“Pase lo que pase, seguiremos adelante. Todo el grupo tiene ese instinto de supervivencia. Si de repente me fuera, me reemplazarían. No sería fácil ¿no?”, dice Freddie Mercury en el extracto de una de sus pocas entrevistas conocidas.

Ya de entrada el documental The Show must go on: la historia de Queen + Adam Lambert te muestra cuál es su objetivo principal con este registro: justificar que la banda siga de gira haciéndose llamar Queen con otro cantante al micrófono.

Estrenado en Netflix en julio de 2019, la producción de una hora y media de duración comienza con los últimos años de Freddie Mercury creando música junto a Brian May, Roger Taylor y John Deacon. El Live Aid fue una mención prácticamente obligatoria si se trataba de recordar los años de gloria.

“Deben recordar una cosa de Queen, siempre daban lo mejor en cada presentación. Destrozaron a Led Zeppelin, a Phil Collins, lo siento Phil, te amo. Destrozaron a The Who, lo siento, los amo. Destrozaron a todos”, dice Taylor Hawkins, baterista de Foo Fighters.

Incluso suman la cinta Bohemian Rhapsody (2018) por medio del testimonio de Rami Malek, quien personificó a Freddie Mercury en la película. “Hay una majestuosidad pura en su música que te llega a lo más profundo, y significa mucho para cada persona de una forma totalmente única” dice Malek en el registro.

Con cuñas de Mercury elegidas cuidadosamente, pasan de la añoranza al luto tras la muerte de Freddie producto del sida que padecía. Cinco meses después de la muerte del cantautor, sus compañeros organizaron un concierto homenaje en abril de 1992 que reunió a artistas de Metallica, Guns N’ Roses, David Bowie, Elton John, Def Leppard, George Michael, Robert Plant, Liza Minelli y Annie Lennox, entre otros.

Una vez finalizado, May relata que miró hacia el masivo público y pensó que sería la última vez que vería algo así. “Paramos por bastante tiempo, no queríamos continuar sin Freddie”, dice el guitarrista y astrofísico en el documental.

Se detuvieron aproximadamente una década. A mediados de los 90 el mánager de Queen, Jim Beach, el mismo que dijera “Queen será una banda actual, no una banda antigua”; sembró la idea de hacer un musical que recordara la figura de Freddie.

Por aquellos años, May, Taylor y Deacon lanzaron el póstumo Made in Heaven, pero realmente no habían mayores intenciones de seguir como ‘Queen'. Es más, en 1997 John Deacon decidió dar un paso al costado de todo proyecto vinculado a Queen. Para el bajista, Mercury no podía ser reemplazado.

Queen seguía con vida

A comienzos del 2000, la idea de hacer una obra musical volvió a los oídos de los músicos y, esta vez, sí provocó cierto interés. Con la productora Tribeca -del actor Robert De Niro, quien aparece en el documental- hicieron We will rock you, historia ambientada en un mundo distópico que prohíbe la creación de música hasta que un grupo de jóvenes rebeldes intentan cambiar las reglas. Narración que se entrelaza con las letras y melodías de Queen.

En un comienzo, Roger Taylor no estaba muy convencido de hacer el musical.

Al año siguiente, Roger Taylor y Brian May participaron de un masivo concierto benéfico en Cape Town, un mega evento musical presentado por Nelson Mandela con el fin de promover la prevención de enfermedades de transmisión sexual. Según relatan en The Show must go on, la energía del público les hizo darse cuenta que la banda seguía viva.

“Mi música es para todos. La música no tiene límites”, dijo Freddie Mercury en un registro de antaño. Otra frase perfectamente posicionada para proceder a explicar cómo se dio la combinación Queen + Paul Rodgers.

“En una entrega de premios toqué con Paul Rodgers. Su esposa dijo: ‘Tienen mucha química, solo les falta un baterista’ y May dijo: Hey, yo conozco un baterista’”, refiriéndose a Roger Taylor. El trío tuvo una historia de cinco años, durante los cuales salieron de gira y grabaron cuatro discos en vivo.

Pero era una alineación perecible. Si bien Taylor y May tenía química con Rodgers, algo les faltaba. Ese no-sé-qué llegaría un par de años después al alero de America Idol.

“El regalo del cielo” Adam

“No fue hasta que apareció este joven. Le digo ‘El regalo del cielo’ Adam. No lo pedimos, no lo buscamos, no teníamos una receta o lista de requisitos. Simplemente apareció y podía hacerlo todo”, relata Brian May.

