El mundo de las artes lamenta la muerte del experimentado actor Tomás Vidiella, producto del debilitamiento de su salud por haber contraído coronavirus.
El actor Jaime Vadell comenta que fue internado el pasado jueves. Él era su amigo y trabajó con el fallecido actor en los últimos cuatro años presentando Viejos de mierda junto a Coco Legrand, la obra de teatro más vista en Chile de la última década. Vadell dice que, contando los ensayos, son aproximadamente cinco años en que fueron compañeros, compartiendo distintos momentos y escenarios.
Culto conversó hoy con Jaime Vadell, quien comenta cuándo fue la última vez que pudo compartir con Tomás Vidiella en persona.
“Cuando estuvimos bastante tiempo con él, fue cuando fuimos a ver Orquesta de señoritas, después de la función comimos con él y él no sabía que estaba contagiado”, dice el artista. Este último encuentro tuvo lugar el domingo antepasado.
“Él fue uno de los grandes agitadores culturales de este país. Entre otras cosas, fabricó, ideó, puso de pie, como cinco salas de teatro, de todo porte y de todo tipo. No hay nadie que lo haya hecho de forma independiente”, comenta Jaime Vadell consultado por el legado que deja en las artes su colega.
De hecho, fue gracias a la gestión de Tomás Vidiella junto con otros artistas que nacieron los teatros El Túnel, Hollywood, El Conventillo y Anfiteatro Lo Castillo, que en su conjunto fueron un polo de atracción a las artes escénicas para el público por décadas. Tomás Vidiella importó el formato del café concert a Chile, imbuido por las ideas que vio en su paso por el extranjero y con la intención de darle un aire nuevo al teatro chileno.
Esas ganas de entregarle lo mejor al público se seguían materializando hasta hace unas semanas, cuando el actor encabezaba las primeras presentaciones de Orquesta de señoritas en el Teatro Oriente en Providencia, junto a Luis Gnecco, Cristián Campos, Mauricio Pesutic y Francisco Medina, quienes interpretaban los roles de los personajes femeninos de la obra. Cabe recordar que Tomás Vidiella dejó una huella en la historia del teatro chileno, al ser el primer actor en encarnar a un personaje travesti en 1976 en Cabaret Bijoux, obra que se presentó en los próximos 10 años con mucha popularidad, pavimentando de alguna manera el camino para que en Chile hubiese una mayor diversidad en la representación teatral.
“Él tenía esas ganas de trabajar, pero lógico. Trabajó hasta una semana antes de morirse”, dice Jaime Vadell, lamentando la partida de su amigo.