El asesinato de María Marta García Belsunce, un crimen en la clase alta que remeció a la Argentina en 2002, se mantiene vigente por las particularidades de sus causas judiciales, los hechos que no calzan y el estreno de una nueva serie documental en Netflix.

Con cuatro capítulos de una hora cada uno, Carmel: ¿quién mató a María Marta? escarba en los archivos de un caso emblemático, con testimonios de buena parte de los implicados y el sinsabor que da un registro con más preguntas que respuestas.

Carmel, el lugar del crimen

De entrada, la historia va así: el 27 de octubre de 2002, la socióloga María Marta García Belsunce fue encontrada muerta en su hogar en Carmel, un exclusivo condominio ubicado a cincuenta kilómetros de Buenos Aires.

A medida que avanzan los testimonios nos vamos enterando de los hechos. Primero, que su muerte fue catalogada como un accidente doméstico: una presunta caída en la bañera el día que se jugaba el superclásico argentino entre Boca Juniors y River Plate.

Luego, uno de los dos médicos que la atendió de urgencia encontró orificios en su cráneo pero, gracias a un certificado de defunción falso, se ignoró la posibilidad de que fuera un crimen.

Tercera pista: “El velatorio fue muy particular”, dice en la miniserie de Netflix el fiscal Diego Molina Pico, a cargo de la causa. “Dentro de la habitación matrimonial estaba puesta María Marta a oscuras, con un velador que daba una luz tenue y que enfocaba el perfil derecho de María Marta, mientras que ella tenía las lesiones en el perfil izquierdo”, agregó en relación a los orificios provocados por los balazos en el cráneo de García Belsunce.

Carmel: ¿quién mató a María Marta?

Ese dato sobre la ubicación y presentación del cuerpo de María Marta se convirtió en algo más que un simple detalle. En seguida, todas las pistas llevaron a un primer sospechoso. María Marta compartía su hogar en Carmel junto a su esposo, Carlos Carrascosa, quien pudo haber actuado en complicidad con la familia, intentando ocultar la verdadera causa de muerte de la socióloga.

La docuserie Carmel: ¿quién mató a María Marta?

Molina Pico encontró más elementos que complicaron a la familia. “Cuando se hace la autopsia de María Marta, los médicos tienen una pequeña dificultad para analizar los orificios que dejaron las balas”, cuenta en uno de los episodios de Carmel. Según el fiscal, “al analizar el cuero cabelludo, la pericia determinó que había cianocrilato, un componente que está en el pegamento conocido en el mercado como La gotita”.

La defensa de la familia dio una curiosa explicación que se puede ver en la miniserie documental de Netflix. Según el viudo, García Belsunce, María Marta usaba “un shampoo para combatir la pediculosis”, ya que la socióloga se movía en ambientes en los que había muchos niños por la naturaleza de su trabajo.

Carmel: ¿quién mató a María Marta?

Buscando en un pozo séptico

Según detalla la crítica de Clarín, uno de los grandes méritos de la docuserie Carmel es que aprovecha a su favor la pequeña perspectiva histórica con la que cuenta. “Dieciocho años después del crimen, una vez asentada la polvareda de la confusión y apagado el ruido ensordecedor de los medios de comunicación, repasa el caso desde cero separando la paja del trigo, con la posibilidad de reflexión que da no tener una urgencia periodística por la primicia”, señala el medio.

De ahí que la decisión narrativa de Carmel: ¿quién mató a María Marta? sea a través de la palabra de casi todos los involucrados, que se explayan a sus anchas frente a la cámara, con excepción del vecino Nicolás Pachelo —uno de los sospechosos, acusado por un testigo de robarse los palos de golf— y la masajista Beatriz Michelini, quienes se restaron de participar; además del cuñado Guillermo Bártoli, muerto un par de años después del crimen.

María Marta y su esposo

Carlos Carrascosa, el viudo y principal acusado, y el fiscal que lo tuvo contra las cuerdas, Diego Molina Pico, se alzan como los dos grandes antagonistas de la miniserie.

Las entrevistas realizadas por el propio director Alejandro Hartmann, repasan detalles biográficos de los personajes, que miran sus vidas ante un interlocutor que escucha con empatía —Molina Pico es fan del Zorro y Carrascosa no quiso pagar el rescate de su perro secuestrado—, pero sin dejar de formular preguntas incómodas.

El fiscal Molina Pico

Ese espíritu contagia al resto de una serie que utiliza el enorme archivo del caso, cada tanto reverberando en los medios del país trasandino, como un rompecabezas tan trunco como adictivo.

No por nada algunos de los personajes secundarios son tan disímiles como una bloguera, una periodista de investigación y una médium que recorre la escena del crimen.

El careo

A través del suspenso y una torre de contradicciones —que van desde las llamadas que se hicieron al servicio de emergencias hasta un intento por ocultar evidencias en el pozo séptico familiar, o un duro careo entre una amiga de la víctima y una vecina del Pilar—, Carmel alcanza su estatura de true crime apasionante, donde los héroes transitan hacia la cualidad de villanos y luego, tal vez, vuelven a ser héroes, por qué no, otra vez. Solo un asunto parece ser seguro: hasta hoy, ninguno es culpable de los cinco disparos que mataron a María Marta García Belsunce.

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