Nacido en 1982 en Indiana, Estados Unidos, el cantante de -actualmente- 38 años confiesa que, si bien de pequeño había escuchado canciones de Queen por el fanatismo de su padre, no fue hasta que vio Wayne’s World en el cine que la banda británica despertó su interés. Tenía 10 años.

“Salí del cine e inmediatamente le pregunté a mi padre ¿Esa banda [la escena introductoria en la que suena ‘Bohemian Rhapsody'] era Queen? Cuando llegamos a casa mi padre me mostró todos sus discos”, recordó Lambert, agregando que desde ese momento desarrolló un fanatismo por el rock de los 70.

Según el relato de Leila Lambert -su madre- Adam comenzó a ver videos de Freddie para aprender cómo se movía en el escenario y veía sus vestuarios. “Me inspiró al instante y sentí que había cierta afinidad”, expresa el cantautor que desde temprana edad se entendió más con el teatro y la música que con los deportes.

De hecho, Adam era parte del elenco de la obra musical Wicked cuando decidió renunciar para postular a la octava temporada de American Idol. Audicionando con “Bohemian Rhapsody”, obtuvo los cuatro votos a favor para clasificar, a pesar que Simon Cowell dijo que era “demasiado teatral”.

Cowell no estaba muy convencido del potencial de Lambert hasta que lo vio en las presentaciones en vivo. “El día de la audiciones yo estaba de mal humor”, confesaría el directivo de Sony Music en el documental.

Sin embargo, el primer lugar de aquella temporada de American Idol fue para Kris Allen, relegando a Lambert al segundo lugar. Aunque en realidad, Adam ganó mucho más.

Spike Edney, tecladista de Queen, vio la interpretación que Lambert hizo de “Whole lotta love” en el show televisivo y le mencionó a Roger Taylor que deberían prestarle atención a aquel joven.

“Muchas personas me enviaron mails y me llamaron para decirme ‘Mira este tipo, es él, debes estar en el escenario con él'. Lo vimos y pensamos hmmmm”, rememora Brian May. La alianza se concretó cuando la producción de American Idol le pidió a Roger y Brian que tocaran en la final del programa.

“Tocamos ‘We are the champions’ con ambos concursantes como vocalistas. Los dos eran muy buenos, pero se dio una suerte de química con Adam”, agregó el guitarrista.

No fue inmediato. Tras salir del programa, Adam trabajó en su carrera solista sorteando obstáculo realmente inverosímiles para el siglo XXI. Los medios hicieron de su homosexualidad un escándalo, se cuestionó que fuera abierto al respecto sugiriendo que quizás era mejor “mantenerlo como misterio” y vio la cancelación de varias presentaciones en televisión tras besar en una transmisión en vivo a su tecladista.

Logró seguir adelante. Lanzó un álbum solista y realizó una gira por Norteamérica. Pero su vida tomó un cambio de ruta inesperado tras recibir una llamada de su representante: Queen estaba interesado en tocar con él en los MTV Europe Music Awards. “Dije inmediatamente que sí”.

Les bastó esa presentación para darse cuenta que Lambert era el indicado para seguir adelante como banda. No como un reemplazo de Freddie Mercury, pero sí como una nueva versión de sus clásicos.

“Cuando subo al escenario con estos tipos tengo que pellizcarme. Me pregunto ¿Esta es la vida real? ¿O es solo una fantasía?”, muestran a Lambert exclamando en un concierto. “Sé lo que deben estar pensando algunos: ‘Pero no es Freddie Mercury’. NO ME DIGAN!”.

“Lo que más me preocupaba era saber que al interpretar estas canciones como el cantante principal en ese momento, inevitablemente me iban a comparar con Freddie”, confiesa de sus miedos iniciales. “Su voz era una en un millón… en un trillón. Estoy reemplazando a ese dios, y no soy él”.

Roger Taylor es mucho más directo con aquellos que critican la reformulación de Queen. “No deseamos recrear a nuestro amado Freddie. Si la gente pienso eso, no los aguantaré. Por favor, no vengan”, dice a sus 70 años.

“Pero si quieren disfrutar de nuestra música bien hecha, por favor vengan. Compararlos es perder el tiempo. [Adam] Tuvo que lidiar con eso porque la gente tiene muy poca imaginación. Fred está muerto. Si vienes a vernos a nosotros, obviamente no lo verás a él”, agrega.

Brian May (73), en tanto, atribuye a Lambert que sigan sobre los escenarios y trabajando activamente en el legado de Queen: “Sin este hombre, nada de esto sería posible. Estaríamos en casa en nuestras pantuflas”.

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