En la Alemania nazi de los 40′, una hermosa mujer rubia, de aspecto ario, y de crianza judía; fue sometida a torturas y aterrorizada con la idea de que sus padres fuesen deportados. La vía de escape que encontró, fue trabajar como espía para la Gestapo -policía secreta alemana- delatando a amigos, conocidos y otros judíos para que fuesen capturados por los seguidores del reich.

Stella Ingrid Goldschlag, se dedicó a denunciar a correligionarios que fueron deportados a campos de concentración y asesinados. Como conocedora de los lugares que los judíos frecuentaban, concertaba encuentros con ellos o bien informaba su ubicación a los nazi. Se estima que entregó al menos a 300 judíos, incluyendo a una ‘amiga’ de la escuela.

Sin embargo, aquel crimen no salvó a sus padres. Las autoridades seguidoras de Hitler no cumplieron su promesa y enviaron al matrimonio Goldschlag al campo de concentración de Auschwitz, donde ambos fallecieron. A pesar del incumplimiento del ‘trato’ por parte de los nazi, Stella continuó delatando otros judíos hasta que la guerra llegó a su fin.

“La Stella histórica empezó a trabajar para la Gestapo en 1943, cuando Berlín estaba ya bajo constante bombardeo aliado”, dijo Takis Würger, escritor y periodista del Der Spiegel, que tomó esta historia real y la configuró como novela de ficción. “Por eso mi novela está ambientada en 1942, un año en que los historiadores actuales saben que Alemania estaba ya perdiendo la guerra, pero los alemanes de entonces, rodeados de propaganda nazi, no lo pensaban”, agregó Würger.

El periodista tomó el personaje real y le agregó una trama romántica, en la que un joven suizo -aspirante a artista- se enamora de una modelo llamada Kristin, cuya verdadera identidad es Stella, y se horroriza al descubrir lo que hace realmente. “El destino de esta mujer plantea cuestiones que todavía no logro responder, cuestiones sobre la culpa individual, y sobre qué habría hecho yo ante este dilema moral: ¿Habría colaborado con la Gestapo para salvar a mis padres, o no?”, dijo Würger en conversación con La Vanguardia.

Bajo el título Stella, es la segunda novela de Takis Würger, la que sale a la venta en España a mediados de septiembre. “En los archivos del land de Berlín leí testimonios de personas que fueron víctimas de Stella, pero que al tiempo decían cuán carismática era. Quise escribir una historia de ficción sobre el dilema de esta persona real, y quise narrarlo desde la perspectiva de un hombre que se enamora de ella”, resumió el escritor.

Pero el lanzamiento de Stella en 2019 en Alemania, causó polémica. La crítica destrozó el escrito -tildándolo de simplista-, y otros porque el autor trata de forma ‘neutra’ a Stella, considerando la gravedad del crimen de lesa humanidad que cometió la persona real que inspiró a la protagonista.

“Algunas críticas eran interesantes, otras menos. Me sorprendió que surgiera la cuestión de si está ‘permitido’ en literatura escribir ficción sobre un acontecimiento o un personaje histórico, algo que se ha hecho desde los inicios de la literatura. Pero desgraciadamente al final esa fue la cuestión que más se discutía sobre mi libro; incluso se debatía si tenía que haberlo escrito o no”, dijo Wügner refiriéndose a la libertad artística.

En 1946, Stella Goldschlag fue condenada por un tribunal soviético a diez años de trabajos forzados por colaborar con la Gestapo. Tras cumplir la sentencia, Goldschlag se fue en 1957 a Berlín occidental, donde fue juzgada respondiendo a cargos de cooperación e incitación al asesinato en un número indeterminado de casos. Si bien se dictaminó que debía estar 10 años en prisión, se concluyó como ya cumplida por su tiempo de residencia en la República Democrática Alemana.

De hecho, en la novela Würger cita fragmentos de actas judiciales de 1946, los que detallan cómo ‘la encausada’ identificaba y señalaba a judíos. “El dilema de Stella es tan fascinante y horrible al mismo tiempo que inmediatamente te preguntas: ¿Y si me hubiera ocurrido a mí?”.

La reedición de una biografía

En Alemania, la polémica publicación de Stella, motivó a la reedición de una biografía de Stella Goldschlag lanzada originalmente en 1993.

Su autor es el fallecido periodista Peter Wyden, quien fue compañero de colegio de Stella en Berlín. Para distinguirla de la novela ficcionada, cambiaron su título a uno más explícito: Stella Goldschlag. Eine wahre Geschichte (Stella Goldschlag. Una historia real).

Peter Wyden, tenía 13 años cuando en 1937 logró emigrar a Estados Unidos con su familia, en ese entonces, de apellido Weidenfeld. Peter volvió a Berlín en 1945 como soldado estadounidense, y se enteró de que la hermosa compañera de colegio, se dedicaba a delatar judíos.

Wyden se obsesionó con el caso, y durante años investigó archivos, entrevistó a 150 personas -entre supervivientes, testigos, historiadores y psicólogos-, e incluso habló con Stella Goldschlag, quien vivía en Friburgo de Brisgovia (al sur de Alemania).

“Stella era la Marilyn Monroe de nuestra escuela: alta, esbelta, de piernas largas, fresca, con ojos azul claro, dientes como los de los anuncios de pasta dentífrica, y piel pálida y sedosa”, escribió Wyden en la biografía.

El dilema de la memoria alemana

Takis Würger relativiza la figura de Stella. Para él, existen matices respecto de las decisiones de supervivencia de la mujer.

“Nosotros los alemanes tenemos que lidiar continuamente con nuestro pasado, y con el hecho de que nuestros abuelos fueron perpetradores; paseas por Berlín y ves tantas placas y memoriales, porque hace 80 años en esta ciudad se cometieron crímenes horribles. Pero lamentablemente no todos los alemanes se dan cuenta”, argumentó el autor.

“La memoria es un proceso activo; recordar es ir a los extremos, hablar con supervivientes, y hacer lo que la mayoría de alemanes no hace, que es preguntar a su familia cómo obró en aquella época”, dijo Würger, quien agrega que la usual tarea escolar de reconstruir el árbol genealógico, no se suele realizar en Alemania.

“No lo hacen, porque saben que cuando lleguen a 1945, es muy probable que lo que encuentren no sea bonito”, dijo el escritor, quien dedicó su novela Stella a su bisabuelo Willi Waga, quien padecía una enfermedad mental y que en 1941 fue asesinado en cámara de gas por los nazis. “Pero en el otro lado de la familia, mis abuelos eran nazis; esta es la historia de Alemania”.

Stella Goldschlag era hija de un compositor y una cantante, y si bien era de procedencia judía, su hogar no era particularmente religioso. Stella quería cantar y triunfar, pero se vio frenada por el hecho de ser judía.

Tras delatar a correligionarios entre 1943 y 1945, intentó hacerse pasar por víctima del nazismo, pero judíos berlineses que la conocían –y la apodaban ‘el veneno rubio’ o ‘el fantasma rubio’– la reconocieron y la denunciaron.

Stella se casó cinco veces. Su primer marido fue deportado y asesinado, el segundo fue informante de la Gestapo al igual que ella, y al finalizar la guerra tuvo una hija fuera de matrimonio: Yvonne Meissl, quien renegó de su madre al enterarse de lo que hizo. Durante la posguerra, Goldschlag se bautizó, se volvió antisemita y fue diagnosticada con trastorno de personalidad.

Stella se suicidó en 1994 tirándose por la ventana de su casa en Friburgo de Brisgovia.