LP es una optimista. Días después de presentar uno de los mejores conciertos virtuales que se han visto durante la pandemia, asegura no echar de menos los aplausos del público. Dice que ya estaba acostumbrada a ese silencio que hoy acompaña a los artistas tras terminar una canción. “Doce años atrás era esto mismo, tampoco tenía a nadie en frente cuando tocaba en vivo, le cantaba al barman al fondo de la sala”, cuenta.

Sentada en un sofá del living de su casa en Los Angeles, mientras la epidemia en su país no da tregua y California es consumida por el peor incendio forestal de su historia, la cantautora, pese a todo, desliza cierta confianza en el futuro. “Siento que mientras más incómoda estés con algo, mejor se vuelve. Lo he aprendido en la vida. Cada una de las situaciones difíciles por las que me ha tocado pasar me han terminado llevando a un lugar mejor”, cuenta a La Tercera a través de Zoom.

Su filosofía de vida aplica para todo. Nacida hace 39 años en Long Island como Laura Pergolizzi, la artista pasó años tocando frente a escaso público y componiendo para otros artistas (Rihanna, Cher) antes de encontrar el éxito solista con Lost on you (2015), balada de alta rotación en radios y resonancia global, incluido Chile, donde el año pasado agotó dos fechas días antes del estallido social. El Covid-19 abortó su regreso estelar al país, como parte del suspendido Lollapalooza, aunque eso tampoco la inquieta demasiado.

“Tarde o temprano va a pasar y no me importa si es frente a mil o a 50 personas. Quiero estar en Chile aunque sea con una máscara de gas”, dice riendo mientras gesticula y revuelve los rulos de su cabeza, dejando ver ese histrionismo natural que, junto a sus singles sufridos y confesionales, sus arreglos tipo western y un look andrógino que recuerda al joven Bob Dylan -ella se define como gay y de género no binario- la han catapultado como referente del pop e ícono LGBTI.

“Ahora que tienes lo que necesitas /Chica, si vamos a ser honestos /Honestamente, ¿qué queda para mí?”, se lamenta en su último sencillo, The one that you love, adelanto de su próximo disco y parte del set de su hasta hoy único show virtual, cuyas ganancias destinó a apoyo al movimiento Black Lives Matter.

¿Cómo se mantiene el contacto con el público en estos conciertos a distancia?

Era un territorio desconocido para mí. Vi una foto de una persona viendo el show echado en su cama y claro, es extraño pensar en eso. Probablemente mucha gente siguió el show en su patio, en la ducha, acostados, qué se yo. Hay que saber vivir con eso. Son tiempos extraños pero a la vez situaciones únicas en la vida. De una vez cada cien años.

¿Y en estas circunstancias cree el público puede conectar con su música en un nivel más profundo?

Eso espero. Creo que es un tiempo interesante, estamos muy conscientes de nuestras propias emociones, pueden llegar a otros niveles. Iba a sacar The one that you love en abril, pero no sentí apropiado lanzar una canción sobre un amor complicado en ese instante. En julio me di cuenta que la gente en realidad lo que quería era cantar a todo pulmón. Al menos yo quiero hacer eso.

En medio de la pandemia y de la irrupción del Black Lives Matter, ¿es optimista sobre lo que pueda resultar de todo esto?

Sí. Siempre he sido una optimista cautelosa, pero siento que hay que visibilizar estos temas más que nunca, especialmente la gente privilegiada, entre la que me incluyo. Si estos temas se están hablando más es definitivamente un paso en la dirección correcta.

¿Eso corre también para los derechos LGBTI?

Creo que debieran estar mejor de lo que están. Trump sigue quitando derechos a la gente trans, pero es medio patético ver gente tratando de proteger estas formas anticuadas de hacer las cosas. Es repulsivo. Para la gente gay la vida siempre ha sido una lucha, y en general, al otro lado hay muchos que creen que la gente que lucha se va a rendir en algún momento. Pero eso no pasará, así que me siento muy confiada y contenta de estar en el lado correcto.