Rompan Todo, la historia del rock latino en Netflix: “Fue un trabajo de detectives”
Antes del encierro, Nicolás Entel, Gustavo Santaolalla y Picky Talarico desafiaron al streaming con una idea: contar la historia del rock en Latinoamérica en voz de sus protagonistas. Una labor que califican como “una locura”, por las más de 100 horas que filmaron, y “absurda”, por la exhaustiva búsqueda de material. En conversación con Culto, Talarico y Manuel Buscalia, director y productor periodístico de Rompan Todo, detallan los pormenores de la docuserie que pone a conversar los cimientos del rock en la región con los cambios sociales del siglo pasado.
¿Qué es el rock? “Un medio de comunicación”, afirma Álex Lora de los mexicanos El Tri. “Sexo, drogas y rock and roll, o por lo menos dos de esas tres cosas”, responde Andrés Calamaro en buzo adidas. “El rock es folclor”, opina un sonriente Jorge González, líder de Los Prisioneros. “Un ejercicio de creación espontánea”, añade Zeta Bosio, bajista de Soda Stereo.
Julieta Venegas dice que “actitud”. Y más adelante, en una mesa de alguna cafetería, Mon Laferte recuerda que es algo “muy liberador”. “Fuck you”, concluye Charly García en los primeros minutos de Rompan Todo: la historia del rock en América Latina, la nueva docuserie de Netflix.
No es fácil definir el rock, pero bien se puede contar su historia. Al menos ese fue el objetivo que Nicolás Entel, Gustavo Santaolalla y Picky Talarico se propusieron en los seis capítulos del registro disponible en el streaming.
“Rompan Todo es la historia del rock latinoamericano, quisimos lanzarnos a contarlo desde los orígenes”, advierte a Culto Picky Talarico, director y productor ejecutivo de la serie, un nombre conocido por dirigir los videos musicales de gente como Pedro Aznar, Gustavo Cerati y Juanes, entre varios más.
En un comienzo, el relato nos sitúa a finales de los años 50, con los pioneros que tradujeron el rock and roll proveniente de Estados Unidos e Inglaterra para dar con sus propias creaciones. Rompan Todo es un retrato de aquella búsqueda de un lenguaje propio, el que se extendió por todo el continente como una religión.
“Hicimos 96 entrevistas en nueve países. Y para este documental, a diferencia de otros, decidimos que el ángulo eran solo los protagonistas, porque queríamos que se contara en primera persona”, detalla el director argentino.
“Es una historia oral. Los músicos son quienes reconstruyen lo que pasó”, complementa Manuel Buscalia, productor periodístico de la serie que continúa con la primera escena argentina y los cambios que significaron para el rock de ese país la Guerra de Malvinas y la dictadura, y el movimiento que prosperó en México al alero del festival de Avándaro, un local como Rockotitlán y el terremoto de 1985, tres momentos decisivos para el género en ambos países.
Si bien México y Argentina figuran como capitales del rock latino, con mayor metraje en el registro y el repaso de íconos como Los Locos del Ritmo, Botellita de Jerez y El Tri, o estandartes sudamericanos como Los Gatos, Almendra, Los Twist, Charly García y Soda Stereo —señalados como los primeros en llevar el rock latino a otros niveles de masividad—, también hay menciones a los chilenos Víctor Jara, Los Blops y Los Jaivas, llamados genuinos pioneros que hermanaron la música electrificada con el folclor, además de Los Prisioneros y Los Tres, entre otros.
“Del rock chileno me sorprende cómo desde sus inicios y hasta el día de hoy siguen acompañando la lucha del pueblo. Por ejemplo, ‘El baile de los que sobran’, que es un temazo, me sorprende y me alegra cómo las nuevas generaciones de jóvenes lo siguen teniendo como un himno”, dice el periodista de Rolling Stone.
Figuran también artistas de Perú, Colombia y hasta de España y Estados Unidos. “Músicos como Santiago Auserón de Radio Futura o David Byrne de Talking Heads hablan sobre la importancia que tuvieron los artistas latinos para el rock”, detalla Buscalia.
“Hay como una doble curatoría”, aclara Talarico. “Una es de los artistas que se mencionan en el documental, y por otro lado, está el de quienes entrevistamos, porque entrevistamos a 96 pero se habla de muchísimos más”.
