Muere Guillermo Machuca, uno de los téoricos del arte más influyentes de Chile
De personalidad provocadora y mirada inquisitiva, el curador y crítico hacía clases en la Universidad de Chile y formó a varias generaciones de artistas. Su cuerpo fue hallado sin vida en su casa, después de que dejara de responder el teléfono hace varios días.
Sin previo aviso Guillermo Machuca había dejado de hacer sus clases y sus amigos comenzaron a llamarlo por teléfono. No hubo respuesta. Finalmente este lunes 8 de junio, uno de sus colegas de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile llegó a su casa junto a efectivos de la Policía de Investigaciones (PDI) sólo para comprobar que el académico estaba sin vida. Hasta el cierre de esta nota, su cuerpo aún permanecía en el Servicio Médico Legal con el objetivo de determinar la causa de su muerte.
Formador de varias generaciones de artistas y teóricos en la casa de Bello, Guillermo Machuca fue uno de los más brillantes críticos y curadores del arte en el país. Su mirada traspasaba la especificidad de la academia y era capaz de mezclarse con la historia, la cultura pop, la calle y hasta el fútbol. Al mismo tiempo poseía el don de escribir con claridad, de mirar con distancia irónica, de interpelar y de polemizar con un filo certero y ejemplar. Eran cualidades, sobre todo la de la nitidez en el lenguaje, no siempre habituales entre los teóricos.
Nacido en 1962 en Punta Arenas, Guillermo Machuca también tuvo una destacada labor en la curaduría y llegó a escribir más de cien textos críticos. Se formó como teórico del arte en la Universidad de Chile en los años 80, donde uno de sus maestros fue el escritor y pintor Adolfo Couve (1940-1998). Era el Chile bajo la dictadura, donde el arte contestatario se movía en las coordenadas del centro cultural El Trolley y posteriormente Las Yeguas del Apocalipsis.
Entre sus libros destacaron Después de Duchamp (2004), Remeciendo al Papa (2006), Alas de Plomo (2008), El traje del emperador (2011) y, recientemente, Astrónomos sin estrellas (2018). Machuca fue profesor de artistas como Natalia Babarovic (1966) o Pablo Chiuminatto (1965), pero también tuvo un camino conjunto con quienes después tendrían una carrera en las artes visuales.
Uno de ellos fue Arturo Duclos (1959), quien lo recuerda así a Culto: “Estuvimos trabajando juntos en los años 90. Yo creo que para los dos fue importante nuestra colaboración, porque yo estaba surgiendo como artista y él también como crítico de arte y como curador”. Duclos también hace referencia al estilo de escritura de Machuca: “Él era muy afilado en sus criticas y eso también le causó mucho rechazo de varias personas, pero también el respeto en el mundo académico y en el medio del arte. Era un personaje controvertido, sin dudas”.
En su rol de teórico y formador, Pablo Chiuminatto recalca: “Como profesor era una persona muy entrañable en su mirada y en la capacidad que tenía para enseñarte a ver los sucesos. Marcó a muchas generaciones de estudiantes en la Universidad de Chile. Nos enseñó que no bastaba con saber: además había que tener agudeza. Esa ironía a la que me refiero lo transformaba en un personaje muy querible”.
El artista audiovisual también se refiere al valor de los textos de Machuca, casi siempre punzantes y certeros: “Era capaz de tener un lenguaje mucho más comunicativo que la crítica tradicional de los años 80 y muchos de sus textos llegaban a ser delirantes. Sus columnas en The Clinic, por ejemplo, eran totalmente provocadoras, con esa huella de la intriga, de algo que siempre atraviesa la historia y es muy sabrosa de leer”
“No me identifico con los intelectuales que hacen carrera”
Pero es probable que la mejor definición de Guillermo Machuca la haya entregado él mismo, En entrevista en el diario La Segunda, en el 2018, decía: “No me identifico con los intelectuales que hacen carrera, sino con los más ilustrados y bohemios. Y con errores también. Con una vida más activa fuera de la universidad. Me gusta la intervención en la cultura de masas y pienso que eso hay que compatibilizarlo con ser buen académico. Uno tiene que estar en ambos lados”.
El artista visual Camilo Yáñez (1974) también fue cercano a Guillermo Machuca y destaca su capacidad para analizar el panorama artístico nacional: “Machuca vivió y se padeció a sí mismo desde un punto de vista político, en el sentido de que la crítica ácida era su forma de respirar. Fue alguien que se dedicó a ponerle apodo a toda la escena chilena: todos los que pasaban frente a él tenían algún sobrenombre o algún comentario o algún aforismo reflexivo puntiagudo de su parte”.
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