Muhammad Ali, Malcolm X, Angela Davis, Richard Nixon, Lyndon B. Johnson. Nombres que juntos en una sucesión de imágenes pueden sonar a una misma canción, a una misma época. Lo más disruptivo en Da 5 Bloods (5 Sangres) llega antes de los 10 minutos, con un afroamericano hastiado que pide la expulsión de los inmigrantes y que se levante “ese muro”.
Más tarde, saca su gorra de MAGA (“Que América vuelva a ser grande”) y sucesivamente se revela como el hombre más atormentado de un cuarteto de amigos que se reencuentra en la tierra donde vivieron sus mayores traumas y dolores, como la pieza más explosiva de un relato que a partir de Vietnam en el presente reflexiona desgarradoramente sobre al menos cinco décadas de racismo y una nación fracturada.
“Mi primera reacción fue muy, muy positiva, es emocionante para mí leer un material que tiene en el centro de la narrativa a estos hombres”, afirma a Culto Delroy Lindo (67), quien con su voz distinguible pide una pausa de un segundo, para luego continuar al teléfono: “Lo que quiero decir con eso es que estamos al frente y al centro de esta película, es nuestra historia, y eso está claro desde el principio. Fue emocionante para mí leerlo, porque uno no suele ver una historia en la que aparecen no sólo hombres negros, sino que los veteranos de Vietnam”.
En el filme que Netflix estrenó este viernes, su primera colaboración con Spike Lee desde 1995 (Clockers), el actor encarna a Paul, simpatizante de Trump y un alma martirizada por un conflicto que en su interior, lejos de cesar, sólo se ha intensificado con los años. El grupo de viejos camaradas del que es parte regresa a Ho Chi Minh en busca de su líder caído en combate en 1971, Stormin’ Norman (Chadwick Boseman), y de un objeto que quedó oculto en algún punto de la selva vietnamita mientras peleaban para Estados Unidos.
Subterránea y ferozmente se asoma en paralelo el viaje personal del personaje de Lindo, dibujado por Lee como un descenso a los infiernos e interpretado de manera descollante por el actor de Malcolm X (1992) y Las reglas de la vida (1999), desde ya en competencia por premios y un Oscar al que jamás ha postulado.
Tras más de cuatro décadas de carrera en cine, teatro y televisión, forjada en San Francisco y muchas veces más reconocida por secundarios que por roles estelares, el británico de padres jamaicanos se apodera de un protagónico exigente que no deja de crecer en las más de dos horas y media de película. De una relación quebrada con su hijo (Jonathan Majors) a un soliloquio y a una interpretación de Marvin Gaye, Lindo es la estrella de un drama bélico que examina la historia de un país y los 5 Sangres del título.
“No hablé con ningún partidario de Trump”, indica sobre el armado de su personaje, luego de decir tres veces “no”. “Cómo racionalicé la manera en que Paul podría convertirse en un seguidor de Trump tuvo que ver con la pérdida y la traición que ha sufrido en su vida”, plantea sobre un proceso que incluyó conversaciones con veteranos de esa guerra, familiares y desconocidos, además de la preparación con sus compañeros de elenco, Clarke Peters, Isiah Whitlock Jr. y Norm Lewis.
“Entiendo que Paul se ofreció como voluntario para ir a Vietnam, no fue reclutado. Así que fue a Vietnam por su propia ilusión, por su propia elección. Cuando regresaron a Estados Unidos después de la guerra de Vietnam, muchos de ellos fueron rechazados. Paul fue traicionado por su país, además que perdió a su esposa y ha sufrido muchas traiciones en su vida personal. Cuando pensé en eso y lo incorporé a la psicología de Paul mientras creábamos el personaje, tenía un cierto sentido para mí que si viene alguien que dice ‘puedo mejorarlo, voy a hacer tu vida mejor’, sintiéndose desconectado de la sociedad, votara por esta persona. Así que eso fue lo racional que usé en cuanto a cómo y por qué Paul votaría por Trump como presidente”, explica el intérprete de la infravalorada serie The good fight.
Sucesora de El infiltrado del KKKlan (2018) en la filmografía de Spike Lee, Da 5 Bloods es tan punzante y ambiciosa como lo mejor del director afroamericano. Agigantando su repercusión, llega al streaming en uno de los momentos más álgidos de la lucha contra la discriminación racial, tras las manifestaciones que dieron la vuelta al mundo a raíz de la muerte de George Floyd a manos de la policía el 25 de mayo en Minneapolis, Minnesota.
-En la película se menciona que los afroamericanos eran el 11% de la población de los Estados Unidos, pero en Vietnam representaban el 32% de las tropas. ¿Cómo cree que eso resuena hoy?
-El hecho de que los hombres negros hayan sido el 32% de la fuerza de combate en Vietnam habla de la continua desigualdad racial que está presente en este país. No lo sé de manera específica, pero diría que tradicionalmente en guerras posteriores, en conflictos posteriores, los soldados negros constituyen un porcentaje desproporcionado de la fuerza de combate. Habla de un par de cosas. Uno, habla de la continua desigualdad racial del país. Y dos, hay muchos hombres jóvenes que quizás ingresan al Ejército porque sienten que no tienen otra opción para sus vidas. Eso habla de un aspecto social, político y quizás racial de esta cultura que no ofrece un escenario democrático en este país, y las oportunidades que tal vez deberían tener.
-Spike Lee ha señalado que el racismo es una pandemia global previa al coronavirus. ¿Cree que las manifestaciones de Black Lives Matter en Estados Unidos y en el mundo marcan un antes y un después en la lucha contra el racismo?
-No sé, realmente no tengo idea, pero me alientan un par de cosas. Me alienta el hecho de que esto se haya convertido en una reacción global al asesinato de George Floyd. También que sea una reacción y protesta diversa, étnica y racialmente frente a lo que representa su asesinato. Entonces, no sé si es un punto de inflexión, (pero) espero que pueda conducir al tipo de cambio sistémico que este país y quizás otros países del mundo necesitan. También me alienta el hecho de que el rechazo negro sea liderado por jóvenes. Tengo un hijo de 18 años, mi esperanza es que el tipo de cambio que es necesario pueda sucederle a su generación y a la generación de mis nietos. Así que no sé la respuesta a tu pregunta, pero tengo que ser optimista de que pueda haber un cambio sistémico.