En una fiesta en Hollywood o en el campo de batalla en Francia, Perry Mason es un espectáculo visual que deleita. Un viaje a los años 30 en Los Angeles, melancólicos, oscuros, donde la serie sitúa a su protagonista (Matthew Rhys) detrás del extraño caso que se abre con la muerte de un niño de sólo meses.
No es el abogado defensor que se hizo popular en los años 50 y 60 encarnado por Raymond Burr en la televisión, sino que una versión anterior y completamente nueva. La apuesta de HBO liderada por el actor de The americans opera más bien como una precuela que funciona por sí sola, incluso sin saber quién es este hombre que el escritor Erle Stanley Gardner creó hace casi 90 años.
Por eso, explica John P. Goldsmith, diseñador de producción de la serie, ninguna de las películas para televisión ni cualquiera de las adaptaciones previas fueron especialmente relevantes para el equipo detrás de la ficción que lleva tres capítulos estrenados. “Pasé muy poco tiempo investigando lo que se ha escrito sobre él, porque esta historia era mucho más sobre lo que no se ha escrito sobre él. Es más su historia de origen que quien conocemos a partir de la serie de televisión o cosas como esa”, afirma a Culto.
Reconoce eso sí a “un personaje absolutamente icónico” que en el inicio de la temporada -que HBO emite cada domingo a las 22 horas- debe investigar las circunstancias alrededor de la muerte del hijo de Matthew (Nate Corddry) y Emily Dodson (Gayle Rankin), víctima de un secuestro que tuvo un final trágico. Con problemas de alcoholismo, un divorcio reciente y más fortuna en el misterio que en su vida personal, Mason se abre paso como detective privado mientras lidia con sus propios fantasmas del pasado.
“Gran parte de eso proviene del trauma que sufrió en Francia, y ahora el tipo de dificultades que está sufriendo es el lugar donde se encuentra, en la casa de sus padres, sin haber sido capaz de ganarse la vida por sí mismo. Y en el curso de nuestra historia todo cambia. Eso era en lo que tenía que meterme, para encontrar la expresión visual de la psicología de este personaje”, indica Goldsmith, con experiencia en películas como Sin lugar para los débiles y The master y series como The OA.
En la ficción de HBO en algún momento el rol principal sería interpretado por Robert Downey Jr., en lo que hubiera sido su papel más importante en televisión desde Ally McBeal, pero finalmente sólo terminó como productor ejecutivo junto a su esposa, Susan. Fuera del proyecto también quedó Nic Pizzolatto, creador de True detective, sustituido después por Rolin Jones y Ron Fitzgerald (Weeds) como showrunners de los ocho capítulos.
Cambios que no hicieron que la serie bajara su apetito al traer de vuelta en grande a Perry Mason, ahora recibido con críticas templadas pero elogiado particularmente por la actuación de Rhys y su aspecto visual. Si una persecución en un edificio en medio de la llegada del año nuevo se eleva como uno de los mejores momentos del primer episodio, una concurrida ceremonia marca uno de los pasajes más estimulantes del segundo, todo obra en gran medida del equipo encabezado por Goldsmith.
“Parte de nuestra labor en este proyecto fue trabajar en muchas escalas diferentes, debido a que algunas de las escenas son absolutamente enormes, involucran a cientos de personas y lugares muy grandes, y algunas otras son súper íntimas. Puede ser un personaje en las sombras fumando un cigarrillo o dos personajes compartiendo un trago. La forma en que trabajábamos tenía que ser en todas esas diferentes escalas en simultáneo”, relata.
Drama de época e historia de detective, la ficción recrea Los Angeles durante los años siguientes a la Gran Depresión, ilustrando desde el racismo a la exacerbación religiosa. “Hay otros proyectos de este período y de los que queríamos separarnos o distinguirnos. Así que se habló mucho sobre la paleta en sí, buscamos muchas pinturas de la época, de la década de 1920 en Los Angeles, para obtener ideas sobre cómo los artistas veían el color y la paleta de la ciudad en ese momento. Hubo una breve conversación sobre si haríamos o no este proyecto en blanco y negro”, revela.
También entrega otro detalle: originalmente la serie comenzaba en la guerra, de donde Mason vuelve totalmente dañado. Sobre esas escenas, que aparecen mediante flashbacks y fue lo primero que se grabó en el rodaje, Goldsmith cuenta que la referencia fue el clásico Senderos de gloria, de Stanley Kubrick. “La vimos y todos la amamos”, dice.
“Para el departamento de arte siempre es muy importante comenzar con fuerza. Me preocupaba mucho que se viera fenomenal, así que pasamos mucho tiempo construyendo un modelo de esa ubicación en particular”, señala. “El trabajo fue muy difícil y fue una gran cantidad de trabajo, pero fue una experiencia fantástica en general para mí”, finaliza.