“¿La música? Para mí —y no sólo para mí— tiene un valor absoluto y muy importante, pero en este momento no tiene ningún valor. No es que en una situación como esta me ponga a escucharla para poder consolarme por lo que sucede”.

Escuchar una frase así siempre tiene un efecto extraño, pero cuando te la dice por teléfono desde su casa romana uno de los mejores compositores italianos de todos los tiempos —ganador, entre innumerables premios y reconocimientos, también de un Oscar por su trayectoria (en 2007) y de un Oscar a la mejor banda sonora (por Los 8 más odiados, de Tarantino, en 2016)—, bueno, entonces el efecto no podrá obviamente sino ser más fuerte.

“Estoy encerrado en casa con mi esposa María y creo que este aislamiento necesario establecido por el gobierno será suficiente para detener el mal que de alguna manera nos rodea”, explica Ennio Morricone. “No compongo ni escucho música, este no es el momento”, agrega.

La última vez que lo habíamos encontrado fue a fines de enero de este año y estaba más emocionado que nunca. Muy elegante, acababa de recibir un premio a la trayectoria en el Senado y no podía hablar. Alguien como él, tan esquivo y tímido, a veces precavido, pero áspero sólo en apariencia porque siempre es gentil a su modo, antes que las palabras siempre ha preferido las notas —su música—, aquellas con las que logró contar historias de valor universal que desde el cine a la televisión, desde la dirección de orquesta a la composición, han sabido encantar a generaciones completas, convirtiéndose en testimonios vivos del genio y la excelencia de Italia en el mundo.

Si Por un puñado de dólares de su antiguo compañero de clase en el colegio y amigo fraterno Sergio Leone o Investigación sobre un ciudadano libre de toda sospecha de Elio Petri y Cinema Paradiso de Giuseppe Tornatore (con quien escribió el libro Ennio un maestro, Harper Collins, 2018) se han convertido en películas de culto, se lo debemos a él que hoy, a los 91 años, hizo la música para más de 500 películas y series de televisión, además de obras de música contemporánea. Está cansado y emocionado también en esta ocasión, pero se trata de emociones obviamente muy distintas debido a la emergencia del coronavirus que sigue.

Morricone y su premio a la trayectoria en el Senado italiano en enero de 2020.

-¿Tiene miedo?

-Por supuesto, como todos. En los últimos días, mi esposa y yo hemos estado muy preocupados por uno de mis hijos que no ha estado bien, pero ahora se siente mejor y estamos aliviados. Por lo demás, sin embargo, estamos ciertamente preocupados por lo que está sucediendo. Yo lo estoy mucho.

-¿Qué efecto tendrá sobre todos nosotros esta situación que estamos viviendo?

-En general e independientemente de la edad que se tenga, una pandemia como esta nos lleva a quedarnos más en casa de todas formas, a redescubrir nuestro tiempo y la calma, a intensificar los afectos, a descubrirnos a nosotros mismos.

-¿Cuál es su regla a seguir?

-Es una y una sola: mantener la calma. Por lo demás, escribo, leo, veo las noticias, me informo, pero es necesario mantener la calma.

Papa Francisco en su caminata por Roma hacia una iglesia en que pidió por los enfermos de coronavirus en marzo.

-Hace algún tiempo declaró que el género “western” era solo el 7% de su producción y que también ha escrito para el Papa. ¿Qué pensó cuando vio al Papa Francisco en la televisión o en los periódicos caminando en el centro de Roma hasta la iglesia de San Marcello al Corso?

-Ha hecho bien. Es necesario rezar por nosotros los italianos y por el resto del mundo: ¿quién puede hacerlo si no alguien como él?

-¿Le gusta el papa Francisco?

-Mucho. Siempre he tenido una gran confianza y una gran simpatía por él y me gusta lo que dice y lo que hace. Este último gesto demuestra aún más su grandeza.

-¿Y qué piensa, en cambio, de personajes como el presidente estadounidense Trump y el primer ministro inglés Johnson?

-Creo que han hecho mal —sobre todo el primer ministro inglés— al no hacerse cargo de la situación de inmediato y seriamente habiendo tenido como ejemplo a Italia y nosotros los italianos. En cualquier caso, otros países europeos también están rezagados. Es una situación que no sabemos a dónde nos llevará.

-En estos días, muchas personas han hecho y continúan haciendo “flashmob” en las ventanas con canciones y bailes: ¿le gustan?

-Para mí, este hecho de que muchos canten desde los balcones o entre ellos y que ondeen banderas, por un lado causa simpatía, pero por otro lo considero inoportuno.

-Sin embargo, es una reacción para seguir viviendo y seguir esperando, respondería la mayor parte de ellas.

-Por supuesto, un poco de ligereza puede ayudar, no hay duda, pero en estos días ha habido un porcentaje muy alto de muertes y se necesitaría más respeto. Me pregunto qué piensan todas esas personas en esos momentos: en mi opinión, sólo piensan en sí mismos.

-Entonces, ¿qué aconseja hacer?

-Ya lo he dicho: es necesario mantener la calma.

-Gracias.

-Soy yo quien agradezco y me debe perdonar si mi prosa en esta ocasión no ha sido muy brillante.