“Su condición es delicada”: la grave descompensación que envió de vuelta al hospital a Patricio Manns
A un año de estar internado en una clínica de Reñaca como consecuencia de su diabetes, el cantautor, escritor e ícono de la Nueva Canción Chile debió volver a ser ingresado al mismo recinto asistencial, donde a comienzos de septiembre falleció su esposa. Una descompensación generalizada el pasado miércoles lo tuvo en riesgo vital y frena temporalmente sus planes de retorno, que incluyen talleres, un libro de memorias y un concierto en su homenaje en el Teatro Caupolicán. Si bien en los últimos días ha evolucionado, el diagnóstico del artista de 84 años sigue siendo reservado.
Hasta hace una semana Patricio Manns (84) celebraba entusiasmado su regreso a la música y mantenía sin mayores alteraciones su rutina de los últimos meses. Todas las mañanas, en su casa en Concón, escribía algunas páginas de su próximo libro de memorias, escuchaba música junto a su hija Liselotte, a lo que en ocasiones le seguían ensayos con su banda o conversaciones telefónicas con viejos amigos. Un año después de haber sido hospitalizado de urgencia a causa de su diabetes, el cantautor, escritor e ícono de la Nueva Canción Chilena se encontraba de buen ánimo y estable de salud, a tal punto que se había animado a dictar unos talleres online sobre poesía y música que comenzarían el pasado miércoles 25 de agosto. Pero ese mismo día, cuando despertó, Manns no se sintió bien.
“Él estaba perfecto, lleno de vida, se levantaba feliz todas las mañanas, escribía su libro. Pero el 25 de agosto despertó descompensado nomás, se sintió mal, le dolía su estómago, tuvo un poco de fiebre. Y desde entonces hemos estado unidos como familia esperando que se recupere”, relata Liselotte Manns, hija del cantautor, quien lo cuida y asesora a toda hora desde hace un año exacto, cuando el autor de Arriba en la cordillera debió ser ingresado a la clínica Bupa de Reñaca por complicaciones derivadas de su diabetes, mientras su esposa, Alejandrina Lastra, era hospitalizada en el mismo recinto por un avanzado cáncer de colon, falleciendo días después.
Lo ocurrido el miércoles envío de vuelta al músico al mismo recinto asistencial. De paso, revivió los miedos y preocupaciones en el entorno de Manns, quien hace sólo diez días declaraba a este medio que había logrado salir “del infierno”, al tiempo que anunciaba su retorno a los escenarios con un concierto en su homenaje de dos noches en el teatro Caupolicán, agendado para noviembre próximo, con la participación de colegas como Quilapayún, Daniel Muñoz, Eduardo Peralta, Alvaro López, Chinoy y las dos facciones de Inti-Illimani.
Hoy, dicen sus cercanos, su estado es grave y su diagnóstico reservado, pero con cierta evolución desde el miércoles, cuando los especialistas que lo trataron incluso determinaron que se encontraba en riesgo vital. Dos días después su hija pudo ingresar a verlo a la pieza -se encuentra aislado y con visitas restringidas por el protocolo Covid implementado por la clínica- y lo encontró mejor, aunque sigue delicado y aún no está claro si el episodio le dejará secuelas.
“No lo puedo ver porque está en observación, pero está evolucionando de a poco dentro de su gravedad. Está fuera de riesgo vital pero su condición es delicada”, indica Liselotte, quien está en contacto permanente con el equipo médico que atiende a su padre. “Estoy esperando un milagro, un buen resultado para traérmelo a la casa”, dice.
Según explica Liselotte Manns, la decompensación que sufrió su padre hace una semana fue “bastante grande”, y que debido a su condición y a su edad el pronóstico inicial fue preocupante. “Los médicos me dicen que al ser un diabético insulínico el riesgo también es mayor, porque lleva muchos años luchando con esta diabetes. pero los últimos días sus niveles de azúcar en la sangre estaban bien. Nada hacía presagiar que él se pudiera descompensar”, cuenta.
Pese a todo, los cercanos al artista no pierden el optimismo. Tampoco Manns. “Tuve la oportunidad de verlo un ratito el (viernes) 27, nos abrazamos, le di harta fuerza y él me dijo que no se va a morir, que lo espere aquí. Así que en eso estamos”, cuenta su hija.
Por ahora, tanto los talleres por Zoom que dictará el solista como los recitales en el teatro Caupolicán siguen en pie, a la espera que el autor de El cautivo de Til-Til se recupere y pueda cumplir con sus compromisos agendados. Todo dependerá de cómo evolucione su salud por estos días y de su respuesta al tratamiento.
“Hay hartos proyectos que él quiere continuar”, dice Liselotte, quien ha sido el principal soporte del cantautor durante los últimos doce meses, reemplazando en parte las labores que ejercía Lastra, representante y brazo derecho de Manns durante las últimas décadas.
Además de los conciertos de noviembre y los talleres, el escritor quiere terminar su autobiografía “sin censura” -como él mismo la ha llamado- y estar presente para el estreno de De la cordillera al mar, el documental que el realizador Marcel Dupin prepara en torno a su vida y obra, y que incluirá justamente el registro de las dos noches en su honor en el teatro Caupolicán. De paso, sus cercanos y algunos compañeros de profesión esperan que se recupere para volver a postularlo al Premio Nacional de Música en 2022, el reconocimiento que consideran se le debe por una influyente trayectoria de más de medio siglo.
“Él está tranquilo, es un hombre fuerte, un guerrero”, asegura su hija. “Mi padre no le tiene miedo a la muerte y eso es lo que a mí más me tranquiliza, porque sé que va a salir adelante”.
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