El rock latino según Netflix: “Teníamos que contar esta historia ahora que sus protagonistas siguen vivos”

Rompan todo
Ilustración: Sandro Baeza

Los realizadores de "Rompan todo" y su productor ejecutivo, el ganador del Oscar Gustavo Santaolalla, cuentan a Culto cómo se armó la esperada serie documental que debuta este miércoles y que repasa seis décadas de rock en castellano.


La frase se le atribuye a Billy Bond, el carismático personaje que sacudió el rock argentino a inicios de los 70 con sus 95 kilos de peso, su liderazgo en la escena contracultural bonaerense y con La Pesada del Rock and Roll, la banda por la que alguna vez pasaron Luis Alberto Spinetta, Pappo Napolitano y David Lebón. El 20 de octubre de 1972, en medio de la dictadura militar y las insurrecciones populares al otro lado de la cordillera, el Luna Park era un hervidero y La Pesada abría un fallido festival mientras frente a ellos volaban los combos y patadas entre policías y los jóvenes asistentes. Bond, de sangre italiana y gatillo fácil, terminó de encender la mecha cuando desde el escenario gritó al público “¡Rompan todo!”, lo que derivó en la destrucción casi completa del histórico estadio. Fue una de las últimas presentaciones de La Pesada y el inicio de la leyenda.

Casi medio siglo después, con 76 años, Bond -cuyo nombre real es Giuliano Canterini- dice que aún no olvida el crujido de las butacas desprendiéndose del piso del Luna Park. Un sonido rítmico, casi musical, recuerda hoy el cantante, uno de los cerca de cien entrevistados que desfilan en “Rompan todo”, la serie documental de Netflix que debuta este miércoles cargada de expectativas y con una tarea titánica sobre sus hombros: resumir en seis capítulos la historia del rock en español.

Dirigida y producida por los realizadores argentinos Picky Talarico y Nicolás Entel, la serie se propone varios objetivos que podrían considerarse inéditos. Entre ellos, darle cohesión y relato a una historia de seis décadas y complejo entramado. Desde las primeras copias del rock and roll yanqui al sur del Río Grande y los próceres del género en la región en los años 60 y 70 -Sui Generis, Los Jaivas, Los Gatos-, al despegue continental de Soda Stereo en la década siguiente y la colorida y proto-globalizada era del MTV Latino. Todo esto a punta de valioso material de archivo y espíritu bolivariano, con el binomio México-Argentina acaparando más de la mitad del metraje -por diversas razones y todas entendibles- pero dejando también espacio para hitos de la música uruguaya, peruana, colombiana, chilena e incluso española.

“Entendiendo que iba a ser imposible cubrir absolutamente todo, había que poner el acento en las cosas más importantes”, explica a Culto Gustavo Santaolalla, el músico argentino ganador de dos premios Oscar y productor ejecutivo de “Rompan todo”, enterado de las pasiones que ha desatado el proyecto aun antes de su estreno, sólo a partir de sus avances y un afiche promocional en el que se despliegan los nombres de los protagonistas de esta historia, como simulando el cartel de un festival de música que nunca existió y distribuidos bajo cierta jerarquía, lo que ha dado pie a debates melómanos y una que otra pataleta chovinista.

Gustavo Santaolalla

“Imagínate hoy en día, con los haters y todo eso, las cosas horribles que van a decir”, anticipa Santaolalla, quien tiene un papel preponderante en la serie gracias a su trabajo como productor musical en álbumes emblemáticos de grupos como Caifanes, Los Prisioneros, Café Tacvba y Molotov. “Pero no queríamos que fuera solamente una cosa enciclopédica, sino también algo entretenido, que te excite, que te divierta, que te enoje. Incluso que alguien diga ‘¡Pero cómo no pusieron esto o aquello!’. Y está bien, todo forma parte de esto”, plantea.

Si bien la sensación actual es que cada nuevo contenido de Netflix instala verdades y temas obligados de conversación para millones de personas, el productor asegura que la idea no era fijar un canon ni hacer el documental definitivo del rock latino, “pero sí hacer algo con un nivel de honestidad brutal, único, que abarcara la región y no un solo lugar o una banda. Eso no existía”, explica. “El rock es un proceso, algo vivo, entonces definitivo no va ser nunca”, coincide Talarico.