Gustavo Santaolalla, el rey Midas de buena parte de los grupos que despuntaron en los 90 y productor ejecutivo del proyecto, fue otro de los entrevistados clave, a quien vemos desde el primer episodio. “Él vivió el rock latinoamericano desde adentro y fue una figura fundamental en su desarrollo”, explica Buscalia sobre el exintegrante de Arco Iris y Wet Picnic.
Para hacerse una idea, su firma aparece como productor musical en los créditos del emblemático álbum Corazones, de Los Prisioneros, ¿Dónde jugarán las niñas?, de Molotov, el seminal Re de Café Tacvba, Libertinaje de Bersuit Vergarabat, Bueninvento de Julieta Venegas y el homónimo debut solista de Jorge González, entre varios más.
El origen
“Algo que siempre decimos es que esta no es la historia de las bandas que hicieron el rock, sino que es la historia del rock. La historia de cómo el rock logró surgir, crecer y avanzar en la región”, explica el director de Rompan Todo.
Luego sigue: “Las bandas que se nombran son clave en esos momentos, o generaron una profunda influencia en las que siguieron después, o hablaron en contra del gobierno”.
—¿Cómo fue ese proceso de selección?
—Unos meses antes de empezar la producción, tuvimos largos días de discusión entre Nicolás Entel, Gustavo Santaolalla y Claudio Kleiman, entre otros periodistas con años y años en el rock. Hicimos una lista con más de 100 músicos, y a partir de ahí, intentamos contactar músicos. Imagínate, si ya es complejo conseguir una entrevista con una mega estrella... bueno, nosotros tuvimos que hacerlo con 96. Una locura absoluta.
“Queríamos también que estuvieran todos los países presentes. El documental recorre la historia del rock, pero lo recorre de una manera muy particular. Contando un poco la historia de Latinoamérica a través de los ojos del rock. Entonces, está muy claro el contexto sociopolítico, desde el cual se nutre el rock y al cual se opone. Por eso para nosotros era importante contar también la represión en la Argentina o la historia de Los Prisioneros en Chile”.
—En ese trabajo de arqueología, ¿dónde situaron el punto de partida del rock latino?
—Es una arqueología que está muy a la vista. No tuvimos que ir muy lejos. Hubo, sí, muchas discusiones o mucho hablar con periodistas y músicos de Latinoamérica. Tenemos la suerte de tener a muchos de esos periodistas y muchos de esos músicos aún vivos.
“Pusimos como punto de partida a Ritchie Valens, porque toma una canción tradicional mexicana, como era ‘La Bamba’, y la hace una versión en estilo de rock. También hay otras grabaciones de la época, como Gloria Ríos, que hizo el ‘Relojito’ y que era una versión en español de ‘Rock around the clock’. Pero lo que pasó con Ritchie Valens es que, más allá de quién estuvo antes o después, abrió un camino de profunda influencia en quienes lo sucedieron. Nosotros creemos que si no hubiese sido por esa muerte prematura, a los 17 años… ¿qué hubiese pasado si ese hombre hubiese podido vivir diez años más? Creo que el rock en Latinoamérica se hubiese acelerado mucho. Por eso lo tomamos como punto de origen, no porque haya sido particularmente la primera grabación de rock en español, sino por lo que generó.
La “Primera A” del rock latino
—¿Cómo describirías el trabajo de búsqueda y curatoría del material?
—Fue... no tengo una palabra, pero creo que la que más se acerca es “absurdo”. La cantidad de horas de trabajo a cargo de un equipo increíble, liderado por Sandra Sandoval y Víctor Bartolomé, que para mí hicieron un trabajo que va más allá del archivo, que era casi de detectives por momentos. Porque uno va primero a los canales de televisión y los coleccionistas. Pero ya después es llamar a los músicos, por si tenían cajas con fotos o cintas, o preguntarles si sabían quién. Entonces comenzaba una cadena en la que te mandan a ver a un fotógrafo, y el fotógrafo ya no vive, entonces hablas con los hijos, que no tienen el material, pero lo van a buscar. Es impresionante, pero agotador. Y una vez que lo encontraste, comienza otra pesadilla, que es la cuestión legal, que si tienes el derecho de usar la foto, quién sale en la foto, quién tomó la foto, dónde se tomó.
