No soy un extraño: el debut de Charly García en Chile y cómo cambió para siempre al rock nacional
Cinco fueron los shows que ofreció en su primera visita al país como solista en agosto de 1984, hace 40 años. En un cine, con localidades agotadas, el compositor lució a una extraordinaria banda de acompañamiento. Para algunos, marcó un punto de inflexión: era posible hacer rock en español de calidad. Hoy lunes 26 de agosto se descubrió una placa en el lugar del centro de Santiago donde fue el espectáculo.
Es agosto de 1984, y la banda de Charly García mata el tiempo improvisando en el escenario del cine Gran Palace, ante las butacas vacías y uno que otro técnico espabilado. Faltan horas para el primero de los shows que el argentino ofrecerá en Chile, pero por entonces, los músicos no tenían mucho que hacer. “Había toque de queda y estábamos muy aburridos en el Hotel Carrera”, recuerda Willy Iturri, el baterista que integraba aquella irrepetible y legendaria formación. “Entonces como avisaron que ya estaba todo armado en el teatro nos fuimos allá y nos quedamos ahí toda la noche tocando, probando sonido”, recuerda el también hombre de G.I.T en conversación con Culto.
Finalmente no sería uno, sino cinco los recitales que el hombre de Nos siguen pegando abajo daría en su debut como solista en el país. El primero fue el viernes 3 de agosto, mientras que los siguientes, agendados por el éxito de público, se fijaron en jornadas dobles, a las 18.00 y las 20.00 para el sábado 4 y domingo 5 del mismo mes. “Estoy dispuesto a dar una sexta, una séptima y una octava. Si me dan la residencia me quedo acá”, dijo el ex Serú Girán a La Tercera.
Por entonces, el trasandino era un artista conocido en el país, debido principalmente al éxito de Sui Generis, el dúo que lideró junto a Nito Mestre en la década de los setenta. “Conocí la música de Charly desde muy joven”, detalla a Culto Pablo Ugarte, el ex bajista y vocalista de la banda Upa! “Yo creo que todos escuchamos a Seru Girán, Sui Generis, cantamos ‘Rasguña las piedras’ y todo eso. Después empecé a escuchar la parte más rockera”, agrega.
En ese año, Ugarte y los suyos estaban dando forma a la banda que le daría reconocimiento por temas como Cuando vuelvas. “Habíamos migrado de una banda previa que se llamaba Generaciones, y estábamos comenzando a tocar de forma muy subterránea en lugares como la Luna Jazz, El Trolley, Matucana 19″, detalla.
García llegó al país el miércoles 1 de agosto. En la previa, La Tercera informó que los dos conciertos previstos originalmente ya tenían sus entradas totalmente vendidas, por ello se agendaron nuevas fechas. “Ya se está planificando sumar otra actuación y tal vez dos, porque los lolos tienen agotadas las localidades”, informó el matutino el 29 de junio. “Definitivamente el argentino Charly García también es el ídolo rock del lolerío chileno”, sentenciaba el periódico.
Charly en esos días estaba en plena efervescencia creativa. Había lanzado sus dos primeros trabajos como solista, Yendo de la cama al Living y Clics Modernos —el disco que lo traía a Chile— los que forman una trilogía esencial junto a Piano Bar que no se conocería en el país hasta meses más tarde. “Fueron tres obras maestras en las que Charly marcó rumbos que después seguirían otros artistas, sin que ninguno pudiera arrimársele de verdad. Aunque siempre tuvo tantos detractores como fanáticos, Charly era inalcanzable en esa época”, afirma el periodista Sergio Marchi en su biografía del artista, No Digas Nada: una vida de Charly García (2013, Sudamericana).
Clics Modernos, fue presentado en una serie de conciertos en el Luna Park de Buenos Aires —que Marchi no trepida en calificar de “soberbios”— para los cuales formó una banda de apoyo que su biógrafo considera la mejor de su trayectoria. La integraban Pablo Guyot (guitarra), Alfredo Toth (bajo), Willy Iturri (batería), Gonzalo Palacios (saxo), Daniel Melingo (saxo), Fabiana Cantilo (coros) y Fito Páez (teclados). “Ensayábamos mucho, todos los días”, recuerda Iturri, consultado por Culto.
