“¿Puedo parar a fumar?”: así se hizo la portada de Bocanada de Gustavo Cerati

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El segundo disco solista de quien fuera el líder de Soda Stereo, tenía una mística diferente. Con un trabajo más cargado a la electrónica, Cerati se hizo de samples rebuscados y letras más libres para dar origen a uno de sus disco más aclamados. En conversación con Culto, Gaby Herbstein, la fotógrafa que capturó el arte principal del álbum, relata cómo fue aquella sesión y las manías del músico argentino.


Azulado, como decía aquella canción que Soda Stereo publicó en Nada Personal, como la guitarra Jackson Soloist que Gustavo Cerati usó en la época de Signos, y como el beso azul que convertiría la espuma en sal en Fuerza Natural.

Aquel color frío que recuerda la noche calma, fue el elegido para inmortalizar la portada del nuevo disco de Gustavo Cerati. "Nuevo" en 1999, cuando su repertorio musical ya contaba con siete álbumes de estudio junto a Soda Stereo, uno con Daniel Melero y otro como solista.

Amor Amarillo (1993) no tuvo buena recepción. Se entendió como un capricho de Gustavo en aquel año que decidió vivir en Santiago dedicado a su recién formada familia. "Te llevo para que me lleves" tuvo luces de 'hit', pero los fanáticos soderos esperaban ver de vuelta al hombre de "De música ligera" o "Persiana americana". ¿Qué clase de rock experimental es este?

Pero Soda Stereo no volvió. Al menos no para sacar discos y llenar estadios en giras promocionales de los mismos. El hombre ancla del trío quería ser libre, y mirar atrás no era opción.

"Sentí que tenía que recuperar mucha dulzura en la música, como un elemento básico y realmente veo a Bocanada como eso, una especie de almohadón en el que uno puede recostarse", registró Maitena Aboitiz en su apresurado Cerati en primera persona (Planeta, 2012).

La electrónica era su nueva compañera. Con sampleos de canciones rebuscadas como "Mama" de Electric Light Orchestra ("Río Babel"), "435 in the morning" de Saint Etienne ("Puente") o "Waltz from Lumumba" de Spencer Davis" ("Tabú"); Gustavo tenía entre manos lo que fue uno de sus trabajos más aclamados.

Como era característico en Cerati, ni el más mínimo detalle de su álbum podía quedar al azar. Por ello, no es de extrañar que para la portada recurriera a una profesional con la que ya hubiese trabajado antes. La elegida fue Gaby Herbstein.

La fotógrafa tenía unos 25 años cuando conoció al ídolo argentino, y fue gracias a una novia de Gustavo que llegaron a trabajar juntos.

Gaby realizaba la sesión de fotos de una marca de ropa cuando Cerati fue al estudio a buscar a su novia, la diseñadora de las prendas. A la voz de "Crimen" le gustó el estilo de Herbstein y le pidió que fotografiara a Soda Stereo en el Teatro Gran Rex, cuando presentaban Canción Animal.

"Para mí fue lo máximo. Como tocar el cielo con las manos", dice Gaby Herbstein en conversación con Culto. "Era bien fanática. Recuerdo escuchar el primer disco tomando sol en el edificio donde vivía. Entonces la posibilidad de hacer las fotos en el teatro, estar en el backstage, fotografiar a Cerati y todo Soda, fue muy importante".

La relación laboral continuó. Cuando Cecilia Aménabar ya era parte de la vida del cantante, Gaby hizo una sesión fotográfica con la pareja para la revista D' Mode, con Cerati caracterizado como Ernesto Che Guevara. Al año siguiente, Gustavo decidió que ella debía retratarlo para -el aún sin nombre- segundo álbum solista.

Quien ya era el "ex" líder de Soda Stereo, no estaba convencido del título para su nuevo disco. Rubí era una de las opciones, lo que llevó a la fotógrafa a conseguir una especie de cristal pintado con esmalte de uñas color rojo.

Oscilaron entre referencias como el disco Greatest Hits de Bob Dylan y portadas icónicas de David Bowie. "Referencias, nada más", precisa Gaby, ya que su objetivo siempre fue "ver nada más qué sucedía, y ahí ocurrió la magia".

Entre distintas pruebas, Gustavo preguntó "¿Puedo parar a fumar un cigarrillo?". Gaby le dijo que sí, y fue al verlo tomar y botar aquella oleada de nicotina que encontró lo que buscaba.

"Empieza a fumar y veo cómo recorta el humo sobre ese fondo y esa luz de contra. Le digo 'vamos por acá, vamos a tirar humo'. Gustavo empieza a tirar humo y era tan denso que le digo 'Gus no puedo enfocar, es imposible'", recuerda Herbstein de aquella jornada realizada hace 20 años.

No abandonaron la idea, mientras esperaban que el humo se disipara, Gustavo dijo: "¿Y si el humo está en foco?", para luego reír. "A mí me pegó esto que dijo. Cuando salió el disco, vi que a uno de los temas le había puesto '¿Y si el humo está en foco?' Y me muero de la risa porque no lo podía creer", dice la fotógrafa.

La obsesión, el perfeccionismo,y profesionalismo, son características que constantemente salen a luz por parte de quienes conocieron estrechamente a Gustavo Cerati. Cualidades que él mismo buscaba en las personas con las que pretendía trabajar.

"Él me decía, 'A mí me gusta trabajar con vos, porque sos enferma del detalle como yo, y tal cual. Gustavo era muy pro, ya sea en cualquiera de los 'shootings' que le he sacado, siempre estaba muy involucrado, muy preocupado de cada detalle", expresa Gaby sobre el cantante.

El músico siempre sabía qué quería hacer, lo que se complementaba perfectamente con el "dejar ser" de Gaby. "En cuanto a la dirección Gustavo fluía increíblemente, porque le gustaba que le sacaran fotos, lo disfrutaba. Bueno, era mutuo", reconoce como profesional y fanática del fallecido cantautor.

“Creo que a todos los fotógrafos nos gusta ese tipo de persona. Más allá del ángel y del aura que Gustavo siempre tuvo”, concluye para Culto quien también ha trabajado con Charly García y Ricardo Darín, pero esas son otras historias.

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