasado nunca con una película de algún "universo" del cómic, una que además movió las agujas de su tiempo como rara vez lo hacen las películas.

La cinta de Todd Phillips llegará bien instalada a la ceremonia del 9 de febrero, aun si, como los propios Oscar se han encargado de demostrar, es poco lo que eso anticipa. Poco, excepto que a Joaquin Phoenix será muy difícil arrebatarle la estatuilla a Mejor actor, más ahora que Robert De Niro quedó fuera de la nómina, y por más que Adam Driver (Historia de un matrimonio) tenga lo suyo. De ahí a que el propio Phillips se imponga a colegas como Sam Mendes (1917), Quentin Tarantino (Érase una vez en Hollywood) y el mencionado Scorsese, será una historia más ardua, sobre todo habiendo ejemplos recientes de no coincidencia entre Mejor película y Mejor director.

Desde la perspectiva de los estudios, Netflix puede relucir su orgullo herido tras los Globos de Oro: suma 24 candidaturas, una más que Disney y cuatro por sobre Sony.

Sorpresas y omisiones

Nueve películas seleccionó la Academia en la categoría principal: Contra lo imposible, El Irlandés, Jojo Rabbit, Guasón, Mujercitas, Historia de un matrimonio, 1917, Érase una vez en Hollywood y Parásito. Esta última, dirigida por el surcoreano Bong Joon-Ho, es la única no hablada en inglés, y si bien ya había ganado el Globo de Oro, no dejó de sorprender que apareciera en esta categoría y en otras cinco: Mejor película internacional, dirección, guión original, dirección de arte y montaje.

Con su humor negro y sus parábolas sobre el capitalismo contemporáneo, la ganadora de Cannes 2019 llega Chile el 6 de febrero y desde ya parece ganarle la pulseada a Dolor y gloria: la cinta de Almodóvar solo replica a Parásito en Mejor película internacional, aunque agrega a Antonio Banderas en el ítem Mejor actor.

Entre el hito y la sorpresa discurrieron otros de los anuncios realizados ayer. Por ejemplo, se veía venir la preselección de Renée Zellweger para Mejor actriz por su rol afectadamente oscarizable en Judy, la cinta acerca de Judy Garland que inexplicablemente no quedó para Mejor vestuario (que debe ser su lado más fuerte). Y si bien la presencia de Zellweger le baja posibilidades a Scarlet Johansson y su aplaudidísimo rol en Historia de un matrimonio, esta última tiene también una opción como secundaria gracias a Jojo Rabbit, la singular sátira histórica que va con seis nominaciones, mismo número que el drama conyugal de Noah Baumbach (quien, por su parte, no va para Mejor director).

Y no hay una preselección oscaril en la que determinadas omisiones no despierten sorpresa, cuando no rencor o indignación. En esta pasada las hubo de distinto orden y con relevancia variable. Para muchos resultará difícilmente compresible la exclusión de Robert de Niro entre los postulantes a Mejor actor. A su vez, es probable que a más de alguien le resultará anecdótico que Frozen II no esté en el casillero de Mejor película animada (incluso si, como premio de consuelo, quedó compitiendo para Mejor canción original) y sí lo esté la animación española Klaus. Un punto aquí para Netflix. Ahora, un filme que la misma compañía echó en falta en las nominaciones fue Mi nombre es Dolemite, la comedia burbujeante y malhablada que protagoniza Eddie Murphy, y que se quedó con la manos vacías.

Y si puede acusarse desatención de orden racial en el caso anterior, el ítem género también abre el camino de la controversia. En primer lugar porque, no importando lo elogiado de Mujercitas, su elenco y la dirección de Greta Gerwig, la también realizadora de Lady Bird no fue considerada por la Academia entre los mejores de su oficio, pese a los excelentes números del filme y en un año en que los Oscar, en el global, batieron el record de mujeres nominadas. En la historia de las estatuillas, solo cinco directoras han quedado compitiendo en su categoría y solo una ha ganado (Kathryn Bigelow, por Vivir al límite).

Tras las sumas y las restas, quedan los resabios del gusto personal de cada quien. Queda preguntarse, por ejemplo, por qué la gran Kathy Bates (nominada a Mejor actriz secundaria) es la única representante de El caso de Richard Jewell, la emotiva cinta de Clint Eastwood. O bien si The lighthouse, la celebrada película con Robert Pattinson Y Willem Dafoe, pudo ir por algo más que Mejor fotografía, para torcer su destino de filme de arte y ensayo. O por qué nadie se tomó más en serio una película tan engañosamente bonachona como Un buen día en el vecindario, que solo pudo candidatear a Tom Hanks como Mejor actor de reparto.

Aunque las decida una academia "de artes y ciencias cinematográficas", se entiende que no hay ciencia exacta tras el Oscar y sus nominaciones. Se entiende que, inserto en un negocio de alcances planetarios, es un juego que a casi todos nos gusta jugar. Y acá vamos de nuevo.