Del otro lado del teléfono se manifiesta sorprendida por los hechos ocurridos desde el pasado jueves, cuando el Concejo municipal de Las Condes negó la subvención directa a la Fundación Teatro a Mil para desarrollar tres obras al aire libre (Rouge, 31 minutos: Don Quijote de la Mancha y la dinosauria Pichintún) en el marco del Festival Santiago a Mil 2022. Todo por un monto inicial de 120 millones, que luego bajó a 90.
En la resolución definitiva, la asignación se rechazó por siete votos contra tres (cuatro republicanos, dos UDI y un RN). ¿Los motivos? Desde el eventual carácter ideológico de las obras hasta que los montos solicitados fueron considerados “excesivos”.
Aunque de todas maneras, en el Teatro Municipal de Las Condes habrá 6 obras en el marco del festival. Por ello, la directora de la fundación, Carmen Romero, se dio el tiempo para conversar con Culto acerca del tema y dar a conocer sus impresiones.
Los concejales de Las Condes que votaron en contra aseguraron que los montos eran “excesivos” dada la situación del país. ¿Qué opina de ello?
Más allá de los montos, estamos saliendo de una pandemia, estamos buscando reactivar el festival. Tenemos 30 años ininterrumpidos de hacerlo, y hemos presentado espectáculos gratuitos para la gente. Hemos construido en estos años es un modelo de financiamiento público/privado, donde además de BHP que ha sido nuestro presentador con el que hemos trabajado por más de 20 años, de estar en una glosa presupuestaria, buscamos que todos los municipios aporten en la medida de lo que pueden.
Pero, ¿considera que los montos son excesivos?
No tiene que ver con platas más o platas menos, es si consideramos o no que las artes son indispensables para nuestros niños y niñas. Es invertir en los futuros, por eso, nuestro lema de este año es Imagina crea futuro. Yo no había escuchado esto en 30 años.
El concejal Sergio Melnick señaló que Teatro a Mil ha recibido 600 millones sin ninguna rendición, lo cual hizo que él y otros concejales votaran en contra, ¿es efectivo?
Todo lo que nosotros hacemos, cada peso, los señores concejales y el Ministerio de las culturas pueden dar fe, es rendido y auditado completamente. Me parece que es desconocimiento total de cómo hacemos las artes y las culturas. Firmamos un convenio. Todos nuestros estados financieros están puestos en nuestra pagina web porque defendemos y creemos en la transparencia y apertura de la información. Además, todos los años tenemos que hacer informes al ministerio por ley de donaciones culturales. Nunca había sido un tema y no lo va a ser. Me sorprende que lo digan ahora, porque si no hubiésemos sido transparentes no habríamos estado todos estos años en ese municipio.
También se argumentó que no eran obras compatibles con la ideología de la comuna o demasiado “ideologizadas”. Incluso, la concejala Vanessa Kaiser señaló que Pichintún promovía el nihilismo.
Lo que aquí importa es como entendemos la democracia. Estamos hablando de tres obras de gran envergadura. Un espectáculo bello que viene de Francia que va a trabajar con performers chilenos, que tiene grúas, que solo invita a mirar el cielo; un Quijote que hizo 31 Minutos; y una Pichintún que es una dinosauria llena de ternura para los niños, para las familias. Si eso lo encuentran ideológicamente perverso, yo no sé qué podrían elegir vía concurso público.
¿Qué piensa del tema?
Tenemos una visión muy diferente a ellos [los concejales], no queremos que impere la intolerancia, la censura, no hay lugar. Estamos en el siglo XXI, no es posible tener ese tipo de pensamiento. No es lo financiero, el tema es ideológico. Vamos a defender el acceso gratuito a la cultura, vamos a defender esta democracia porque así la queremos vivir. Desde la Fundación Teatro a Mil la queremos vivir en la calles, con cultura. Lo que está en juego es que no podemos permitir la intolerancia, la censura.
Los concejales señalan que ellos se niegan a una subvención directa, y que Teatro a Mil debiera pasar por fondos concursables. ¿Estarían dispuestos?
Para nosotros, los fondos concursables no es una manera de ser democráticos, porque no sabemos la ideología que hay cuando eliges una obra, por qué una sí y otra no. Eso es un asunto que tienen que ver ellos, de ver cómo lo resuelven de ahora en adelante. Para mí, el punto más grave ha sido decir que por ideología nos dejan fuera de Las Condes, para nosotros ese es el tema. Vivimos la democracia estando en las calles, estar conectados unos a los otros, es lo que más nos importa. El tema es libertad de expresión, la libertad de la creación.
¿Usted cree que debiera haber algún tipo de modelo de financiamiento cultural que no dependa tanto de las administraciones de turno?
Año tras año estamos en este proceso con el Ministerio de las culturas. Defendemos totalmente las subvenciones directas a instituciones que tienen prestigio, que llevan años de trabajo, que han demostrado que para su existencia, para asegurar su futuro, necesitan esa seguridad. Yo agradezco a BHP que nos permite soñar y pensar en un festival. Cuando pones a Chile en el calendario de grandes artistas necesitas dos o tres años, no es fácil hacerlo. Fue complejo durante la pandemia, pero nos reinventamos. La OMS dice que para salir de la pandemia necesitamos mejorar nuestra salud mental, y las artes son un vehículo. Ningún festival del mundo, como Avignon o Edimburgo, está postulando a fondos todos los años, eso no existe.