Sideman de músicos de la talla de Cannonball Adderley, John Coltrane y Wes Montgomery, entre otros grigantes del jazz, el fallecido baterista Jimmy Cobb (91) era conocido sobre todo por su participación en la histórica sesión que dio forma a Kind of blue de Miles Davis, un disco escogido por la revista Rolling Stone como el número 12 de su lista con “Los 500 mejores álbumes de todos los tiempos”.
Según reporta ABC, el pasado mes de enero su hija Serena Cobb lanzó una campaña en el sitio Gofundme para recolectar ayuda económica por sus problemas de salud que no fueron revelados.
“Como un hombre humilde y muy privado que siempre ha sido, jamás se quejaría o pediría ayuda, pero para poder cuidar de él, nuestra familia tiene graves necesidades. Durante los dos últimos años, mi padre ha sufrido problemas médicos que conllevan serias limitaciones físicas. Por desgracia, debido a dificultades financieras, no ha podido recibir el tratamiento adecuado”, decía el texto de su petición.
Según el medio, su seguro médico no cubría los gastos de su tratamiento, y cientos de fans y artistas —como el guitarrista Pat Metheny o el saxofonista Joe Lovano—, donaron miles de dólares para apoyarlo.
El fallecido Jimmy Cobb trabajó con nombres de la talla de John Coltrane, Cannonball Adderley, Wes Montgomery, Dizzy Gillespie, Dinah Washington, Pearl Bailey y otros ilustres del jazz, pero su figura siempre estará especialmente ligada a sus colaboraciones con Miles Davis, sobre todo por su colaboración en el legendario Kind of Blue.
Grabado en el 30th Street Studio de Nueva York en dos sesiones durante la primavera de 1959, el 2 de marzo de 1959 se registró en una primera sesión la cara A del disco, donde figuran los temas “So what”, “Freddie freeloader” y “Blue in green”, y en una segunda sesión, el 22 de abril, la cara B con “Flamenco sketches” y “All blues”.
Cobb, que comenzó como baterista autodidacta en su Washington natal, recordaba aquellas míticas sesiones en sus memorias.
“Aquel día de primavera de 1959, recuerdo que me levanté por la mañana con una cierta excitación: tenía una sesión de grabación con Miles Davis; me vestí y preparé el instrumento. Fui al estudio de Columbia de la calle 30, entré la batería y la monté. Esperé a los compañeros, que fueron llegando, expectante por lo que íbamos a hacer”, escribe el músico.
"Siempre me gustó aquella iglesia —continúa—, tenía una acústica fabulosa. Empezamos a mirar algunos temas y, cuando nos metimos en ello, la cosa sonaba de maravilla, con una suavidad total. Sin hacer ningún esfuerzo, sin tensiones, muy relajados. El grupo sonó compacto en todo momento. ¿Cómo iba a sonar mal con los músicos que había? Al piano, Bill Evans y Wynton Kelly. Paul Chambers, el mejor contrabajista de entre los jóvenes en aquellos tiempos, y John Coltrane y Cannonball Adderley”.
“Al escuchar las pistas que iban grabando empecé a pensar en lo bien que tocaban, en el origen de su sonido, su técnica y sus ideas. Cuando pienso en Bill pienso en alguien que fue obligado por su madre a tocar toda su vida, que fue a varias escuelas de música y conservatorios, que tocó mucha música clásica, pero que no encontró su propio estilo hasta que se estableció por su cuenta. Y Wynton, que amaba a Errol Garner por su manera de tocar, de sentir las cosas, y por su manera de ‘sinwgar’ (a veces Garner sonaba como dos pianistas a la vez). El espíritu y el sabor de Wynton provenían de sus raíces antillanas. Paul, cómo no, procedía de la escuela de Jimmy Blanton y Oscar Pettiford: se notaba en su manera de tocar. Cannonball, y eso lo puedo asegurar, era resultado de Benny Carter, Charlie Parker, tal vez un poco de Earl Bostic en lo que se refiere a técnica, y Johnny Hodges en cuanto al sonido. Las referencias de Coltrane eran Ron Byas, Coleman Hawkins, Lester Young, y en su última etapa, Sonny Rollins, y algo aprendió, también, de Earl Bostic. Miles venía de… bueno, todos los trompetistas proceden de Louis Armstrong. Siempre quiso tocar como Dizzy. Escuchaba a Howard McGhee y a veces también a Harry “Sweets” Edison. Miles vivía con Clark Terry. Estoy seguro que aprendió mucho con él, y lo admiró durante toda su vida. Yo crecí escuchando la orquesta de Billy Eckstein con Art Blakey; también escuchaba Gene Krupa, Buddy Rich, Shadow Wilson, Max Roach y Philly Joe Jones. Para improvisar como lo hacían habían tenido que aprender de los gigantes del jazz. En la grabación de Kind of blue se puede sentir el espíritu de todos estos músicos", sintetiza el baterista.
El experto en jazz Ethan Iverson descubrió que el fallecido Cobb ganó apenas 66,67 dólares por las sesiones del multiplatino Kind of Blue, y que no ha recibido royalties por los millones de copias vendidas desde su publicación en 1959. Solo algunos miles de dólares le fueron entregados por el sello Sony, actual propietario del disco, por hacer entrevistas promocionales para apoyar las reediciones del álbum.