“Pero igual está muy bueno, ¿no?”, retruca riendo Entel, uno de los artífices de la mayor hazaña del proyecto: la reunión de los viejos héroes y las figuras actuales de la música popular de este lado del mundo, como Charly García, Fito Páez, Rubén Albarrán, Andrés Calamaro, Julieta Venegas, Jorge González -e incluso invitados ilustres como David Byrne-, todos sentados frente a la cámara para analizar su obra y la de sus pares. Así, Los Violadores y Soda Stereo recuerdan sus primeros shows en Chile, Fito Páez elogia la obra de Álvaro Henríquez y este último compara a Charly García con John Lennon, al tiempo que rememora la forzada rivalidad entre Los Tres y La Ley en los 90.

Soda Stereo

Sin las voces “externas” de mánagers, musicólogos, ejecutivos discográficos ni críticos musicales, son los propios artistas quienes van construyendo el relato a partir de conversaciones grabadas en distintas partes del mundo antes y durante la pandemia. “Sabíamos que teníamos la oportunidad única de contar esta historia ahora que sus grandes protagonistas siguen vivos”, reconoce Entel, quien enumera como parte de la producción “otro centenar de gente representada en el archivo, 140 personas representadas a través de las canciones que licenciamos y un montón de cafés que tomamos con músicos y periodistas del mundo”.

Y aunque prefiere no ahondar en aquellos que declinaron participar del documental, los ausentes son pocos y esperables. Como el “Indio” Solari, figura enigmática y sagrada para el gran público argentino. “Yo soy de la generación para la cual el Indio es un dios. Y aunque no nos dio entrevista sí nos dejó usar archivo y ese maravilloso himno del rock and roll llamado Jijiji”, detalla Entel sobre su acercamiento al líder de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, quienes se mostraron por única vez en pantalla en 1997, luego que las autoridades suspendieran un show suyo en las afueras de Buenos Aires temiendo un nuevo “rompan todo” que finalmente llegó veinte años después, con los incidentes y dos muertos que dejó la llamada “Tragedia de Ovalarría”.

Sin millones, sin Cadillacs

Además de pioneros del género, como el mexicano Enrique Guzmán, la lista de participantes incluye también a personajes algo más secundarios pero clave en la prehistoria rockera en español -Los Saicos de Perú, Los Shakers de Uruguay y el mexicano Javier Bátiz- y en su despegue continental, como Miguel Mateos, Virus y por supuesto, Soda Stereo. También a uno que otro mito musical de la región, como el tampiqueño Rockdrigo, el legendario “Tanguito” y la argentina Gabriela.

¿Y Chile? Tras un breve repaso en los primeros episodios al experimento rockero de Víctor Jara con Los Blops y a la fusión eléctrica-andina patentada por Los Jaivas, el último tramo de la serie suma mayor presencia nacional con segmentos dedicados al despegue de Los Prisioneros en dictadura y el debut de MTV Latino al ritmo de We are sudamerican rockers -con entrevistas a Jorge González y Claudio Narea-, además de otro centrado en el impacto continental de Los Tres y La Ley en los días de auge de la videomúsica.

Jorge González

“Estoy tremendamente orgulloso de lo que logramos con Chile, me parece que está representado divino en el proyecto”, dice Entel. “Es que tienen una historia, unas bandas alucinantes, top, arriba de todo”, agrega Santaolalla.

Mon Laferte y el Festival de Viña también se repiten en el metraje aunque curiosamente el chileno con más minutos en la serie debe ser Augusto Pinochet. “Teníamos muy claro que contaríamos esta historia superpuesta sobre la realidad sociopolítica de cada uno de nuestros países, porque pensamos que esa conexión no estaba hecha en la gente y es importante”, explica Santaolalla sobre el proyecto. En ese sentido “Rompan todo” es también la historia del triunfo del No y de la matanza de Tlatelolco; la del mítico festival mexicano de Avándaro, de Café Tacvba tocando sin público en Lollapalooza 92 y de las muertes de Cromañón en Buenos Aires.

Éxitos, fracasos, cumbres y tragedias de un género que alguna vez fue contracultura y amenaza para los regímenes del continente, y que “ahora está en hibernación”, según plantea Santaolalla al final de la serie. “Y ahora diría que el rock está en cuarentena también”, agrega.

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