Una de las plumas más reconocidas del mundo hispanohablante ha muerto. A los 61 años, este sábado la escritora Almudena Grandes (Madrid, 1960) falleció producto de un cáncer, desatando el luto en torno a una de las figuras más apreciadas de las letras de España.

Su obra se abrió venciendo los pronósticos. Sin haber podido estudiar literatura, Grandes primero se desempeñó como historiadora, hasta que a los 29 años debutó en las librerías con Las edades de Lulú (1989), un éxito rotundo en que mediante una prosa distinguida presentó el despertar sexual y las decepciones de una joven de 15 años. Fue adaptada por el cineasta Bigas Luna en 1990 en una película que no estuvo a la altura.

Cierto componente de las novelas de Grandes también inspiró a otros realizadores a llevar a la pantalla sus escritos. En Chile, Boris Quercia realizó una miniserie con TVN (Geografía del deseo, 2004) a partir de Atlas de geografía humana, su libro de 1998 sobre cuatro mujeres de una editorial que al tiempo que encaran un nuevo proyecto deben lidiar con las sombras y las luces de la vida.

Su mayor reto lo emprendió probablemente en la última década. Bajo el nombre Episodios de una guerra interminable, la autora inició una ambiciosa saga histórica en que le interesaba abordar distintos pasajes del siglo XX, con el interés en retratar tanto los grandes acontecimientos como también aquellos más cotidianos y pedestres.

A esa saga pertenecen a Inés y la alegría (2010), El lector de Julio Verne (2012), Las tres bodas de Manolita (2014), Los pacientes del doctor García (2017) y La madre de Frankenstein (2020). Esa elogiada empresa literaria la convirtió en 2018 en ganadora del Premio Nacional de Narrativa, convocado por el Ministerio de Cultura de España y del Premio Jean-Monnet de Literatura Europea 2020, en ambos casos en reconocimientos a Los pacientes...

“España es el único país de Europa que no tiene una política de memoria”, aseguró en 2017 a Culto al presentar el cuarto de esos tomos en el contexto de la Feria del Libro. “Hay que dar vuelta la página, claro, pero primero hay que leerla”.