Cine chileno revivido

El cineasta Raúl Ruiz.

Streaming mediante, títulos desaparecidos por largo tiempo del radar cinéfilo -o visibles en copias deplorables- reaparecen en grandes condiciones técnicas, camino a ocupar su lugar. Para mostrar un país y su historia, sus fantasías y sus dramas, su humor y sus tragedias. Algunos traían ya cierta fama, que no siempre es la mejor, y la ocasión de verlos en distintas plataformas autoriza un saludable ejercicio de desmitificación.


José Bohr, Ana González y la comedia

El masivo desembarco virtual de José Bohr (Bonn, 1901- Oslo, 1994) viene a poner en entredicho lugares comunes de otros tiempos, como que el cine chileno de los 40 y 50 iba “de mal en Bohr”. Son nueve sus largos rescatados y restaurados, de 1942 a 1970, por la Cineteca Nacional. El primero lo rodó cuando ya había hecho cortos en Magallanes, escrito canciones para Gardel en Buenos Aires y oficiado de cantante, actor y realizador en México y en Hollywood.

La película se llamó P’al otro lao y fue una coproducción chileno-argentina estelarizada por Ana González, ya consagrada en las tablas y en la radio gracias en especial a su personaje de “La Desideria”. Y ella es quien brinda los mejores momentos de esta comedia irregular acerca de una empleada doméstica que brinda uno de los mejores arranques en la historia del cine local. “¿Qué curpa tengo yo de ser tan sixapiluda?”, dice “La Desideria” con desparpajo, el mismo del que haría gala en La dama de las camelias (1947), el único filme que Bohr hizo para Chilefilms: destrozado por la crítica para su estreno, así como para su restauración en los 90, tiene al personaje cantando, bailando y exudando humor como no se había visto ni se ha vuelto a ver en el celuloide local.

P’al otro lao. De José Bohr. Chile-Argentina, 1942. Disponible en cclm.cl/cineteca-online/pal-otro-lao-o-27-millones/La dama de las camelias. De José Bohr. Chile, 1947. Disponible cclm.cl/cineteca-online/la-dama-de-las-camelias/

Raúl Ruiz trepa por un Chile indiscernible

Para Raúl Ruiz esta era una película sobre “lo indiscernible de Chile”, pero también un “Canto General en digital” sobre las viejas y las nuevas maneras de ser de los chilenos. Hecho por encargo del Mineduc y con un título inspirado por Violeta Parra, Cofralandes es un esfuerzo nada menos que colosal por retratar, al decir de Bruno Cuneo, “la extrañeza de Ruiz frente a los profundos cambios experimentados por el Chile de la posdictadura y la aceleración capitalista, pero también por recuperar ciertos signos identitarios inalienables, o al menos nostálgicamente más deseables que la visión de los negros signos del presente”. Todo parte con un poema inquietante de Pasolini (“Patria mía / Cuya dulzura es arma que no perdona”). Lo que sigue son casi cinco horas y media de chilenidad oblicua. A la manera de Ruiz.

Cofralandes (I, II, III y IV). De Raúl Ruiz, Chile, 2002. Disponible en cclm.cl/cineteca-online/cofralandes-i-hoy-en-dia-rapsodia-chilena

Cuando la Guerra del Pacífico sacó ronchas

Prohibida en primera instancia, y luego objeto de una controversia en prensa y en el Parlamento por presuntas ofensas al Ejército, Caliche sangriento, de Helvio Soto, contó con abundante publicidad por esta vía y con un público considerable (más de 115 mil espectadores). Usando el desierto como fondo, a la manera de los westerns -y de los spaghetti westerns en particular-, el filme sigue a una patrulla chilena por territorio inhóspito, portando información esencial para los compatriotas en territorio peruano.

Tras larga marcha, el soldado que encarna Jaime Vadell discute con su superior (Héctor Duvauchelle) en torno a la participación en una guerra que, a su juicio, sólo sirve a los grandes intereses extranjeros. He ahí un hito del cine político de Soto. Restaurada hace ya varios años, la nueva copia no había conseguido llegar al streaming hasta ahora, gracias a la Cineteca de la U. de Chile.

Caliche sangriento. De Helvio Soto. Chile, 1969. Disponible en cinetecavirtual.cl/cineteca/index.php/Detail/objects/4437

Agüero y los cineastas de los 80

Qué hacer se iba a llamar un filme del documentalista Ignacio Agüero que terminó llamándose Como me da la gana. Consistía en interrumpir los pocos y precarios rodajes que tenían lugar en el Chile de 1984 para preguntar a sus directores qué estaban haciendo. Micrófono en mano, se ve a Agüero entrevistando a colegas como Juan Francisco Vargas, que filma la bohemia musical en Santiago blues; a los hermanos Patricio y Juan Carlos Bustamante en La isla; a Tatiana Gaviola, quien documenta escenas sindicales en Machalí, 1954; a Joaquín Eyzaguirre realizando Dolores; a Luis Vera en el set de Hechos consumados; a Cristián Lorca haciendo Nemesio, y a Andrés Racz con Dulce patria. Tres décadas más tarde, el cineasta realizaría Como me da la gana II (2016).

Como me da la gana. De Ignacio Agüero. Chile, 1985. Disponible en ondamedia.cl/#/player/como-me-da-la-gana

El exilio de Lübbert

En lo que toca a los espectadores del cine local, posiblemente el nombre de Orlando Lübbert nunca deje de asociarse al inusitado éxito de Taxi para 3 (2001), que se floreó en la taquilla y se llevó la Concha de Oro en San Sebastián. Pero para cuando eso pasó, Lübbert llevaba ya casi tres décadas en el cine y la TV, y en ese período hizo películas en distintos países e idiomas. Pero, partiendo por el principio, sus primeros dos largos son de los que engrosan la filmografía del exilio chileno.

La ópera prima fue Los puños frente al cañón, documental realizado junto a Gastón Ancelovici entre 1972 y 1975: valiéndose de material de archivo (fotos, impresos, documentos fílmicos) aborda la historia del movimiento obrero y sindical chileno hasta 1933. El filme siguiente es una ficción producida por la RFA y rodada en Bulgaria, aunque hablada en castellano: El paso (1978) tiene tres protagonistas chilenos (Hugo Medina, Aníbal Reyna y Óscar Castro), quienes encarnan a unos perseguidos políticos que buscan escapar del país a través de la cordillera. No es poco lo que acá ya se ve del oficio narrativo, la concisión guionística y la atenta dirección de actores que el realizador exhibiría en las cintas que vinieron.

Los puños frente al cañón. De Orlando Lübbert y Gastón Ancelovici. RFA, 1975. Disponible en cinetecavirtual.uchile.cl/cineteca/index.php/Detail/objects/4561 El paso. De Orlando Lübbert. RFA, 1978. Disponible en cclm.cl/cineteca-online/el-paso/

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