La revancha y una fiesta de disfraces: Fito Páez y la historia de El amor después del amor
A propósito de la nueva versión que este viernes el cantante colombiano Juanes estrenó del single El amor después del amor, en Culto recordamos la historia de un álbum fundamental que metió a Páez en la cima de la música popular trasandina. El disco estuvo marcado por el deseo del rosarino de tomarse revancha de los golpes bajos que le había dado la vida, y por la inspiración de un nuevo amor que había llegado a su vida.
Lo habían echado del sello EMI bajo el pretexto de que sus canciones eran “poco comerciales”. A principios de lo ‘90, Fito Páez buscaba de alguna forma tomarle por asalto una revancha a la vida. Sus abuelas rosarinas habían muerto pocos años antes a manos de un sicópata y había terminado una relación con la cantante Fabiana Cantilo.
Esa “nueva oportunidad” llegaría de mano de lo que mejor sabe hacer: canciones. Para ello, y con un presupuesto ínfimo, Páez comenzó trabajar un álbum en compañía de un productor chileno, Carlos Narea, quien no tenía experiencia con artistas trasandinos.
“En 1991 me concretaron una reunión con Fito de media hora en un hotel de Caracas. Fue una locura de autos y guardias corriendo, casi como si se tratara de una cumbre de presidentes. Nos vimos en su pieza y sintonizamos de inmediato: me dijo que quería un disco muy lírico y que pronto me mandaría la primera maqueta”, dijo Narea en declaraciones a La Tercera, en 2012.
Esa primera maqueta llegó una semana después, e incluía el tema Tumbas de la gloria. “Lo escuché y casi me caí de la silla. No podía creer que pudiera cantar una estrofa con tantas letras y así de complicadas. Era incomparable y eso lo hizo aún más atractivo”, señala Narea en la nota señalada.
Las grabaciones comenzaron en un pequeño estudio. Así lo recordó el guitarrista del álbum, Ulises Butrón: “Era un lugar llamado ‘La escuelita’, donde todo era pequeño, siempre pensando en un disco normal. El presupuesto también fue muy limitado, ni comparado con los US$ 3 millones que nos dieron para Circo Beat”.
Por el estudio, aparecieron cracks de la música trasandina que colaboraron en el disco: Charly García (de quien Páez había sido parte de su banda), Luis Alberto Spinetta, Gustavo Cerati, Andrés Calamaro y Mercedes Sosa, entre otros.
“¿Me servís vino?”
En rigor, la primera vez que la vio no fue en directo, sino a través del celuloide. Corría 1983, y Paéz, entonces un joven flaco y largirucho, vio en el cine la película Laberinto de pasiones, de Pedro Almodóvar (la segunda en la filmografía del manchego). Y simplemente se escandiló con la protagonista del filme, la argentina Cecilia Roth.
Años después, en 1991, y con Páez ya soltero, inesperadamente, el músico tuvo la ocasión de conocerla, cuando ella había vuelto a la Argentina desde su residencia en España. Se toparon por primera vez en una fiesta de disfraces en Punta del este. Para abordarla, el hombre de “Ciudad de pobres corazones” usó un truco añejo, pero efectivo: “¿Nena, me servís vino?”, le dijo.
Por esos días, la rubia era una mujer casada, pero su corazón terminaría por decirle otra cosa y pronto comenzaron a salir.
Gran parte de las canciones de El amor después del amor están dedicadas a ella. De hecho, la canción Un vestido y un amor, Páez la compuso en el departamento de Cecilia.
“Esta canción surgió una noche, yo no tenía ni 30 años. Terminé en la casa de una mujer que nunca pensé que me fuera a dar bola. Era la mañana y ella quería que me fuera”, contaría Páez en 2012, en un concierto en el Planetario de Argentina. Pero en vez de marcharse, el rosarino encendió un cigarrillo, tomó ubicación en un piano del hermano de la actriz (el músico Ariel Rot, de Los Rodríguez) y compuso el tema.
Entonces, no es de extrañar que Roth haya asistido a varias de las sesiones de grabación del álbum. Narea lo recuerda: “Ella fue a todas las grabaciones para estar cerca de Fito, lo que era un reflejo de un hombre feliz. Estas canciones no nacieron del desamor, sino que de un artista contento de vivir”.
“Lo que estaba viviendo era un premio por toda la tragedia previa”, señaló Páez más tarde.
Curiosamente, años después compartirían brevemente set de rodaje en un filme de Almodóvar, pues Páez realiza un brevísimo cameo en Todo sobre mi madre (1999). El músico aparece aplaudiendo como parte del público que ve la actuación de Manuela (Cecilia Roth) suplantando a Nina (Candela Peña) en la obra Un tranvía llamado deseo.
El álbum vuelve a la palestra gracias a su single principal, El amor después del amor, reinterpretado por el colombiano Juanes, y que es adelanto de su inminente nuevo álbum, titulado Origen.
“El Amor Después del Amor es una de mis canciones favoritas del rock en español de los 90, desde el día que salió, lo que significó y sigue significando para mí y para toda una generación. Admiro a Fito, admiro su grandeza como compositor y su influencia en el Rock Latino, por eso es un honor para mí poder presentar esta versión de su canción, mi versión”, dijo el cafetero.
El resto es historia conocida: el álbum vendió un millón 200 mil copias, y según consigna el libro 50 años de rock en Argentina, vendió la cifra de 30.000 copias en dos días, y al terminar la semana ya llevaba 50 mil. Todo un record que elevó a Páez al Olimpo de la música popular argentina.
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