Chile será el único escenario fuera de Estados Unidos donde se presentará vía streaming el espectáculo a cargo de la compañía de teatro Manual Cinema. Su terreno de experimentación suele navegar en torno a temas universales que luego son transportados en sus giras en todo el mundo. Pero este año está lejos de ser como los anteriores y fue lo que quisieron representar a través de A Christmas Carol, la adaptación al mundo de las marionetas del cuento del escritor británico Charles Dickens.

A principios de año Manual Cinema estuvo en el Festival Santiago a Mil. Era su primera presentación en Latinoamérica, ocasión en la que llevaron a escena una adaptación de Frankenstein en Matucana 100 y en Rancagua. “Fue increíble, sobre todo presentar en una ciudad fuera de Santiago de forma gratuita a un público al que quizás de otra forma no habríamos accedido. Fue un desafío interesante por la barrera de lenguaje, pero siempre es posible encontrar otras formas de comunicarse”, cuenta Julia Miller desde el estudio de la compañía en Chicago.

Su trabajo ha prescindido casi en su totalidad del diálogo, lo que al mismo tiempo lo posiciona como un material atractivo a la hora de ser exportado. Por lo mismo, A Christmas Carol ha sido un proyecto de inédita factura en muchos sentidos. Si en los años previos viajaban de un lado a otro por el mundo presentando marionetas mudas, en 2020 decidieron innovar y sumergirse en un concepto distinto.

El plan surgió a fines del verano norteamericano, durante el otoño escribieron el guión y en un par de meses comenzaron la manufactura de las marionetas y el proceso de rodaje. “Fue una locura. Además, debido al Covid hubo restricciones en la producción y la cantidad de gente que podíamos tener haciendo el show. Si normalmente hay cinco o seis personas juntas una al lado de la otra, pasamos a tener dos personas en cada sector, lo que nos llevó a reinventar cómo desarrollamos el show”, agrega Miller, fundadora de la compañía creada en 2010.

¿Por qué es importante hablar de estas fiestas y cómo se vive en la actualidad?

Cuando empezamos a trabajar sabíamos que probablemente el virus seguiría alrededor imposibilitando en muchos casos ver a familiares y amigos, así que lo quisimos hacer parte del show. Así llegamos a la idea de que la narradora estuviera en una llamada de Zoom con su familia, luego de que previamente en el año su marido muriera por Covid-19.

¿Cómo es posible releer a Charles Dickens y A Christmas Carol hoy?

Sigue siendo un texto muy relevante porque habla sobre desigualdad de ingresos o la pobreza. Lamentablemente hay muchísimas cosas en el cuento que siguen siendo parte de la sociedad actual. Algo que sí adaptamos fue el lenguaje, ajustando parte del diálogo a formas de expresión contemporáneas. Lo que hace este show tan especial es lo contingente y por lo mismo creemos que tiene una fecha de expiración, no creo que sea algo que hagamos nuevamente.

¿De qué forma consiguen relacionarse con la audiencia o percibir la recepción del público?

Tratamos de descifrar cómo abordar a nuestras audiencias al saber que no podríamos presentarnos en vivo. No están las mismas barreras de acceso, pero sí fue un desafío entregar la experiencia a través de una pantalla, seguir involucrándolos y haciéndolos parte cuando no podemos verlos en la misma habitación. Podríamos haber hecho simplemente un video, pero nos interesan los detalles de la transmisión y ciertos elementos técnicos.

Usualmente, después de un show en vivo la gente se acerca a las marionetas y hace preguntas, por lo que desarrollamos una forma virtual de hacerlo. Disponemos de un chat que permite tener algo del vínculo que solíamos tener. Sin embargo, se pierde la energía previa al show y es muy raro presentar en un estilo de caja. Hoy, por ejemplo, fallaron algunas cosas durante la puesta en escena y lo hizo sentir más como un show de teatro real, generando un contraste más vivo.

¿Como perciben el impacto en el mundo cultural a raíz de la pandemia?

Nos sentimos muy afortunados haciendo material sobre el ahora, considerando también que el teatro y tantas industrias se han visto relegadas por la imposibilidad de reunir gente. Hay un tipo de privilegio en la posibilidad de pensar cómo crear este material y hacerlo virtual. Fue importante hacer algo que hablara al ambiente actual de una forma graciosa, ridícula y reconfortante, pero al mismo tiempo incorporando momentos en que se reconozca la tristeza con la que todos vivimos actualmente. Esperamos proveer dicha pero también un tipo de catarsis que reconozca que este es un tiempo complejo y nos necesitamos los unos a los otros.