“Pasó algo muy interesante, porque al hacer un documental usualmente ves qué material tienes y luego haces las entrevistas, nosotros lo hicimos al revés: hicimos las entrevistas y luego dijimos: ‘Bueno, ahora hay que conseguir el material’. Teníamos una presión donde no podías rendirte. Si había una posibilidad de que existiera ese material, íbamos a llegar hasta el fondo y golpear todas las puertas que fueran necesarias”.
—Algunas críticas resienten la ausencia de miembros de la industria discográfica u otros personajes que, tal vez, hubiesen dado un panorama más amplio de lo que significó el rock latino, ¿cómo lo ves tú?
—Nosotros pudimos hacer el documental solo desde el punto de vista de los periodistas y hacer todo un documental con “los 100 periodistas del rock de Latinoamérica”, o desde los ingenieros de sonido, o desde los asistentes de las discográficas. Hay un montón de ángulos. No es que haya uno mejor o peor. Es el ángulo del que hace el documental. Nosotros, en este caso, y también por una cuestión de afecto, porque crecí haciendo videoclips con la mitad de los músicos que entrevisté. Muchos de ellos son amigos muy queridos. Cuando comenzamos a desarrollar esta idea, creo que fue Nicolás Entel el que dijo: “¿Y si nos tiramos a entrevistar a la Primera A? A los músicos más conocidos”. Recuerdo que la gente de Netflix nos dijo: “Bueno, si ustedes creen que los pueden conseguir…”, “Sí, sí, seguro”, y después nos dijimos: “No sé si se pueden conseguir”. Fue increíble, creo que de alguna manera todos los músicos sentían una necesidad muy parecida a la nuestra, como que esta historia había que contarla. Hay que aprovechar que están casi todos vivos, pero claro nos hubiese encantado entrevistar a Rita Guerrero, Spinetta, Cerati o Pappo... gente que de alguna manera logramos hacer presente en el documental.
“Fue realmente mágico, todos nos dijeron que sí, todos nos dieron un espacio y las entrevistas fueron increíbles, se extendieron. ¡La entrevista con Los Jaivas duró 4 horas! Yo no podía parar de preguntarles cosas. Es tan fascinante su historia. Es tan increíble la historia de ellos y la historia de Chile a través de ellos. No tengo más que agradecimiento para toda esa gente que decidió compartir su historia y se dio el tiempo de compartirla con nosotros. Y si no hubiera sido por la pandemia, hubiéramos seguido entrevistando gente”.
El rock como movimiento
—¿Cómo se diferencia de otros documentales sobre figuras del rock latino?
—Creo que el rock, así como el fútbol y la política, son cosas que calan muy profundo en todos los latinoamericanos. Nosotros queríamos contar el rock como movimiento, o más bien, el rock y la política. Yo celebro la existencia de estos documentales y ojalá haya muchísimos más, porque hay muchísimas historias que contar.
“Nosotros hicimos este proyecto que dura 6 horas, pero podría durar 100 horas y seguirán habiendo historias. Obviamente quedan historias y artistas afuera, pero bueno, es lo que se pudo hacer en 6 horas”.
Si condensar más de cien horas de material en solo seis horas de docuserie fue una tarea, por decirlo menos, desafiante; elegir los discos de cabecera o fundamentales para iniciarse en el rock en español, no fue menos complejo.
“Recomendaría que escuchen, sin dudas, Re de Café Tacvba, La grasa de las capitales de Serú Girán, Canción animal de Soda Stereo, cualquier disco de Los Prisioneros, algún disco de Los Tres y Aterciopelados”, recomienda Picky Talarico.
“Siento que la cabeza me estalla un poco. Pero el playlist que hicimos en Spotify, con las 115 canciones que están en el documental, está muy bueno”. Palabra del director.
Por su lado, Manuel Buscalia propone otro grupo de álbumes para profundizar en el rock trasandino: “Piano bar de Charly García, Perfume de Gabriela Epumer, Almendra, el primer disco del grupo de Luis Alberto Spinetta, Oktubre de Los Redondos, El tesoro de El mató a un policía motorizado y Prender un fuego de Marilina Bertoldi”.
Los seis capítulos de Rompan Todo: la historia del rock en América Latina, se encuentran disponibles en Netflix.
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