En este último día de Viña 2020 asoma un poco más de congestión por Alvares, la céntrica vía que conecta con la Quinta Vergara. Las escenas y los personajes en las inmediaciones del evento se repiten en estos seis días: el helicóptero policial que sobrevuela el anfiteatro, el niño pobre con chalas que vende modestos dulces frente a un camión de completos, los funcionarios del GOPE conversando distendidos a la entrada del acceso con credenciales por Quinta, los revendedores metros más allá cerca de la plaza Parroquia y un adolescente con cara de aburrido que se pasea con un megáfono mientras una grabación repite monótona que el acceso es por Prieto, una cuadra más allá. Casi no hay rastros de la tensión del primer día excepto una monstruosa camioneta policial en la salida enrejada de plaza Parroquia. Los presagios apocalípticos de la presidencia no se cumplen. Se escuchan sirenas a lo lejos pero no hay reportes de mayores disturbios.

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Franqueado el último control en la Quinta Vergara, el público mayoritariamente juvenil y con mayor presencia de niños copa rápido la galería mientras la platea demora tal como ha ocurrido cada día. Bajos poderosos se dejan sentir en la Quinta y por las pantallas se ve a los animadores bailando una torpe coreografía rumbo al escenario, Martín Cárcamo con menos ritmo que una manilla. Ya en escena y tal como dice Wikipedia, María Luisa Godoy define a Ozuna como el "negrito de ojos claros". Una facción de la galería está en otra y corea "las balas que nos tiraron / van a volver". Corre video resumen de la jornada anterior y días previos soslayando convenientemente la displicencia de Maroon 5. Se escuchan gritos contra Sebastián Piñera, el cántico que involucra su nombre con el de Augusto Pinochet.

En este festival de Viña 2020 bajo estricto control como una zona sitiada, ha desaparecido la tradición del beso de los animadores porque la gente ocupa el tiempo en gritar consignas y así ha sido todas las jornadas. A las 21:45 aparece Ozuna, otro monarca puertorriqueño del reggaetón, el tercer artista más escuchado en Chile en 201 según Spotify tras Bad Bunny y Anuel AA. Y a diferencia del primero, que estuvo en Viña 2019 con un show que electrizó al público aunque apenas contaba con acompañamiento musical, Ozuna trae una portentosa banda de sonido orgánico y resuelto.

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De 27 años Juan Carlos Ozuna Rosado, su nombre completo, canta mucho más de lo que se espera en los artistas urbanos. Es apoyado constantemente por un corista que se escuchaba muy arriba en la mezcla, ambas voces con autotune, un recurso propio de estos días como en los 60 y 70 se usaba el wah-wah en guitarra. Las canciones de Ozuna hablan de lo típico, la discoteca y todo lo puede suceder ahí, o "tener una cuenta de banco con muchos ceros", como cantó en El Farsante, un éxito junto a Romeo Santos.

Encaminados a los 20 años de dominio del reggaetón en los gustos juveniles, por el festival de Viña han pasado los más grandes exponentes. Ozuna no entra al podio que domina hasta hoy Daddy Yankee. Aún es joven y tiene talento pero no está para echar la Quinta abajo como ha pasado unas cuantas veces con los ritmos urbanos. Su paso fue consonante con el espíritu contenido de esta versión del festival de Viña del Mar.