Silvana sonríe tras dormir pocos días. En el último mes ha viajado entre México y España, y además ha debido realizar largas jornadas de prensa para promocionar su más reciente single, Marchita. Asegura, eso sí, que de a poco se ha ido acostumbrando al ritmo que ha adquirido su carrera: “Vamos todos aprendiendo a generar momentos de descansos dentro de esta vorágine de trabajo que es lanzar un disco, mantener esos espacios para comer bien, dormir bien, para estar con la familia”, cuenta la cantautora en conversación con Culto.

El destino de la originaria de Coatepec, Veracruz, estaba trazado desde su niñez. Nació en un hogar dónde la música reinaba: sus padres eran instrumentistas de orquesta. Fue su pasión por la literatura, las melodías y la necesidad de sacar fuera las emociones lo que la llevó a convertirse en cantautora. “Cuando descubrí el universo de las canciones, que era este lugar donde podía mezclar mis dos pasiones, la libertad de la música y de las palabras, podía expresar realmente lo que yo quería decir y descifrarme a mi misma”, comenta desde su casa en Ciudad de México.

Ya como estudiante de jazz en la Universidad Veracruzana en 2016, la vida le hizo toparse en un taller con el guitarrista de jazz estadounidense Charlie Hunter - conocido por trabajar junto a artistas de la talla de John Mayer, Frank Ocean y Norah Jones-. “Hey, we should make a record”, le dijo Hunter a Estrada. Y así comenzó la primera travesía: con 19 años, se encaminó a grabar su primer LP, titulado Lo sagrado.

Terminado el proyecto -donde comparte autoría con Hunter- el training de la creación artística primó y abandonó la universidad. Partió a Nueva York para grabar su EP Primeras canciones (2018). Estando allá se enteró que Lo sagrado fue profanado por un externo a la producción y se había filtrado en redes. Tras meses disponible, se logró bajar y el álbum se editó oficialmente en 2020.

A pesar de las dificultades en esos primeros años, la carrera de Estrada fue creciendo y llamó la atención de los medios, tanto así que El País la llamó la nieta definitiva de Chavela Vargas. También ha sido reconocida por sus compatriotas Julieta Venegas y Natalia Lafourcade, con quien ha forjado una amistad: la tradición por las raíces de su país ha determinado una complicidad personal y creativa.

Entre los últimos trabajos que ha presentado Silvana Estrada está Marchita, el single que da luces de cómo será su tercer disco de estudio. Se trata de una canción que clava en su letra los reproches del desamor tras un quiebre.

¿Cómo fue el proceso creativo con el que nace Marchita?

Marchita es parte de una serie de canciones que están en mi nuevo disco y que fueron realmente parte de un proceso en el que yo salí de una relación. Un poco el duelo. Fue como este espacio donde me tomé el tiempo de investigar mis sentimientos, mirar hacia adentro. Al mismo tiempo tiene un poco de humor de la música mexicana, como del orgullo de “yo hubiera sabido, no te hubiera escrito nada, ni te hubiera besado”. Para eso fue importante, dentro de este universo exploratorio interior, buscar en mi mexicanidad y en esa mexicanidad encontré a autores como José Alfredo Jimenez, Agustín Lara, Alvaro Carrillo.

Una forma que ha utilizado para presentarse es como “un alma vieja”. ¿De dónde viene esta etiqueta?

Yo digo que soy un alma vieja por varias cosas. Yo creo que la primera es la música que escucho. Es música de gente que ya no está viva. Por ejemplo, escucho mucho de Billie Holiday, Ella Fitzgerald, Violeta Parra, Mercedes Sosa, Soledad Bravo. Me gustan mucho las voces antiguas. Y leo cosas también. Como que tengo un afán, no por la antigüedad realmente o por la vejez, sino por lo atemporal.

Aparte de Violeta Parra ¿tiene alguna otra relación especial con artistas chilenos?

Tengo varias personas que amo de Chile, unas actuales y otras no. Me encanta Vicente Huidobro. Me encanta él, me encanta Violeta Parra, me encanta Nicanor Parra. Y de músicos que esté oyendo, y de hecho anda por México, Benjamín Walker. Él es un amigo muy querido. Respeto mucho su trabajo, me gusta mucho como canta, como compone. Yo siento que en Chile hay una manera muy bonita de expresarse. La misma Mon ¿no?

¿Podríamos ver alguna colaboración chileno-mexicana con alguno de ellos?

Yo creo que sí, yo creo que pronto. Con Benjamín hay un plan por ahí.