El legendario actor escocés Sean Connery ha muerto a los 90 años, según revelan medios internacionales como BBC, sin detallar las causas de su deceso.
Connery, nacido en Edimburgo en 1930, llegó al cine casi de casualidad. En su juventud se alistó en la Marina Real británica, y tras retirarse, hizo carrera como modelo y culturista. Incluso estuvo a punto de ser futbolista profesional, pero fue en los bastidores del King’s Theatre, donde trabajaba como tramoyista para hacerse algunos pesos, donde se generó la posibilidad de iniciarse como actor en roles menores. De ahí saltó al celuloide con No Road Back (1957).
Pero fue el rol de James Bond el que le dio fama mundial. En El satánico Dr.No (1962), donde compartió créditos con Ursula Andress, interpretó por primera vez al personaje creado por Ian Flemming. Su trabajo fue tan convincente, que se mantuvo por otras siete películas, y hasta hoy, es considerado el mejor de todos.
Con la inmortal frase “Bond, James Bond”, el actor definió los rasgos del agente 007; sobrio, irónico y galán empedernido. Pero durante años, su nombre se asoció de tal forma con este, que a Connery le causó desagrado. “Odio al maldito James Bond”, dijo en alguna ocasión.
Pero además, Connery participó en una larga lista de filmes como La Caza del Octubre Rojo, Indiana Jones y la última Cruzada (donde interpretó al padre de Harrison Ford), Asesinato en el expreso de oriente, y muchas más.
Durante un tiempo se alejó de la industria cinematográfica, pero a mediados de los ochentas obtuvo reconocimiento de la crítica, gracias a la cinta El nombre de la Rosa (1986)-adaptación de la novela de Umberto Eco- en que interpretó al monje William de Baskerville. El rol le hizo ganar un premio Bafta.
También participó en otras películas como Highlander, en que, de mala gana, tuvo que tomar clases de esgrima por solicitud de la dirección. Es que Connery era un hombre orgulloso y muy seguro de sus habilidades con las armas. Pero de todas formas, en el rodaje fue herido por el actor Clancy Brown.
Connery ganó el Oscar en 1988, como mejor actor de reparto por su papel de policía irlandés en Los intocables.
Con los años, Connery exigió participar en el diseño de sus personajes. Así lo hizo, por ejemplo, con el papel del capitán soviético Marko Ramius, en La caza del Octubre Rojo, el que se inspiró en el líder Joseph Stalin y el novelista irlandés Samuel Beckett. También en Indiana Jones y la última Cruzada, sugirió varias ideas para su personaje, el profesor Henry Jones, a quien en principio, se había proyectado como un sujeto excéntrico y medio chiflado. Nada de eso le gustó a Connery, quien le imprimió un tono más severo. Y por supuesto, si el joven Indy había conseguido un logro, su progenitor no podía ser menos.
Hastiado de la industria, se retiró de los sets tras pelearse con el director de The League of Extraordinary Gentlemen, una olvidable película de 2003 “Me cansé de lidiar con idiotas”, dijo.
Además fue nombrado caballero por la Reina en el Palacio de Holyrood en el año 2000, pese a ser un ferviente nacionalista escocés. De hecho, los lectores del Sunday Herald lo eligieron como “The Greatest Living Scot”. Por cierto, ganó otras menciones igualmente honrosas, como “El hombre más sexy vivo”, por la revista People en 1989.