Según informaron autoridades el pasado viernes 11 de septiembre, más de 8.800 niños migrantes que llegaron en solitario a lo largo de la frontera de Estados Unidos y México, han sido expulsados.

Según detalla agencia AP, las cifran contemplan el periodo de marzo a agosto de 2020 y responden a una medida relacionada con la pandemia que puso fin al asilo: la orden de emergencia de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

La administración del Presidente Donald Trump ha expulsado a más de 159.000 personas desde que la medida entró en vigencia en marzo. La cifra también incluye a más de 7.600 adultos y niños que cruzaron la frontera con sus familias.

El detalle de niños contemplados en esta orden, fue reportada por primera vez en una declaración de Raúl Ortiz, subjefe de la Patrulla Fronteriza, como parte de la apelación de la administración a una orden para dejar de alojar a niños en hoteles.

Más de 2.200 menores no acompañados, y 600 personas que llegaron en familia, fueron retenidos hasta poder organizar vuelos para que regresen a sus países de origen. La administración pidió a la Corte Federal de Apelaciones del Noveno Circuito que revocara un fallo que consideró que el uso de hoteles eludía las “protecciones humanitarias fundamentales”.

Dolly Gee, la jueza federal de distrito en Los Ángeles, dictaminó que el uso de hoteles para la detención a largo plazo violaba un acuerdo de dos décadas que rige el trato que se da a los niños bajo custodia. Ordenó que desde el martes 15 de septiembre, las agencias fronterizas dejen de ubicar niños en hoteles.

Los abogados del Departamento de Justicia, en tanto, argumentaron que el acuerdo no aplica durante la emergencia de salud pública y que los hoteles eran apropiados. “Mientras se encuentran en estos hoteles, el gobierno brinda a los menores la supervisión de especialistas, recreación, amenidades y medidas de protección contra COVID-19”, dijeron los abogados.

Previo a la pandemia, los niños que en solitario la frontera mexicana-estadounidense, eran gestionados por el Departamento de Salud y Servicios Humanos y, usualmente, se ubicaba a algún familiar que se hiciera cargo de ellos mientras se les asignaba asilo.