La historia del actor de 62 Historia de un Mundial que perdió un ojo en el estallido social
Vicente Muñoz, un estudiante de Actuación de la Universidad de Chile, es parte de la serie que emite TVN donde interpreta a Miguel. El parche que luce en el ojo izquierdo se debe a un trauma ocular sufrido durante una manifestación en noviembre de 2019. Acá la historia de cómo llegó a la serie, cómo ha sido trabajar con su nueva condición, y cómo ha sido verse en pantalla.
Algo que el actor Ramón Llao siempre solía preguntarle durante las grabaciones era qué cosas veía y cuáles no. Es que con el vistoso parche en el ojo izquierdo, Vicente Muñoz (2001) debió adaptarse al trabajo actoral con una nueva realidad.
“Empecé a entender cómo redirigir mi mirada, o no mirar ciertas cosas a sabiendas de eso. En general, el elenco me instó a jugar mucho y el juego en mi opinión, es de los mejores entornos para crear actoralmente”, cuenta en contacto con Culto.
Durante estas semanas, el delgado estudiante de Actuación de la Universidad de Chile ha aparecido en las pantallas de TVN como parte del elenco de la serie 62 Historia de un mundial, donde interpreta a Miguel, el hermano menor de Luis Eyzaguirre. La familia del lateral derecho aparece reunida en el club Rajadiablos donde no se pierden los partidos gracias al flamante nuevo televisor, comprado a cuotas.
La serie, rodada en enero de 2020, significa el debut absoluto de Muñoz en el trabajo audiovisual. “Esta es la primera experiencia audiovisual, antes había trabajado solamente en teatro, siendo de las cosas más importantes una visita del montaje al festival EMTIJ celebrado ese año en Colombia. Aprendí mucho del oficio y del alcance e impacto que puede llegar a lograr con el espectador”, señala Muñoz.
“Un segundo cumpleaños”
Lo del parche en el ojo izquierdo, tiene una explicación relacionada con los hechos vividos en el país durante el estallido social. “Fue el 11 de noviembre del 2019, ya a esta altura es como un segundo cumpleaños, han pasado tantas cosas en tan poquito tiempo que siento que fue hace décadas jaja. He estado centrado en acostumbrarme, quizás por eso se me hace tan poco”.
Ese día, Vicente Muñoz recibió el disparo de un perdigón por parte de un efectivo de Fuerzas Especiales que le hizo perder el ojo izquierdo, mientras se encontraba en una manifestación en Plaza Italia.
“Recuerdo cómo fue el disparo, los primeros auxilios y el hospital del primer día. Yo supe al día siguiente que había perdido el globo ocular entero, y desde ese punto en adelante me cuesta un poco más el recordar todo lúcidamente”, cuenta.
Los días siguientes, Muñoz pasó por rehabilitación. “Estuve bajo tratamiento en el PIRO (Programa Integral de Reparación Ocular) en el que por suerte me trataron con una frecuencia regular, cosa que no siempre ocurre. Hasta el día de hoy, compañeres que han sufrido trauma ocular sufren las irregularidades del programa, y para las mejoras de este aboga la Coordinadora de Víctimas de Trauma Ocular”.
-¿Qué piensas de la acción del poder judicial en tu caso?
-Llevo una querella penal, y es un proceso largo largo, me quita fuerzas pensar en que algo cambiará con la aplicación de la ley. Hemos visto tanta impunidad que es difícil creer en que pasará algo más allá de que se desvincule de la institución al Fuerzas Especiales que me quitó el ojo. Pero entiendo que son procesos largos, por lo cual espero que en algunos años ya tener claridad sobre el asunto.
-¿Esperas algún tipo de reparación desde el Estado?
-Pero claro que sí, es de sentido común esperar que el Estado se haga cargo de sus acciones, desde mutilaciones hasta asesinatos y todo lo que está entre medio. Es ya conocido que a lo largo de la historia de nuestro país que se violan los derechos humanos, y con conocimiento de causa de hechos en dictadura y en transición me resulta insólito que se piense lo contrario.
“Cuando estaba haciendo el casting me dicen que en la Chile, hay un cabro de primer año que es igual al Nico Zárate, y lo llamé”, así recuerda el director Rodrigo Sepúlveda cómo se gestó la llegada de Muñoz a la producción, debido a su similitud física con el actor que encarna a Luis Eyzaguirre en la serie. En rigor, quien hizo el nexo fue su profesor de actuación, cercano a la productora.
Por su lado, Muñoz recuerda: “Más que un casting como tal, fue una conversación con la producción, Ocoa films. Me llevaron al lugar en donde trabajaban, conocí parte del equipo y me iban contando de qué iba la serie y preguntándome cosas sobre mí. Hubo onda suficiente para que llegaran las preguntas grandes, y acepté de lo más contento pues”.
