“Ojalá pase algo que te borre de pronto”: cómo olvidar un amor según Silvio Rodríguez

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Silvio Rodríguez.

Su nombre era Emilia, la musa de varias canciones del compositor cubano reconocido por sus melodías en trova. A bordo de un barco, en la calma del océano, el cantautor transformó el dolor en uno de sus temas más reconocidos.


Fue grabada en España y publicada en 1978, pero el origen de “Ojalá” fue 10 años antes, muy lejos de la natal Cuba de Silvio Rodríguez.

¿Dónde está la línea que separa el amor del desamor? Probablemente Rodríguez no tenía la respuesta en sus manos cuando escribió la canción. Dolido, aún tenía sentimientos vivos, pero la relación ya no existía.

A bordo del barco Playa Girón por la costa occidental de África, el trovador tomó lápiz y papel y tradujo en letras y notas lo que tenía atorado en el pecho. Una mezcla de buenos deseos con el resentimiento propio de un quiebre.

Inspirado en las novelas de Jack London y Robinson Crusoe que leyó en su juventud, decidió navegar como recreando las historias del mar y piratas que tanto le fascinaban.

"Todo eso unido a que Cuba acababa de hacer la flota de pesca, y los pescadores, que tenían un compromiso muy grande con nuestra patria, partían hasta dos años sin regresar a Cuba con tal de hacer una tras otra campaña de pesca, ya que esa era una de las fuentes fundamentales de divisas", explicó el cantautor en conversación con Isabel Parra y Eduardo Olivares en octubre de 1981.

En el registro, realizado en París para la revista Hoy, el hombre de "Óleo de mujer con sombrero" atribuye su viaje a la contingencia en su país y su "vocación aventurera". Ambos factores hicieron que diera vueltas por África en un barco de pesca durante cinco meses.

"Entonces, lógicamente, cuando no tenía nada que hacer en el barco pues me ponía a hacer canciones", dijo Silvio.

"Tú haz lo que te dé la gana", le dijeron los tripulantes del barco. Pero a Rodríguez le avergonzaba quedarse de brazos cruzados, como un mero espectador. "Me metía a la sala de proceso y escogía un poco de pescado, subía para allá arriba y tiraba los chinchorros y todo eso. Pero cuando me aburría me metía otra vez allá adentro y seguía haciendo canciones".

En ese contexto, entre carnadas y aperos, con pescado como alimento y el mar como paisaje, no podía dejar de pensar en una mujer: Emilia.

"Está dedicada a una mujer que fue, podríamos decir, mi primer amor. Fue un amor que yo tuve cuando estaba en el ejército, haciendo mi servicio militar. Yo tenía 18 años y fue mi primer amor importante en el sentido de que fue el primero que me enseñó cosas", relató el músico cubano.

Rodríguez, en ese entonces de 23 años, convirtió la nostalgia en una canción que refleja el conflicto de emociones: el deseo de querer lo mejor para la persona amada, con la rabia y tristeza de la despedida.

"Cuando uno aprende a través del amor es como fundar algo. Ese amor me incorporó cosas buenas. Era una muchacha mucho más evolucionada que yo, mucho más inteligente, más culta. Me enseñó, por ejemplo, a conocer a César Vallejo, que ella adoraba", relató Rodríguez a Parra y Olivares.

Emilia Sánchez estudiaba medicina, y fueron sus estudios los que motivaron su partida a Camagüey, Cuba. "No sé por qué empezó a estudiar medicina. ¡Cosa loca de ella! Ella siempre fue de las letras", exclamó el cantautor, quien con 18 años se quedó en La Habana "totalmente desolado".

Una luz cegadora, un disparo de nieve

Ojalá por lo menos que me lleve la muerte

Para no verte tanto para no verte siempre

En todos los segundos en todas las visiones

Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones

"Pasaron los años y el recuerdo de aquel amor tan bonito, tan productivo, tan útil -¡Ojo, no confundir con utilitario!- me tenía obsesionado. Fue además un amor tronchado por las circunstancias de la vida, no fue cosa que se agotara. Y se me quedó un poco ese fantasma detrás. Por eso es que compuse esta canción, quizás en un momento de delirio, de arrebato, de sentimiento un poco desmesurado", confesó el autor de "Sueño con serpientes".

No fue la única composición dedicada a la joven que lo enamoró hace ya cinco décadas. En "Te doy una canción" exclamaba "¡Cómo gasto papeles recordándote, cómo me haces hablar en el silencio…!" y escribió también "Emilia".

Como si Silvio hubiese hecho un presagio, Emilia Sánchez se abocó a las letras: actualmente es profesora de Filología en la Universidad de Camagüey.

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