Hundir la mano en un saco de legumbres, romper con la punta de una cuchara el crujiente caramelo de la crème brûlée, lanzar piedras en el canal de Saint-Martin, son algunos de los placeres que estremecen a la protagonista de Amélie.

La película fue la apuesta de Jean-Pierre Jeunet para alejarse de los pasajes oscuros de la ciencia ficción y el terror, temáticas muy recurrentes en otras de sus obras como Delicatessen (1991), La ciudad de los niños perdidos (1995) y Alien: Resurrección (1997). En esta entrega ya no vemos mundos ficticios violentos, sino todo lo contrario.

El guión escrito en conjunto con Guillaume Laurant, cuenta la historia de la joven Amélie Poulain desde su infancia hasta su vida adulta. Con mencionar que sus progenitores son descritos como “una neurótica y un iceberg”, es posible hacerse una idea de dónde viene su introvertida y creativa personalidad. Por si no fuera poco, a esto se le suma una tragedia casi surrealista que la traumó cuando era apenas una niña: fue testigo de la muerte de su madre al ser aplastada por una suicida que saltó desde la Catedral de Notre Dame.

Amélie

Al crecer e independizarse, Amélie es consciente de la alegría que le provoca embellecer la vida de las personas y darles un poco de felicidad. Al mismo tiempo, busca hacerle frente a las injusticias que observa.

La trama da un giro romántico cuando se topa con Nino, de quien se enamora sin siquiera conocerlo. Debido a su timidez, se ve imposibilitada para acercarse y expresar sus sentimientos, así que prefiere darle pistas anónimas, manteniéndose como la chica misteriosa que busca un encuentro casual.

“Concebido para dar felicidad”

La película sitúa al espectador en París, pero no es el típico retrato de la Ciudad de la Luz que enfoca paseos por el Sena o muestra a dos amantes besándose ante la imponente torre Eiffel. El lente cinematográfico gira entorno a la cotidianeidad de la metrópoli, esta necesidad surgió cuando Jeunet se encontraba viviendo en Los Ángeles mientras rodaba Alien: Resurreción y lo invadió un profundo sentimiento de melancolía. “Estar lejos de Francia me hizo tener hambre de un París de cuento de hadas, el París de mi juventud”, comentó en una entrevista para The New York Times.

Amélie

Amélie se rodó en el barrio parisino de Montmartre y, tras el éxito mundial, el lugar se transformó en una parada obligada para los visitantes que quieren revivir la película durante su estadía. En efecto, existe un tour llamado “El París de Amélie Poulain”, donde se recorren los principales escenarios de la película como la cafetería Los Dos Molinos, la estación del Metro Abbesses y la Basílica del Sagrado Corazón, entre otros.

La suntuosa cinta rescata la esencia simplista de la vida, dejando al espectador sumido bajo una atmósfera hipnótica de romance y nostalgia. Aquí el trabajo de Yann Tiersen como compositor de la banda sonora, eleva aún más el escenario de ensueño que se acompaña de cuadros propios del cine mudo. Un juego que nació desde las experiencias personales del propio Jean-Pierre.

“Cuando me mudé por primera vez a París, vivía en un área donde había un centro para ciegos, veía a personas ciegas caminando por el vecindario, y siempre quise ir en silencio detrás de uno de ellos, describir todas las cosas maravillosas que los rodeaban y luego alejarme. Pero estaba demasiado asustado, entonces Amélie pudo hacer eso por mí”, recordó el director.

El crítico cultural, Francesc Marí, escribió un ensayo sobre la obra donde explica: “La película abraza al espectador en el París alegre, donde la gente ríe en los bistró, cotillea en los portales, etc. (…) Es un film concebido para dar felicidad a la gente”.

En cuanto al reparto, el director no dudó en escoger a Audrey Tautou para el papel de Amélie Poulain. “El rodaje salió muy bien ya que la actriz era perfecta, así que no tenía nada que decir. Audrey era exactamente el personaje que estaba buscando. ¡Fue un milagro encontrarla tan fácilmente!”, comentó Jeunet en el lanzamiento de la película.

Amélie

Para Audrey Tautou, su participación significó alcanzar reconocimiento mundial como actriz, repercusión que jamás esperó. “Tuve una especie de presentimiento y supe que Jean-Pierre me había escogido y me dije ‘esto va a cambiar tu vida’. Pero jamás imaginé el éxito que iba a tener, ni aprecio del público, ese cariño tan particular”, comentó en 2016 en medio del Festival Internacional de Cine de Morelia.

El elenco cuenta con una mayoría de actores franceses, entre ellos está Mathieu Kassovitz quien encarna Nino Quincampoix, el joven que cautivó a la protagonista. A él se suman los intérpretes Isabelle Nanty, Zio Vittorio, Serge Merlin y Lorella Cravotta, entre otros.

Detallista, idealizado y “poco realista”

Jean-Pierre tuvo dificultades para decidirse en el tema central de la película, sobre todo cuando el proyecto se transformó en una salida de emergencia de sus pasados trabajos sobre mundos postapocalípticos que incluyeron canibalismo. La cinta tenía que madurar.

“Tenía 100 pequeños detalles diferentes, como migajas y necesitaba encontrar la historia principal y estuve perdido durante mucho tiempo, hasta que entendí que el detalle de una niña ayudando a otras personas sería importante”, recordó el director en una conversación con Europa Creativa, donde también habló de las pocas expectativas que se tuvo al principio. “Recuerdo que con Amélie fui a una productora francesa y me dijeron que tal vez podría obtener un millón de euros como máximo. Estaba bastante deprimido porque Delicatessen tuvo éxito en todas partes, pero se equivocaron. Un millón fue solo en un país y se convirtió en un éxito probablemente porque la historia es muy internacional”, aseguró.

La película fue distribuida por Miramax y Manga Films, llegando a los cines estadounidenses, latinoamericanos y asiáticos. A su vez, se estima una ganancia de 174 millones de dólares, según Box Office Mojo.

El fabuloso destino de Amélie Poulain logró posicionarse como el segundo filme de habla francesa con mayor éxito en la taquilla, luego de Intouchables (2011). Por otro lado, obtuvo varios galardones y nominaciones como los Premios César (2001), ubicándose como Mejor Película y Mejor Dirección.

Amélie

En cuanto a la crítica se cuestiona bastante la imagen de un París idealizado y “poco realista”. Así mismo, fue rechazada para participar del Festival de Cine de Cannes de 2001 e incluso el periodista Serge Kaganski acusó a Jeunet de limpieza étnica, ya que considera que faltó diversidad racial y pobreza.

Ante esto el director respondió: “Lo que dice este Kaganski es tan horrible, tan loco (…) Solo quiere películas que sean completamente reales, como un documental. ¡Eso es fascismo! Tiene que haber espacio para otras visiones, ¿no?’', comentó para The New York Times. Los cuestionamientos nacen a raíz del trabajo de postproducción que alteró gran parte de las escenas con el fin de hacerlos más atractivos. Jeunet explicó: “Debido a que filmamos en digital, pude hacer cosas como realzar todos los colores, eliminar la basura de las calles y agregar muchos pequeños efectos especiales. Fue genial para mí”.

En 2019, el director adelantó para IndieWire que se encontraba trabajando en el guión de un falso documental sobre el rodaje de la película. Aunque aseguró que se trata de una producción de bajo presupuesto y de “humor estúpido”, será el regalo para los amantes de Amélie —que hace tiempo vienen exigiendo una segunda película, cosa que Jeunet descartó— en su vigésimo aniversario.