“Me acuerdo de la primera reunión con Charly, en su casa” relata el rosarino Páez en la biografía ya citada. “Escuchamos Clics Modernos y me volví a caer de culo. Era un marciano: hizo ingresar al mundo pop la tecnología de una manera formidable. Hay algo en esa frialdad tecnológica que es de una osadía muy original. Esas palmas de ‘No soy un extraño’, que son como siniestras, te hielan la sangre. Esas baterías. Un concepto lisérgico, novedoso, frío. No fue el ingreso a los ochenta: creo que Charly hizo un ingreso al futuro”.
A pesar de que Melingo e Iturri ya tocaban con el ex Sui Generis, esta alineación fue la que después grabó el fundamental Piano Bar, e hizo la gira de ese elepé. Pero finalmente los intereses divergentes, el interés de Páez por impulsar su carrera en solitario, y el ánimo de Guyot, Toth e Iturri por lanzar el primer disco de su banda, G.I.T —el que fue producido por García—, rompieron la estabilidad de la agrupación, que se disolvió en 1985.
Bancate ese escenario
Así llegó el viernes 3, el día que Charly García y su banda subieron por primera vez a un escenario chileno. “No me acuerdo cómo conseguí la entrada, pero tenía que ir, sí o sí”, recuerda Pablo Ugarte. “Aparte, era muy particular ver un concierto en un cine, creo que nunca más se hicieron conciertos en el Gran Palace, era un lugar increíble para tocar. El show fue impresionante”, detalla el músico.
Ubicado en la intersección de las calles Morandé y Huérfanos, el Gran Palace fue una de las tradicionales salas de cine del centro de la capital, junto a otros como el Windsor, el Rex, el Lido, y otros tantos que debieron cerrar sus pesadas puertas a partir de la década de los 90', debido a la instalación de salas en los malls y su insuperable oferta de cabritas y golosinas como parte de la experiencia de consumo.
Esa fue una noche especial. No solo por la fama del trasandino, su extraordinaria banda y el escenario en que tocaba, sino que los espectáculos de tal nivel no eran tan habituales en el Chile de comienzos de los 80′. “Para nosotros era la primera vez que veíamos a una banda sonando con esa magnitud, después de Los Jaivas, que eran un poquito más progresivos, pero esto era rock en español con influencias pop, con mucha armonía, muy elaborado. Era realmente impactante ver que se podía hacer ese tipo de música en español”, recuerda Ugarte.
El cantautor y ex integrante de Alamedas, Leo Quinteros, tenía ocho años cuando asistió al concierto de la mano de su padre y su hermano. “Del concierto me acuerdo de la imagen de Charly vestido de blanco, y un comentario que hizo algo así como ‘a la salida no dejen nada bajo los asientos’. Recuerdo que no entendí de qué hablaba”, rememora el músico a Culto.
"Parte de mi familia es de Buenos Aires", explica Quinteros. "Recuerdo un viaje, muy chico, en que conocí mucha música, Charly entre ellos. Pero pudo haber sido antes, había un cassette de Piano Bar en mi casa", detalla el hombre de "Andes Empire".
Según la crónica de La Tercera, el concierto fue un éxito. “Más de mil 200 lolos, que llenaron las butacas y también los pasillos del Teatro Gran Palace, cantaron, bailaron y vibraron con las creaciones y todo el derroche de energía del famoso ídolo rock argentino”. El periódico informó que el músico arrancó con “Yendo de la cama al living”, y el repertorio se concentró en los temas de Clics Modernos. “Pero la emoción llegó al final cuando junto a los espectadores coreó Necesito y Rasguña las piedras, ambos de la época de Sui Generis”, agrega el texto.