Sepúlveda comenta que fue tras esa selección que ocurrieron los hechos en que el actor sufrió el trauma ocular. “Fue entre el casting y la grabación que perdió el ojo”. El actor también lo recuerda. “Me comentaban desde la productora que me tenían considerado desde antes del estallido social y, como todas las cosas, tuvieron que parar en esas fechas. Cuando reanudaron actividades me parece que ya había sufrido el disparo”, agrega el actor.
Por supuesto, Muñoz se tomó su tiempo para decidir si finalmente participaba en la serie tras la ocurrido. “En esos días estaba con mi mamá y una de mis hermanas, y fueron largas conversaciones, era muy complicado desde muchas perspectivas, que la salud mental, que las lesiones físicas, intervenciones quirúrgicas pendientes y un sin fin de cosas que se debían considerar antes de siquiera dar algún visto bueno”.
Después de evaluarlo, decidió seguir adelante. “Cuando finalmente acepté había mucha expectativa y todo mi entorno estaba bien contento, si mal que mal esta oportunidad laboral era algo muy bueno dentro de tanta tragedia, así que me regalaron sus mejores deseos ¡y pa’ delante nomas!”, agrega.
Rodrigo Sepúlveda recuerda cómo fue volver a verlo. “Cuando llegó a hacer la prueba de luz, se sacó la polera y tenía el pecho lleno de perdigones. Con la vestuarista nos miramos y nos queríamos poner a llorar, ¡y es un niño!”, señaló a Culto.
Así, Muñoz se incorporó de lleno a encarnar a Miguel, y tendría de “padres televisivos” a Daniel Alcaíno y Berta Lasala. El trauma ocular de Vicente obligó a realizar algunos cambios en el trabajo. “Tuvimos que adaptar el guion, trabajar con él, hablar con su sicóloga. Por eso Daniel Alcaíno -no me acuerdo si en el capítulo 2 o 3-, le dice ‘usted que lo ha sobreprotegido tanto porque perdió un ojito’”, recuerda Rodrigo Sepúlveda.
Por supuesto, el hecho de contar con un ojo menos, le trajo complicaciones a Muñoz a la hora de rodar. “Imagínate que en ese entonces iba a terapia ocupacional para practicar como servir un vaso, me caí de espalda al leer en el guion cosas como: recorta con tijeras, maneja, baila, descarga cosas. En ese momento, recién me habían sacado un perdigón dentro del brazo que me obstruía el uso de la mano izquierda ¡siendo zurdo! Pero creo que todo se hizo más fácil una vez me entregué al elenco, al equipo, a la dirección, de verdad que el grupo de personas hicieron que mi parte en el trabajo fuese lo más sencilla posible y se los agradezco un montón”.
Una familia pegada al televisor
-¿Qué tal es verse en las pantallas de TVN y que te vea todo Chile y el mundo?
-Es muy extraño la verdad, yo al entrar a estudiar nunca sentí particular interés en una carrera audiovisual, pero la vida da muchas vueltas ¿no? Ja ja. A mi entorno le emociona mucho verme en la televisión, ¡tuve a mi familia pegada a la tele igual que como en el club Rajadiablos! Desde el estreno que me han llegado muchos mensajes de cariño y ánimo, y creo bonito que se genere eso dentro de este contexto pandémico tan complicado. Viene a sacarme del pensamiento negativo como “¿pero como el restaurante abre y el teatro no?” jaja.
-¿Qué recuerdas de las grabaciones?
-Que fueron maravillosas, mucha espera, calor, focos y recordar tener todo en silencio para cuando se grabe. Se quedaron muchas sensaciones en mí que ahora me hacen ir hacia adelante y profesionalizar el oficio que he ido adquiriendo de a poco.
-¿Cómo fue relacionarse con actores de la talla de Daniel Alcaíno, Berta Lasala, Ramón Llao?
-Al principio me ponía muy nervioso, yo me crié viendo mucha tele y cuando chico había visto mucho al Yerko del Alcaíno y nada, un agrado que el haberle visto por primera vez en persona fuera para nada menos que hacer una escena juntos. Y así con el resto del elenco, había visto trabajos de La Berta y del Ramón, pero nunca me esperé compartir escena con ellos y fue de lo más estimulante, todos me aportaron un poquito de su visión de la actuación y me ayudaban con los textos si es que estaban un poco flojos y tal. Con la Rocío nos llevamos súper bien y un agrado conocerle, tiene una energía genial al momento de actuar. Totalmente un privilegio haberle echado un ojo a cómo trabajan estas personas.
-¿Pudiste conversar con Nicolás Zárate durante el rodaje?
-¡Sí! Se me hizo muy familiar al tiro, hablamos desde nuestras distintas épocas sobre la escuela, de qué música nos gustaba y es un bonito ser, le rondaba el cariño hacia lo que hace y disfruté mucho habérmelo topado en los sets.
La serie 62 Historia de un mundial emitirá sus dos últimos episodios los días sábado, a las 22.35 horas.
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