Con más de 60 filmes sobre arquitectura, este año Arquitectura Film Festival se desarrolla bajo el lema Ciudades futuras ¿Y después de la crisis qué? La pregunta viene como anillo al dedo para reflexionar sobre el rol de la disciplina en ciudades en constante cambio y más aun en un tiempo de crisis global con pandemia y movilizaciones sociales.
De hecho, dos de las categorías de la competencia de cortometrajes se dedican justamente a las movilizaciones sociales y al confinamiento.
La muestra, por su parte, ha programado 40 películas, todas con visionado gratuito, en Arqfilmfest.cl. Se destacan dos innovadores retratos de Río de Janeiro y Madrid: Gabrielle Rocha acompaña los extensos desplazamientos que deben realizar tres trabajadoras cariocas en Movilidad, y Víctor Moreno recorre los túneles y alcantarillas de la capital española en La ciudad oculta (12 y 22 de noviembre, respectivamente).
Se estrenará, además, Last and First Man, de Jóhann Jóhannsson y con narración de Tilda Swinton, que es un relato de ciencia ficción ubicado 2.000 años en el futuro (29 de noviembre).
En el cruce de la ficción y la realidad virtual con la disciplina se encuentra el cineasta y arquitecto australiano Liam Young, quien se hará presente en el festival con una videoentrevista y dos de sus cortos; Seoul City Machine y Where the City Can’t See, a las 20.00 h del 28 de noviembre. Reconocido por su trabajo de “arquitectura especulativa”, explora los límites de lo real y lo ficticio.
Ud. se describe como un arquitecto especulativo. ¿A qué se refiere con ello?
Como arquitecto especulativo, no diseño edificios como puntos finales, pero aun así lo que hago es arquitectura, o al menos es arquitectura de alguna forma. En lugar de crear edificios, hablo de cómo la tecnología está cambiando nuestras vidas, espacios y ciudades. Los arquitectos tienen una capacidad innata para explorar, sintetizar y presentar la complejidad en medios visualmente evocadores y poderosos. Pero la arquitectura especulativa gira más en torno a la narración. Un arquitecto especulativo debería saber contar historias sobre ciudades y espacios para lanzar estas narrativas al mundo con tanta fuerza que encuentren tracción.
¿Por qué prefiere estudiar cómo la tecnología ha cambiado los espacios en lugar de diseñar edificios?
Las fuerzas dominantes del pasado que dieron forma a nuestras ciudades, edificios y espacios públicos ahora están siendo desplazadas por tecnologías, sistemas, redes y pilas. Por lo tanto, el arquitecto debe cambiar su práctica para seguir siendo relevante. Más allá de dar forma al edificio, ahora el arquitecto necesita intervenir en estos sistemas. Se trata de contar historias sobre cómo operan. Los arquitectos especulativos en su mayoría crean narrativas sobre cómo las nuevas tecnologías y redes influyen en el espacio, la cultura y la comunidad. Intentan imaginar dónde existen nuevas formas de gestión en las ciudades modificadas por estos procesos.
¿Cómo cree que será la arquitectura del futuro?
Los espacios más importantes del mundo están ahora completamente vacíos de humanos. No son espacios de modificaciones corporales, cyborgs, exoesqueletos e ingeniería genética. Los paisajes de máquinas no tienen nada que ver con nuestros cuerpos en absoluto, son más exactamente extrahumanos en el sentido de que existen fuera de nosotros, totalmente indiferentes a nosotros, donde ya no somos parte de la ecuación. Son zonas silvestres forzadas, protegidas de la perturbación humana, deshabitadas e inhóspitas. Los paisajes de máquinas están llenos de nativos autónomos, donde somos intrusos en una arquitectura que nos ha dejado atrás. Las granjas de servidores, las redes de telecomunicaciones, los almacenes de distribución, los puertos no tripulados y la agricultura industrializada que definen la naturaleza misma de lo que somos hoy son al mismo tiempo lugares que nunca podremos visitar.
Es cofundador del think tank Tomorrow’s Thoughts Today. ¿Cuáles retos de la arquitectura explora allí y qué soluciones propone?
La ironía es que la industria que más rechaza a los arquitectos especulativos es la arquitectura. Todos los demás anhelan nuestras habilidades. Las habilidades de narración de los arquitectos especulativos combinan modos temporales con espaciales, y somos de los pocos profesionales capaces de pensar en esos términos. Algunos de los trabajos más grandes y mejor pagados que he tenido en los últimos años han sido en la industria del automóvil, que ha invertido mucho dinero en tecnologías de conducción autónoma, pero no tiene idea de los cambios que esto va a producir en las ciudades. ¿Qué significa para el espacio público y las carreteras? ¿Qué significará viajar de un lugar a otro? Si usted es arquitecto y no está interesado en los cambios que los autos sin conductor impondrán en las ciudades, entonces tiene la cabeza en la arena. Podría decir lo mismo sobre las tecnologías móviles. Los teléfonos inteligentes cumplen muchas de las funciones que solíamos asociar con la arquitectura y los espacios públicos. Un consultor crítico sentado junto a Jonathan Ives, que diseñó el iPhone, debería ser un arquitecto que piense qué funciones debería tener el teléfono inteligente y las consecuencias que tendrá en la forma en que nos comunicamos y nos relacionamos entre nosotros a través del espacio. La gran tragedia de las últimas dos décadas es que no hemos estado en la sala cuando se tomaron esas decisiones.