El registro de uno de los shows se puede escuchar en Youtube. En el set destacan temas de Clics, como No soy un extraño, Bancate ese defecto, Dos Cero Uno, Nos siguen pegando abajo y Los Dinosuarios. También interpretó una canción nueva, Chicas muertas, que después incluyó en el maxi single, Terapia Intensiva. Además se puede escuchar una versión de Canción para mi muerte, de Sui Generis trabajada con arreglos diferentes a la orgánica y fogatera grabación original.
“Fue tal el derroche de fuerza y talento del guitarrista, tecladista y cantante, que en un momento bajó del escenario, cantó entre los lolos, se tiró al suelo y después lanzó su guitarra eléctrica”, detalla el escrito de la sección de espectáculos del diario mencionado, cuyo titular fue elocuente: “Charly García se consagró como un superestrella del rock”.
“Un loco simpático que canta rock”
Tanto en la previa del show, como en las notas relacionadas, se destacaba el perfil extravagante del músico. “Medio loco, estrafalario, siempre está dispuesto a hacer noticia”, detallaba La Tercera en la bajada de un artículo titulado “Charly García: Rock para un loco”. Lo cierto es que por entonces, el compositor ya tenía la fama de impredecible que le acompaña hasta nuestros días.
El sábado 4 de agosto, el mismo diario publicó una nota titulada "Charly García: Un loco simpático que canta rock", en que ofrecen una suerte de perfil del músico a partir de declaraciones que ofreció sobre diversos temas. Desde su visión sobre Astor Piazzolla ("él es una copia mía", señaló), el diferendo entre Chile y Argentina por el canal Beagle ("No estoy muy bien informado", se disculpó), hasta detalles más obtusos como la explicación de su característico bigote bicolor ("es falta de pigmentación", detalló), y su visión del boom del rock latino. Esa noche, antes de tocar, asistió como invitado al programa Noche de Gigantes, de Don Francisco. Es decir, los medios sabían que tenían entre manos a un personaje.
Por entonces, los escándalos eran parte del menú. Poco tiempo antes, durante un show en Córdoba, el compositor había mostrado su trasero en escena. "Charly empuja el piano y lo quiere tirar abajo del escenario", detalla Páez en el texto biográfico "No sé qué le pasó, se fue al carajo y tuvo necesidad de decirle al mundo que él tenía esa pija ahí y que tenía un par de huevos y que era macho, era puto, era todo (...) Fue una expresión pública y se armó un revuelo impresionante".
Pero Willy Iturri asegura que el artista no le daba mayor crédito al perfil que le colgaban los medios. "Ni creo que se haya enterado de eso. Estábamos en otra en ese momento, lo más importaba era tocar bien y hacer un show buenísimo para la gente", cuenta.
Lo que sí es claro, es que con ese concierto, Charly demostró a una generación de músicos jóvenes que hacer rock en español, de calidad, era algo plausible “Nos mostró que no estábamos locos. Era posible hacerlo. Ahora, más que influencia estilística, era el sonido, y que era posible hacer un espectáculo de calidad con canciones que a la gente le gustaban. Lo elaborado de la sonoridad y de los temas”, detalla Pablo Ugarte, quien hace pocos días debutó con su proyecto en solitario en Valdivia, en que interpreta repertorio de toda su carrera, el que también presentará el 21 de este mes en Iquique.
Consultado por la influencia de ese show, Leo Quinteros no duda. “Me marcó mucho, es música que siempre estará conmigo, con todos. Es parte de la historia de Latinoamérica”, detalla. Pablo Ugarte prefiere ir aún más lejos. “Yo creo que es un concierto bastante fundacional para muchos, de ver que era posible hacer rock de muy buen nivel y en español”.
*Este lunes 26 de agosto, la alcaldesa de Santiago, Irací Hassler, y el embajador de Argentina en Chile, Jorge Marcelo Faurie, descubrieron una placa en la esquina de Huérfanos con Morandé para homenajear los 40 años del hito, como parte de la conmemoración del Tratado de Paz y Amistad de Argentina y Chile.
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