El ex comediante de El club de la comedia, Pedro Ruminot, tuvo su debut en el escenario de la Quinta Vergara en el 2016. Entre aplausos y pifias, el humorista fue el encargado del humor en la cuarta jornada del certamen. Una noche complicada para el humor, ya que le tocaba actuar después del número anglo de Lionel Richie, que hizo bailar al público con sus grandes éxitos.
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Comenzó bien. Sacó risas y aplausos, burlándose de sí mismo -en especial de su relación con la comediante Alison Mandel y de su piel morena-, de los "cuicos" e incluso de los políticos. "Le quiero mandar un mensaje a la presidenta Michelle Bachelet, ya que se entera de todo por la prensa, que mande un oncólogo a Punta Arenas", dijo el humorista.
Pero poco a poco, el comediante hacía despertar al monstruo. Partió con una broma religiosa que no cayó bien en la Quinta Vergara. Se burlo de Jesús y sus apóstoles al hablar de ellos como pandilleros, que hacían grandes fiestas llenas de vinos y prostitutas -mencionando a María Magdalena como una de ellas-. Luego agregó un comentario sobre José, criticando su poco reconocimiento como padrastro de Jesús y aplaudió que el carpintero creyera la historia sobre la paloma y el embarazo de María. Las pifias no se hicieron esperar, siendo las primeras de su presentación.
El show continuó con altos y bajos, pero después de casi una hora, los animadores -en aquel entonces Carolina de Moras y Rafael Araneda- se subieron al escenario. Se quedó con la Gaviota de Plata y los nervios le jugaron una mala pasada al comediante. "Estoy muy contento, casi tiritando. Nunca me imaginé que iba a estar en el Festival de Viña", dijo mientras le entregaban el galardón.
Cuando el humorista comenzó con el bis, el monstruo despertó con todas fuerzas y las pifias se empezaron a escuchar. Un chiste sobre los extraterrestres en el país no hizo reír a la Quinta Vergara y el comediante se despidió, sin llevarse el segundo premio.
Después de la presentación, Ruminot confesó que le ganaron los nervios: "Me puse nervioso en el bis, me compliqué, pero el plan era terminar con decir 'buenas noches' después de decir 'no quiero que me llamen cobarde, prefiero que me llamen populista'. Mi rutina estaba planificada para terminar ahí, decir buenas noches pero seguí porque me engolosiné", aseguró.
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