Con cinco décadas de trayectoria, y una huella como uno de los responsables de la sofisticación del rock latinoamericano desde que apareció junto a Charly García a bordo de Sui Generis, Nito Mestre (67) puede estar horas obsequiando historias de todo calibre, algo así como un wurlitzer donde puedes presionar play entre cientos de múltiples propuestas. Ejemplos:
1.- “Cuando conozco a un músico le digo: che, ¿te gustan los Beatles? Si me dice que no, quiere decir que tiene mal gusto y descarto trabajar con él. Los Beatles son mis padres musicales y son un amor eterno. Cuando quieres saber cómo es algo, vas a Google; cuando quieres saber cómo se hizo algo musical, voy a los Beatles. Tuve el sueño de conocer a Paul McCartney cuando abrí su show en Argentina en 1993; fue uno de los sueños más grandes de mi vida y coincide con parte de los días más felices que he tenido. Además no me decepcionó, en camarines hablamos como chanchos, como colegas, como amigotes, él me trataba como un igual y yo le decía: ¡pero vos sos un Beatle!”.
2.- “Hay otros músicos que me han decepcionado, no quiero decir quiénes. Pero bueno, toqué antes de Elton John en Buenos Aires, él estaba pasando por un momento muy difícil de dejar el alcohol, andaba de pésimo humor y nos dijeron que iba a pasar corriendo por los pasillos, que no quería ver a nadie, que teníamos que meternos en el camarín o mirar contra la pared. Después entendí lo que le estaba pasando, porque cuando yo dejé de beber tampoco quería ver a la gente y estaba muy rayado. Lo comprendí, aunque me quedé con el sinsabor de que su actitud no era para tanto”.
3.- “Charly es como mi hermanito, es verdad. Me he enojado con él como se enoja uno con el hermano o el amigo, a veces nos hemos mandado al demonio él a mi o yo a él. Él dice que yo soy el único que le ha gritado en la vida. No le tengo a miedo a Charly. Cuando te conocés a los 15 no es que sea Charly García (hace un gesto mirando para arriba y subrayando su nombre), que es un musicazo, gran compositor y prócer de nuestro rock. Pero para mí es mi compañero de colegio, el pata con el que armamos Sui Generis, es lo que hicimos nosotros cuando nadie nos creía. Pero nosotros sabíamos que lo íbamos a lograr y que nos iba a ir bien. Entonces cuando me encuentro con Charly, lo miro a los ojos y el tipo es mi hermanito”.
Incluso en plena pandemia, cuando el encierro parece haber confinado hasta las historias y los buenos relatos sólo suceden yendo de la cama al living y del living a la cama, el músico guarda un par de anécdotas sucedidas más allá de su casa: el progresivo enclaustramiento mundial acentuado en marzo lo encontró en Miami, desde donde tenía proyectada una gira por Europa y Estados Unidos. Sospechando que todo sería un caos y que se cerrarían los aeropuertos y las fronteras, decidió arrendar un departamento y quedarse por tres meses junto a su esposa en la ciudad. Una suerte de retiro fugaz en la capital latina de EE.UU., pero sin poder conquistarla ni disfrutarla como se debe.
Invitado ayer al espacio Sesiones íntimas de Culto que se emite por las plataformas de La Tercera, el cantante matiza: “Lo pasé bien, en el sentido que me cuidé muchísimo. Pedíamos la comida por delivery, salía a caminar y nadaba en una especie de muelle y canal que había, esa era mi vida. Volví a Argentina en junio”.
Bajo esa rutina, empezó a delinear dos proyectos inmediatos. El primero es #AméricaCantaSui, una iniciativa donde invita a músicos de todo el planeta a subir a Instagram o Youtube sus versiones de alguno de los temas de Sui Generis: “Nos ha llegado de todo y esa es la idea. Hasta algunos pegaron un trap con esas canciones”, asegura.
La otra iniciativa sucederá este viernes 31 de julio, con un show vía streaming donde festejará por adelantado su cumpleaños (es el 3 de agosto) y montará un concierto acústico con sus instrumentistas más cercanos en un teatro vacío en Buenos Aires, aprovechando el protocolo gubernamental de su país que permite a los músicos reunirse en sitios cerrados bajo distanciamiento social y estrictas medidas sanitarias.
“Tendré mi torta encima de una mesa, vamos a contar muchas historias y voy a cantar un par de composiciones que nunca antes había hecho”, adelanta. Las entradas se pueden conseguir desde Chile a través de Tickethoy.
Para un cantautor como usted que aún se mantiene activo en los escenarios, ¿le gustan los shows vía streaming que los músicos han hecho desde sus casas?
Lo he hecho y subimos algunas cosas. Nosotros ensayábamos en el living de casa, por la acústica, pero en este caso tengo la necesidad de prepararme para hacer un show, tengo la necesidad de ir a un teatro para hacer una presentación; el living de la casa me suena a otra cosa, no es lo que necesito ahora. Hace cuatro meses que no hago un concierto ni veo toda esa energía que se genera en la prueba de sonido, los técnicos y todo eso. En mi casa tendría que hacerlo solo. Además, he retomado mis clases de canto, con la profesora que era la misma de Luis Alberto Spinetta, una coach que me hace dos a tres clases por semana.
-¿Lo sentía necesario en este tiempo? Podría suponerse que alguien como usted no necesitaría de tal entrenamiento.
-He dejado de cantar por mucho tiempo estos últimos meses. Y me vienen bien las clases, porque es como un futbolista o un deportista que dejó de correr. ¿Y qué hace? Se queda sentado en la casa mirando TV y los músculos empiezan a aflojar. Cuando pasó lo de la pandemia me hizo acordar la frase de Maradona cuando dijo: me cortaron las piernas. A nosotros con la pandemia nos cortaron las cuerdas vocales. O la forma de poder expresarse. Es fundamental empezar a retomar la mecánica de los shows. Soy también muy amigo de lo digital. Cuando tuve problemas con el alcohol hace 23 años, lo primero que hice fue estudiar computación, me dijeron que tenía que estar con las manos y la mente ocupadas, y a una cuadra de mi casa había un instituto donde enseñaban computación, y me hice muy amigo de eso. Me encantan las pantallas, pero también necesito vivir del mundo externo”.