Subtitulado Conversaciones con Jorge González 2005-2020, el nuevo libro del periodista Emiliano Aguayo —autor de Maldito sudaca (RIL, 2005) y Las voces de los 80 (RIL, 2014)— repasa la historia reciente del líder de Los Prisioneros, con el propio González como protagonista de una serie de entrevistas que detallan con especial énfasis los días posteriores al infarto isquémico cerebeloso que el músico sobrellevó en febrero de 2015.

Allí González, que en medio de su proceso de rehabilitación asegura que volvió a ser hijo, ofrece valiosos puntos de vista sobre temas tan variados como su discografía más reciente como solista, sus días de rehabilitación en Quillota o el estallido social chileno, revelándose como el agudo observador de antaño.

“Yo veía venir un caos”, asegura el músico desde una entrevista realizada al calor del estallido social y previa a la actual crisis sanitaria, donde también dice: “Piñera está encarnando todo lo que la gente no quiere”.

“Yo veo al mismo Jorge González, inteligente, rápido de respuesta, informado, analítico”, opina Emiliano Aguayo, “la única diferencia es que ya no podemos hablar de su siguiente concierto, porque ha decidido dejar los escenarios”.

En Independencia cultural, González valora que sus canciones “sirvan para que la gente se reúna” y concluye que, con la muerte de Gladys Marín, desaparece la verdadera izquierda de Chile, pero también que votaría por alguien como Daniel Jadue si es que fuera ungido candidato presidencial.

“Siento que él cree en la izquierda histórica y ve a Daniel Jadue ahí, no tanto a los más jóvenes, que no los conoce tanto”, explica el autor del libro, “siente, además, que el alcalde de Recoleta hace hartas cosas”.

A la altura

Independencia cultural semeja una conversación libre ordenada en capítulos cronológicos con la lucidez de Jorge González como brújula. Tienen especial importancia sus juicios contra el poder o su visión de la actual pérdida de liderazgos, entre anécdotas que revelan su redescubrimiento de la discografía de Charly García, su asistencia al último concierto de Paul McCartney en Chile, su disgusto con la vida nocturna que conlleva la música electrónica o su valoración de Buddy Richard y la música sin producción.

“Me encantan los inéditos. Ahí se encuentra la verdadera esencia”, dice Jorge González en el libro, “en el estudio, después, estás muy nervioso”.

El libro contiene la más completa discografía de la obra de Jorge González, entre charlas inéditas, como una fallida entrevista pactada con la revista Gatopardo, y otras publicadas por medios como La Nación Domingo, Rolling Stone Chile o paniko.cl.

-¿Qué define a González en estos últimos 15 años?

-Su consolidación como solista. Y, en el entorno, afortunadamente, un nuevo periodismo que ha dejado ver mucho mejor su obra y hacer más oídos sordos al pelambre farandulero que alguna vez afectó su imagen pública, donde, lamentablemente, a ratos, se dejó de ver el tremendo aporte a la música nacional.

-Los últimos cinco años se han publicado una serie de libros sobre la figura de Jorge González, incluyendo pasajes desconocidos de Los Prisioneros o sus propias memorias. ¿A qué se debe?

-Yo creo que Jorge González es el músico chileno de música popular más importante del país desde diciembre de 1984 [NdE: fecha en que se publicó el primer disco de Los Prisioneros, La voz de los ’80], por lo que hay muchos años que relatar de su vida y obra aún. Algunas publicaciones, claro, creo que no han estado a la altura, como reunir frases desde google en un par de meses. Yo mismo, en los inicios de los 2000, antes de Maldito Sudaca, había estado años reuniendo material y visitando la Biblioteca Nacional haciendo esa pega, que luego regalé como ebook por la red.

-En cuanto a su legado musical y sociopolítico, en 2005 escribiste en Maldito sudaca que Jorge González está a la altura de Violeta Parra y Víctor Jara. Ahora en Independencia cultural, a la luz del estallido social, dices que esa tesis se respalda, ¿por qué?

-En 2005, esa afirmación, pareció una herejía, no para los fans, por supuesto, sino para el poder mediático que manejaban esos días los medios de comunicación, muy conservadores y más mirando a Europa y Estados Unidos que hacia Chile. Hoy, ha cambiado el periodismo. Han llegado periodistas más jóvenes que, al parecer, quieren y destacan más el gran valor de la música chilena, lo que ha redundado, también, en que las cosas tomen un cauce natural, y se releve lo importante. No solo lo dije yo por primera vez en ese momento, sino luego lo han repetido otros, al presentarlo en algún escenario. En 2016, Michelle Bachelet, al entregar el Premio a la Música Nacional Presidente de la República, dice algo muy potente, que González es “el letrista y compositor de música popular más influyente de la segunda mitad del siglo XX chileno y de estos años del siglo XXI”.

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