Rodando contra la corriente: el cine chileno en pandemia

Gravedad
El actor Daniel Antivilo es uno de los protagonistas de Gravedad, cinta filmada por Gabriel Díaz en los alrededores de Putaendo.

El realizador Gabriel Díaz acaba de estrenar en forma online su película Gravedad, cortometraje filmado en exteriores y bajo protocolos sanitarios. En un estilo diferente y puertas adentro, Daniel Peralta hizo Monstruo herido, una pequeño drama de relaciones familiares online.


No es necesario viajar a Putre para rodar una historia de urgencia familiar cuyo entorno es el altiplano chileno. Menos en tiempos de coronavirus, aflicciones y necesidades. Más o menos aquella fue la estrategia del director Gabriel Díaz (1979), quien se transformó en el primer realizador en filmar una película chilena cien por ciento en exteriores. Se trata de Gravedad, cortometraje que se hizo durante tres días en las cercanías de Putaendo, en la zona cordillerana de la Quinta Región, a una hora y media de Santiago

La cinta de Gabriel Díaz, quien ha sido director de fotografía de Matías Bize y Sebastián Lelio, es parte de +81, proyecto de tres obras producidas por el cineasta y videoartista nipón Kensaku Kakimoto (1982) en medio de la crisis sanitaria global. Los tres segmentos de +81 fueron realizados en Chile, Mongolia y Reino Unido y están disponibles desde hace una semana en la plataforma de YouTube.

La trama de Gravedad, que dura cerca de 10 minutos, transcurre en el altiplano chileno, en un paisaje agreste y salvaje. Es una historia simple y directa, con una fotografía omnipresente y la luz atrapante de las 6.45 AM. A esa hora y en medio de la nada, una familia viaja a toda velocidad en auto en busca del hospital más cercano.

El padre, interpretado por el actor Gastón Salgado, va al volante, mientras que en el asiento trasero la madre (Patricia Cuyul) cuida de su hijo pequeño (Diego Quezada), evidentemente afectado de una enfermedad que puede ser el Covid-19. Muy cerca de ahí, aunque ellos no lo saben aún, pastorea sus llamas un habitante de la zona (Daniel Antivilo).

A diferencia de proyectos como Hecho en casa, concebido por la productora Fábula, o de las series españolas Diarios de la cuarentena y Con-fin-a-dos, producidas por Alvaro Longoria, +81 es una propuesta que busca ir más allá del rodaje doméstico.

Gravedad
Una escena de Gravedad, cortometraje de Gabriel Díaz rodado cerca de Putaendo, con Gastón Salgado y Daniel Antivilo (en la foto).

“Fue una de las cuestiones que me atrajo más de esta iniciativa: hacer una película con los mismos estándares de calidad de una producción antes de la cuarentena”, dice Díaz, quien además ha dirigido episodios de las series Bala loca y El presidente.

Pero además hay que evitar los contagios: “Se trataba de demostrar también que se puede hacer un filme en exteriores, cumpliendo con los protocolos necesarios y guardando las precauciones”. Díaz cuenta que su cortometraje Gravedad tuvo el apoyo de prevencionistas de riesgos, paramédicos en el set y una serie de medidas de acuerdo a la situación sanitaria del país.

“Obviamente todos usamos mascarillas y cada dos o tres horas las cambiábamos junto con los guantes. El servicio de catering era estricto, con todo sellado y evitamos aglomeraciones. Todos nos alojamos separadamente”, específica Díaz.

Los otros cortos de +81 son Silencio, del británico Tj O’ Grady Peyton, y Flor de campanilla, del mongol Bat-Amgalan Lkhagvajav. Siguiendo las regla de este proyecto, fueron rodados en exteriores y se centran en historias muy diferentes: el británico es totalmente urbano e incluso hace referencias al movimiento Black Lives Matter; el mongol se desarrolla en el entorno de una familia rural, en las verdes planicies del país asiático.

También en la plataforma de acceso libre de YouTube debutó este viernes el cortometraje Monstruo herido, del realizador chileno Daniel Peralta, responsable de cintas como Fiesta falsa y Andrés lee i escribe (sic). La película fue rodada en confinamiento y cuenta, a grandes rasgos, la relación familiar de Simón (Aldo Parodi) con sus hijos Renato (Freddy Araya) y Francisca (Fiamma Carranza).

Pero al mismo tiempo los lazos se extienden hasta describir la interrelación entre Renato con su pareja Dania (Martina Sivori), separados por miles de kilómetros: él está en Santiago y ella en Nueva York. A su vez, Francisca lleva su vida en Buenos Aires.

La película indaga entonces en las dinámicas familiares de un padre viejo y culposo que ahora busca una nueva oportunidad a través de las pantallas, las llamadas por Zoom y la vida en cuarentena.

Estos dos trabajos de cine chileno se suman al mencionado Hecho en casa concebido por los hermanos Juan de Dios y Pablo Larraín para Netflix, con 18 cortos de directores de todo el mundo, incluyendo de Sebastián Lelio y del propio Pablo Larraín. En un proyecto colectivo internacional se encuentra también trabajando actualmente la directora chilena Dominga Sotomayor, aunque aún no se tienen más detalles al respecto. También en forma bastante discreta se mueve el cineasta Matías Bize (La memoria del agua), que durante los últimos meses ha desarrollado una nueva película, en este caso condicionada por las circunstancias de la pandemia.

Fuera de nuestras fronteras destaca el largometraje Corona, del realizador canadiense Mostafa Keshvari: rodado en tiempo récord en abril, la cinta de 70 minutos transcurre en un ascensor donde todos temen ser infectados. Su estreno será en septiembre a través de una plataforma online aún por definirse.

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